Iglesia Pentecostal Unida Latinoamericana Baltimore, MD. Miércoles 2 de Diciembre de 2020
MADUREZ
Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. (1 Corintios 13.11)
¿Cómo hablamos, pensamos, y juzgamos?
El actual conocimiento nuestro comparado con el que tendremos en la eterna presencia del Señor es como el conocimiento del niño comparado con el del hombre maduro. En la forma de hablar, pensar y juzgar se nota el grado de madurez de alguien, porque el hablar, el pensar y el juzgar de un adulto es distinto a la de un niño, no sólo porque ha aprendido más, sino porque con el transcurrir del tiempo su perspectiva de vida ha cambiado, ve las cosas de una manera distinta, ha adquirido madurez. La etapa de la madurez es la cúspide del desarrollo humano. El ministerio establecido en la Iglesia es precisamente para guiarla a la madurez espiritual: Así ya no seremos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error. Interesante analizar cuántas "pataletas" típicas de un niño tenemos aún, y con humildad orar al Señor para que nos haga comprender el camino a la madurez que nos ha trazado.
¡Que el Señor Jesucristo nos regale a todos un hermoso día hoy!
Maranatha…
¡Gracia y Paz!
Adonay Rojas Ortiz
Pastor
7869853401
8301 Liberty Rd,
Windsor Mill, MD 21244
Domingos 8 AM Y 2 PM
https://www.facebook.com/pentecostalesdebaltimore/
https://www.youtube.com/c/ipulbaltimore/
pentecostalesdebaltimore@gmail.com
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MADUREZ
Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. (1 Corintios 13.11)
¿Cómo hablamos, pensamos, y juzgamos?
El actual conocimiento nuestro comparado con el que tendremos en la eterna presencia del Señor es como el conocimiento del niño comparado con el del hombre maduro. En la forma de hablar, pensar y juzgar se nota el grado de madurez de alguien, porque el hablar, el pensar y el juzgar de un adulto es distinto a la de un niño, no sólo porque ha aprendido más, sino porque con el transcurrir del tiempo su perspectiva de vida ha cambiado, ve las cosas de una manera distinta, ha adquirido madurez. La etapa de la madurez es la cúspide del desarrollo humano. El ministerio establecido en la Iglesia es precisamente para guiarla a la madurez espiritual: Así ya no seremos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error. Interesante analizar cuántas "pataletas" típicas de un niño tenemos aún, y con humildad orar al Señor para que nos haga comprender el camino a la madurez que nos ha trazado.
¡Que el Señor Jesucristo nos regale a todos un hermoso día hoy!
Maranatha…
¡Gracia y Paz!
Adonay Rojas Ortiz
Pastor
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