viernes, 21 de julio de 2017

LOS HUMANOS SON CUERPO Y ALMA, EN DOS GÉNEROS

EL SER HUMANO

LOS HUMANOS SON CUERPO Y ALMA,
EN DOS GÉNEROS

Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y
sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
Génesis 2:7

Varón y hembra los creó.
Génesis 1:27


Todos y cada uno de los seres humanos que hay en este mundo constan de
un cuerpo material animado or un yo personal inmaterial. Las
Escrituras le dan a este yo el nombre de "alma" o "espíritu". "Alma"
destaca la distintividad del yo consciente de una persona como tal;
"espíritu" lleva en sí el matiz de que este yo se deriva de Dios,
depende de Él y es distinto al cuerpo como tal.
El uso bíblico nos lleva a decir que tenemos y somos alma y espíritu,
pero es un error pensar que el alma y el espíritu son dos cosas
diferentes; la visión "tricótoma" del ser humano como cuerpo, alma y
espíritu es incorrecta. La idea corriente de que el alma es órgano
para la conciencia de este mundo solamente, y que el espíritu es un
órgano distintivo de la comunión con Dios que adquiere vida en la
regeneración se halla fuera de sintonía con las enseñanzas y el uso de
las palabras en la Biblia. Además, conduce a un anti-intelectualismo
paralizante por medio del cual la comprensión espiritual y el
pensamiento teológico son separados, con el consiguiente
empobrecimiento de ambos, puesto que se considera a la teología como
algo del "alma" que no es espiritual, mientras se piensa que las
percepciones espirituales no tienen relación alguna con la enseñanza y
el aprendizaje de la verdad revelada por Dios.
El que se encuentre el alma dentro de un cuerpo es algo integral
dentro de los designios de Dios para la humanidad. A través del
cuerpo, como dijimos anteriormente, podemos experimentar nuestro
ambiente, disfrutar y controlar las cosas que nos rodean, y
relacionarnos con otras personas. Tal como Dios lo hizo, no había nada
de malvado ni de corruptible en el cuerpo, y de no haber entrado el
pecado, las enfermedades físicas, el envejecimiento y la decadencia
que lleva a la muerte tal como la conocemos, nunca habrían formado
parte de la vida humana (Génesis 2:17; 3:19, 22; Romanos 5:12). En
cambio, ahora los seres humanos están corrompidos por completo en su
ser psicofísico, tal como lo demuestran sus desordenados apetitos,
tanto físicos como mentales, en su guerra continua entre sí y contra
las normas de la sabiduría y de la justicia.
Al producirse la muerte, el alma deja detrás al cuerpo del difunto,
pero no se trata de la feliz liberación que se han imaginado los
filósofos griegos y algunos miembros de los cultos. La esperanza
cristiana no es que seamos redimidos del cuerpo, sino que sea redimido
el cuerpo. Esperamos con ansias nuestra participación en la
resurrección de Cristo en y por medio de la resurrección de nuestro
propio cuerpo. Aunque en el momento presente nos sea desconocida la
composición exacta de nuestro futuro cuerpo glorificado, sabemos que
habrá una cierta forma de continuidad con nuestro cuerpo presente (1
Corintios 15:35–49; Filipenses 3:20–21;Colosenses 3:4).
Ambos géneros, masculino y femenino, forman parte del diseño de la
Creación. Hombres y mujeres son igualmente portadores de la imagen de
Dios (Génesis 1:27), y por consiguiente, su dignidad es igual. La
naturaleza mutuamente complementaria de los géneros tiene por
propósito llevar a una cooperación enriquecedora (véase Génesis
2:18–23), cuando ambos desempeñan su papel, no sólo en el matrimonio,
la procreación y la vida familiar, sino también en las actividades más
amplias de la vida. La percepción de la insondable diferencia que
existe entre nosotros y una persona del otro género tiene como razón
de ser convertirse en una escuela para aprender la práctica y el gozo
de la valoración, la apertura, el honor, el servicio y la fidelidad,
los cuales pertenecen todos a la cortesía que exige la misteriosa
realidad del otro género. La ideología del "unisex" que trata de
diluir la importancia de los dos géneros, pervierte así el orden
dispuesto por Dios. En cambio, el lema francés sobre la distinción
entre los géneros, "Vive la différence!" (¡ Que viva la diferencia!)
expresa el punto de vista bíblico


Packer, J. I. (1998). Teologı́a concisa: Una guı́a a las creencias del
Cristianismo histórico (pp. 84–86). Miami, FL: Editorial Unilit.

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ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor Ordenado IPUC
http://adonayrojasortiz.blogspot.com

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