lunes, 17 de abril de 2023

Eclesiología de Efesios


por

Adonay Rojas

Marzo de 2023

 


UNA ECLESIOLOGÍA BASADA EN LA EPÍSTOLA A LOS EFESIOS

¿Se puede armar un manual práctico de Eclesiología solo con la carta a los efesios?

La iglesia es ese misterio escondido[1] a lo largo de las generaciones (Ef. 3.5-6) que se hace claro en la ágil pluma del apóstol a los gentiles. En esta breve misiva Pablo logra definir la Iglesia y mostrarnos tanto las bendiciones como el propósito y el alcance de la misma. Aquí en la carta a los efesios encontramos también algunos de los principios básicos que deben regir el diario vivir de los miembros de la Iglesia, y vemos a la Iglesia como ese eje central de las promesas y bendiciones divinas. 

Este trabajo es básicamente una lectura eclesiológica a la carta de Pablo a los Efesios, en la que dejamos de lado por obvias razones, de propósito de este sencillo manual eclesiológico, muchos puntos doctrinales de gran importancia, tratados también en la carta[2].

Vamos capítulo a capítulo, mirando qué dice Pablo acerca de la La Iglesia en cada uno de sus párrafos, y al final demostraremos que sí se puede solo con esta epístola tener una visión global del tema del importante tema de la Iglesia, no abarcará todas las áreas, pero se puede complementar con lo que Pablo dice en las demás cartas con referencia a la Iglesia, no solo en las que dirige a las congregaciones sino especialmente las que van dirigidas a sus líderes.

CAPÍTULO 1. DEFINICIÓN Y BENDICIONES DE LA IGLESIA

La Iglesia es el conjunto de santos, fieles en Cristo (1.1).[3]. El uso que él hace de plural (santos y fieles) hace pensar que su carta va dirigida más en particular a cada miembro de la Iglesia que a ésta en general como cuerpo.[4] Y muy a pesar de que cada miembro es iglesia como lo es el cuerpo universal de creyentes en Cristo, Pablo no usa la palabra "iglesia" para referirse a una congregación específica.[5]

Ahora Pablo se incluye en la Iglesia escribiendo en primera persona del plural para enlistar las bendiciones recibidas (nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. Verso 3). La Iglesia estaba en la mente de Dios desde antes de la fundación del mundo, cuando en amor él nos escogió y predestinó para adopción en Cristo (v. 4 y 5). Y todo por su libre afecto, porque así lo quiso, con el propósito de que la Iglesia sea santa y sin mancha delante de él, y para alabanza de la gloria de Su gracia que nos ha dado en el Amado. (verso 6).

Este propósito de que seamos presentados sin mancha ni arruga delante de él se reitera en el capítulo cinco, y está en completa concordancia con lo que escribe en la carta paralela, a los Colosenses: a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre (Col. 1.28).

Otra bendición que obtuvo la iglesia, mediante la sangre de Cristo, fue el perdón de pecados. Siempre por su gracia, que abunda para con la Iglesia. (Versos 7 y 8) y con ello nos redimió, y nos dio a conocer el misterio, que todas las cosas se reunen en Cristo (v. 9 y 10).

Habiendo sido redimidos y adoptados, tenemos reservada una herencia, compartida con los judíos que forman parte de la Iglesia[6] (v. 11 y 12). Esta herencia la obtuvimos después de haber escuchado el evangelio de nuestra salvación, y habiendo creído. Y como arras de esta herencia, hemos sido sellados con el Espíritu Santo (v. 13 y 14).

El anhelo del apóstol, y su oración a Dios a favor de la Iglesia, es que nos sea dado  espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él. (v.15-17). Que sea él dando a compredender a la Iglesia cuál es la esperanza a la que nos llamó, y cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia (v.18), y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder (v. 19) que está disponible para quienes creemos.

El capitulo termina exaltando a Cristo, y mencionando que él es la cabeza de la Iglesia, que es su cuerpo y su plenitud, interesantes figuras o metáforas de la Iglesia[7] (v. 20.23).

CAPÍTULO 2. ¿CÓMO SE LLEGA A SER IGLESIA?

En los primeros versos del capítulo dos se describe la condición en la que estábamos los gentiles antes de que el Señor nos diera vida por pura gracia. Estábamos muertos en delitos y pecados (v. 1-3). La razón que movió a Dios a hacer algo por el hombre fue su gran amor con que nos amó a pesar de nuestra condición. Y lo que ha hecho para hacernos parte de su Iglesia es darnos vida al resucitarnos y sentarnos con Cristo, en lugares celestiales, con el propòsito de dar a conocer las sobreabundantes riquezas de su gracia para con nosotros (Versos 4 al 7). De la Iglesia, como comunidad de salvados, se es parte por pura gracia, por fe y no por mérito propio. (versos 8 y 9).[8]

El sacrificio de Cristo le abrió la puerta a quienes antes no éramos pueblo, ni estábamos cerca. (vesos 11 al 13). Él hizo la paz, derribó la pared de separación, puso fin a la enemistad, y creó a la Iglesia (nuevo hombre, un cuerpo) compuesta de judíos y gentiles (versos 14 -18).

Hay una preciosa matáfora de la Iglesia como un edificio que va creciendo hasta llegar a ser un santo Templo en el que mora Dios en Espíritu. Ese edificio está edificado sobre la principal piedra, que es Jesucristo[9] (versos 19-22), piedra viva, escogida y preciosa.

CAPÍTULO 3. EL MISTERIO

En los dos primeros capítulos Pablo ya ha explicado brevemente el misterio al que hace referencia explícita ahora (por revelación me fue dado a conocer el misterio v.3). Ese misterio que en otras genereciones no se dio a conocer, pero que ahora se ha revelado por el Espíritu a los apóstoles y profetas es que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo (vuelve a mencionar la matáfora del cuerpo), participando igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio. (v.6). Anunciar este misterio a los gentiles es para Pablo una gracia que Dios le ha concedido. (v. 7-9).

Por medio de la Iglesia Dios da a conocer su infinita sabiduría al mundo de los espíritus. La iglesia no es un plan B sino que es el propósito eterno de Dios. (v. 10-13).

En este capítulo Pablo vuelve a orar por la Iglesia, para que Dios le permita ser fortalecida con poder, habitando Cristo por la fe en el corazón de sus miembros (v. 14-17a)… y para que cimentados en amor, sea capaz de comprender el amor de Dios, y llena de toda la plenitud de Dios.

Termina este capítulo dando gloria a Dios y exhaltándole por su poder y bondad.

CAPÍTULO 4. LA VIDA EN LA UNIDAD DE LA IGLESIA

La Iglesia tiene un llamamiento celestial, así que su forma de vivir debe reflejar eso mismo (verso 1). Virtudes como la humildad, la mansedumbre, la paciencia, deben ayudarnos a soportarnos mutuamente en amor, esforzándonos por seguir unidos y en paz (2-3).

Es aquí cuando Pablo insiste en el tema de la unidad en la Iglesia, la unidad formal (con la figura del cuerpo), pero también la unidad doctrinal (una fe), y la unidad del Espíritu. Pero además todos los miembros de la iglesia tenemos en común una misma esperanza, un mismo Señor, una mismo bautismo, un mismo Dios y Padre (4-6). Y maravillosamente en esta unidad hay espacio para la tenemos diferentes dones (7), coforme a la medida de la gracia que Dios dio soberanamente a cada miembro de la Iglesia (un tema muy acorde con la enseñanza sobre los dones dada en Romanos y en 1 Corintios).[10]

Luego de una breve cita de los salmos, para indicar que el que lo llena todo es el mismo que se manifestó en carne al venir a esta tierra y colmar de beneficios a los humanos (8- 10), destaca el hecho de haber dado ministros[11] a la Iglesia (11), con el fin de perfeccionar a los santos, para que ellos a su vez cumplan con su propio ministerio, edificándonos mutuamente en el cuerpo de Cristo (12). Ministerios vigentes aún.[12]

La meta del miembro de la Iglesia es llegar a ser como Cristo, crecer en todos los aspectos en Aquel que es la cabeza, Cristo. Así se mantendrá firme y colaborará en amor con todos los demás miembros, para el crecimiento mutuo (14-16). Y a eso ayuda el ministerio especial dado a la Iglesia, en su quintuple forma (aunque la discusión sobre si son solo cuatro no ha terminado aún): apostoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros.

La vida en la Iglesia obviamente es distinta a la vida fuera de ella (17-22). Gracias a la mente renovada, la vida característica del viejo hombre ha sido cambiada por la del nuevo, creado en la justicia y santidad de la verdad (23-24). Pablo sigue enumerando algunas de las virtudes que deben gobernar la conducta de los miembros de la Iglesia: honestidad, humildad, prudencia, generosidad, gracia, amabilidad, misericordia, y perdón (25-32). En esta nueva creación no caben la mentira, la ira, el enojo, el hurto, las palabras corrompidas, o la amargura, la gritería, la maledicencia, la malicia, etc. Tenemos que despojarnos de todas estas cosas porque contristan (ofenden) al Espíritu Santo, con el cual fuimos sellados para el día de la redención.

CAPÍTULO 5. CRISTO, LA IGLESIA, Y EL MATRIMONIO

En este capítulo se continúa con el tema de la vida que debe caracterizar al miembro de la Iglesia, resumiéndolo todo con la frase "imitadores de Dios, como hijos amados". Nos dice que el creyente se debe parecer cada día más a Cristo. La Iglesia es la luz (opuesta a las tinieblas), y el fruto de ella es bondad, justicia, y verdad, así que como Cristo alumbra, también lo hace la Iglesia. Cada miembro de ella se comporta sabiamente, y ha de vivir lleno del Espíritu Santo, en gratitud (1-20).

Con la metáfora del matrimonio (o la iglesia como novia-esposa de Cristo) Pablo aborda el conflictivo tema del sometimiento mutuo (verso 21) entre conyuges, comparando a las esposas con la Iglesia y a los esposos con Cristo (22). Se nos vuelve a hablar de Cristo como cabeza y la Iglesia como cuerpo, pero se nos aclara que él además es el Salvador del cuerpo (23).

Cisto amó a la Iglesia, se entregó por ella, la purificó, la santificó, con el propósito de presentarsela a sí mismo, gloriosa, sin nada que le afee, sino santa e inmaculada (25-27). Y ese es el modelo para la Iglesia.

Vuelve a la metáfora del cuerpo para decir que nadie aborrece a su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida como hace Cristo con la Iglesia. ¡Somos su cuerpo! (28-30).

Como toda analogía, la del matrimonio no es perfecta, pero sí se ilustran los principios que marcan la pauta para nuestro comportamiento entre parejas Algunos defensores del sacramentalismo ven aquí, en el uso que hace Pablo del matrimonio, un signo visible de una gracia invisible.[13] El capítulo termina insistiéndonos en la importancia del amor y el respetuo mutuo, que engloba todo lo que ha dicho a maridos y esposas, respectivamente.

CAPÍTULO 6. MILITANCIA DE LA IGLESIA

En este capítulo terminan las instrucciones de vida cristiana que se vienen dando desde el capítulo cuatro, aquí se nos dice que la Iglesia debe mostrar que su conducta es distinta a la del mundo aún en las fraternas relaciones del seno hogareño, hijos con padres, y padres con hijos. Incluso en las relaciones laborales también se debe mostrar que somos miembros de la iglesia, siervos con amos, y amos con siervos (versos 1-9). Bases de la ética familiar y social.

En seguida Pablo se ocupa de la armadura de Dios porque hemos llegado a la batalla que la iglesia va librando a lo largo de su peregrinación en el mundo. La naturaleza de nuestro adversario hace que las armas humanas y materiales no sirvan en esta batalla. Así que Dios provee la armadura que el miembro de la iglesia debe usar, y usarla completa (versos 10 al 13). La verdad, la justicia, la disposición para anunciar el evangelio, la fe, la salvación, y la Palabra de Dios, (14 al 17) son los componentes de la armadura que debemos usar. Todos son elementos de convicción, pricipios doctrinales que debemos tener muy claros en nuestra mente. Al parecer Pablo en prisión tuvo tiempo para analizar las partes de la armadura del custodio de su prisión, y aquí construye una hermosa analogía que describe a la Iglesia como a un verdadero soldado romano armado y listo para salir a la batalla.[14] De todos modos no está enumerando todos los elementos que conforman toda la completa armadura militar del soldado romano,  solo le es suficiente mencionar algunos de ellos, de los que saca una lección espiritual para la Iglesia.[15]

La actitud de la Iglesia en esta milicia es de perseverancia y siempre alerta, en oración y súplica. Teniendo en mente la intercesión por todos los que anuncian el evangelio (18-20).

Pablo se despide de la iglesia dando algunos anuncios personals y deseándoles a los membros de la Iglesia que la gracia, la paz, el amor con fe, de parte de Dios les abrase (21-24).  

CONCLUSIÓN

La carta a los efesios es la más eclesiológica de todas las epístolas del Nuevo Testamento. En ella nos habla de la definición de la iglesia, el propósito de Dios con ella, las bendiciones de las que le hace partícipe, cómo se llega a ser parte del selecto grupo de la Iglesia, describe a la Iglesia como ese misterio que Dios mantuvo oculto en otras edades, pero que ha dado a conocer en la dispensación de la gracia. Nos presenta las diferentes facetas de la unidad de la iglesia, y del origen y propósito del ministerio. Usa el matrimonio como un símbolo imperfecto  de la unión perfecta de Cristo con su iglesia. Eso sirve de base para toda la exigencia ética en cualquier tipo de relación humana. Y por último nos habla de la milicia de la que la Iglesia partcipa, y los recursos divinos para su exitosa ejecución. Efesios es la carta de la Iglesia.

Esta es además la carta de la unidad, por ejemplo, en su primer capítulo vemos la unidad de propósito, en el segundo se habla de la unidad de etnias en Cristo, en el tercer capítulo, la unidad de la iglesia, en el cuarto capítulo, la unidad del ministerio, en el quinto la unidad es en el clímax del pasaje "los dos serán una sola carne", y en el sexto capítulo la unidad familar.[16] También vemos el sentir del apóstol a los gentiles a favor de la iglesia y su intercesión por ella para que entienda sus privilegios, lo que ha recibido, pueda comprender el propósito de Dios en la iglesia y con la iglesia. Es decir lo que Él hará en nosotros y con nosotros en favor del mundo que nos rodea, y poder enfrentar eficazmente las potestades de las tinieblas.

Sí se puede con el uso de esta sola epístola tener una visión global del tema del importante tema de la Iglesia, y principalmente elaborar un manual práctico de eclesiología que nos muestre las directrices teológicas del apóstol Pablo en lo referente a la Iglesia.


 

BIBLIOGRAFÍA

 

Abbott, Thomas K. A Critical and Exegetical Commentary on the Epistles to the Ephesians and to the Colossians, International Critical Commentary. New York: C. Scribner's sons, 1909   

Andiñach, Pablo R. «M. Ávila Arteaga, Efesios I, capítulos 1 Al 3. Introducción Y Comentario; Efesios II, capítulos 4 Al 6. Comentario y bibliografía». Revista Bíblica 81, no. 3-4 (febrero 10, 2020): 406-408. Accedido marzo 4, 2023. https://www.revistabiblica.com/ojs/index.php/RB/article/view/100

Arnold, Clinton and Haley, Jonathan. eds., Efesios, trans. Beatriz Fernández Fernández, 1a edición., Comentario Exegético-Práctico Del Nuevo Testamento. Barcelona, España: Andamio, 2016

Gibson, Jack J. Ephesians 5:21-33 and the lack of marital unity in the Roman empire. Bibliotheca sacra, 168 no 670 Apr - Jun 2011, p 162-177

Lacueva, Francisco. La Iglesia, Cuerpo de Cristo, Curso de Formación Teológica Evangélica Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE, 1973

León, Jorge Teología de La Unidad Buenos Aires, Argentina: Ediciones La Aurora, 1971

Samuel Pérez Millos, Comentario Exegético Al Texto Griego Del Nuevo Testamento: Efesios Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE, 2010

Piccardo, Horacio R.  Introducción Al Cuerpo Epistolar Del Nuevo Testamento: Tomo 2 Buenos Aires, Argentina: Ediciones del centro, 2006

Swindoll, Charles R.  Galatians, Ephesians, Swindoll's Living Insights New Testament Commentary. Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc., 2015



[1] "El concepto de misterio es una de las características distintivas tanto de la Epístola a los Efesios como la dirigida a los Colosenses."

Jorge León, Teología de La Unidad (Buenos Aires, Argentina: Ediciones La Aurora, 1971), 31–32.

 

[2] "La soberanía de Dios sobre el cosmos, la supremacía de Cristo en el plan de Dios, la gracia soberana de Dios, la fe, el Espíritu Santo, los lugares celestiales, el misterio, la iglesia, la vida cristiana, la teología del ministerio, la guerra espiritual, y la oración."

Horacio R. Piccardo, Introducción Al Cuerpo Epistolar Del Nuevo Testamento: Tomo 2 (Buenos Aires, Argentina: Ediciones del centro, 2006), 74–79.

 

[3] Primera aparición de las palabras "en Cristo" que ocurre más de quince veces en esta breve espístola (1:1; 1:3; 1:4; 1:9; 1:10; 1:12; 1:20; 2:6; 2:7; 2:10; 2:13; 2:22; 3:6; 3:11; 3:21; 4:32). Pero la cifra se incremente si le sumamos otras frases similares tales como "en él" (1.4, 1.13, 3.12); "en el Amado" (1.6); "en el Señor" (1.15, 2.21, 4.1, 4.17, 5.8, 6.1, 6.10, 6.21); "en el Espíritu" (2.22, 6.18).

 

[4] Thomas Kingsmill Abbott, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistles to the Ephesians and to the Colossians, International Critical Commentary (New York: C. Scribner's sons, 1909), 2.

 

[5] Clinton E. Arnold and Jonathan Haley, eds., Efesios, trans. Beatriz Fernández Fernández, 1a edición., Comentario Exegético-Práctico Del Nuevo Testamento (Barcelona, España: Andamio, 2016), 516.

 

[6] El uso de los pronombres "nosotros" y "vosotros" en estos versos puede justificarse fácilmente tomamos ambos pronombres en referencia a los miembros de la Iglesia, el primero para referirse a los miembros de la Iglesia de origen judío (de los que Pablo forma parte) y el segundo para los miembros de la Iglesia que son de origen gentil (compárese con el "vosotros" del 2.1).

 

[7] "Hay seis figuras de la iglesia en Efesios, cada una ubicada en un capítulo: cuerpo (1:23); edificio o, más precisamente, templo (2:21); misterio (3:4); nuevo hombre (4:13); novia (5:27) y soldado (6:12)."

Horacio R. Piccardo, Introducción Al Cuerpo Epistolar Del Nuevo Testamento: Tomo 2 (Buenos Aires, Argentina: Ediciones del centro, 2006), 77–78.

[8] La discusión teológica en torno a si el don de Dios es la gracia, la fe, la salvación, o todo, no nos debe distraer ahora y hay posturas para defender cualquiera de las alternativas anteriores.

 

[9] Lo consecuente en esta posición en la que nos encontramos ahora es edificarnos como lo que somos, el cuerpo y templo para morada de Dios en Espíritu, como también lo dice el apóstol Pedro:

...vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo (1 P. 2.5).

 

[10] Thomas Kingsmill Abbott, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistles to the Ephesians and to the Colossians, International Critical Commentary (New York: C. Scribner's sons, 1909), 110.

 

[11] "La palabra ««ministerio» indica la función del «ministro». Este vocablo se deriva del latín minister, que los antiguos romanos oponían a magister, pues mientras el término magister era aplicado a los encargados de administrar justicia (los magistrados) y se les atribuía un magis = más que los demás (en competencia y honestidad), el término minister suponía un minus = menos que las «autoridades» (al servicio de ellas), como lo demuestra el término «menestral» con que fue en seguida vertido al romance. En este sentido, ministro equivale a criado o persona al servicio de otra u otras."

F. Lacueva, La Iglesia, Cuerpo de Cristo, Curso de Formación Teológica Evangélica (Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE, 1973), 191.

 

[12] Que los ministerios sigan vigentes hoy en día lo justifico por el tiempo dado con el adverbio "hasta", hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. (verso 13).

 

[13] Citando a Agustín de Hipona.

Thomas Kingsmill Abbott, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistles to the Ephesians and to the Colossians, International Critical Commentary (New York: C. Scribner's sons, 1909), 175.

 

[14] Charles R. Swindoll, Galatians, Ephesians, Swindoll's Living Insights New Testament Commentary (Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc., 2015), 300.

 

[15] Samuel Pérez Millos, Comentario Exegético Al Texto Griego Del Nuevo Testamento: Efesios (Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE, 2010), 535.

 

[16] Horacio R. Piccardo, Introducción Al Cuerpo Epistolar Del Nuevo Testamento: Tomo 2 (Buenos Aires, Argentina: Ediciones del centro, 2006), 83–84.

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