sábado, 15 de noviembre de 2008

EL AMOR FRATERNAL


Permanezca el amor fraternal.[1]

 

Introducción:

 

Los historiadores comentan que los paganos al ver los seguidores de Jesús perseguidos, en la época de las persecuciones imperiales, exclamaban admirados: ¡Ved cómo se aman entre sí! ¡Mirad cómo están dispuestos a morir unos por los otros!

 

Una de las más importantes características de un verdadero cristiano es el amor. Amor hacia los demás, pero sobre todo amor hacia sus hermanos. Jesucristo mismo lo dijo, ese sería el rasgo distintivo de sus discípulos: Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros.[2]

 

¿Con qué calidad de amor nos amó el Señor? ¡Se entregó en la cruz por nosotros!

 

Y así como él nos ama quiere que nos amemos unos a otros.

 

Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.[3]

 

Philadelfia: AMOR AL HERMANO. Philo, amor fraternal. Amor de familia.

 

Tan distintivo debe ser el amor entre nosotros que no se concibe la idea de un hermano que no ame a otro: Si alguno dice: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: «El que ama a Dios, ame también a su hermano».

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró ama también al que ha sido engendrado por él. [4]

 

DESARROLLO:

 

Todos los creyentes somos miembros de una gran familia, de una importante familia, la familia de Dios. Tenemos todos un mismo Padre.

 

Los lazos que unen a los miembros de esta familia son mucho más seguros y duraderos que los que unen a los miembros de una familia meramente física. Así que debemos hacer todo lo que esté en nuestro poder para ser y permanecer afectos unos a otros con tierno amor.

 

Aunque el evangelio nos enseña a amar a todos, ese tierno amor fraternal, que incluye comprensión, intimidad, y unidad espiritual, queda reservado para el círculo más íntimo de la familia, es decir aquí sí se vale discriminar entre quienes aman a Dios y quienes lo odian.

 

Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y especialmente a los de la familia de la fe.[5] Debemos mostrarnos afectuosos en nuestro amor hacia los hermanos.

 

Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.[6] El amor debe ser absolutamente sincero. El verdadero amor cristiano está limpio de egoísmo, de hipocresía, de apariencia, de segundas intenciones.

 

Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros.

 

Los verbos abundar y rebosar son sinónimos cercanos, el Señor quiere que los creyentes no solo crezcan en esta hermosa virtud que es el amor, sino que puedan realmente abundar, que abunden de tal forma quesea como un océano de amor que llene los bordes, los sobrepase y se derrame.

 

Que el amor rebose a tal grado que no solo alcance a los cristianos sino incluso a los de afuera, siendo amor de los unos para con los otros y para con todos.

 

Hay un propósito noble en este deseo del apóstol: Que él afirme vuestros corazones, que os haga irreprochables en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

 

El Señor a través del amor nos fortalece, y una vida fortalecida en Dios estará menos inclinada al mundo. Una vida fortalecida en Dios tenderá más bien a vivir apartada del pecado, es decir, en santidad y en consecuencia vendrá a ser irreprensible.

 

¿Dónde comenzó todo? En el amor fraternal.

 

El amor fraternal se demuestra entonces en nuestra vida, que debe ser un verdadero ejemplo de vida cristiana: Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús que, de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más. Ya sabéis las instrucciones que os dimos por el Señor Jesús. La voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor, no en pasión desordenada, como los gentiles que no conocen a Dios; que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano, porque, como ya os hemos dicho y testificado, el Señor es vengador de todo esto. Dios no nos ha llamado a inmundicia, sino a santificación. Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.

 

Acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;  el apóstol Pablo es un verdadero maestro, al decir que no es necesario escribir acerca del amor fraternal, puesto que los lectores habían sido enseñados por Dios y estaban mostrando aquella enseñanza en sus vidas, queda en óptimas condiciones para señalar algunas deficiencias de la manera más prudente.

 

Todos los hermanos en Cristo Jesús con los que los tesalonicenses entraron en contacto, en lo extenso de toda la provincia, conocieron y experimentaron el genuino amor fraternal. y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia.

 

Así que lo único que queda por hacer es insistirles en que lo sigan haciendo: Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más.[7]

 

Al obedecer a la verdad, mediante el Espíritu, habéis purificado vuestras almas para el amor fraternal no fingido. Amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro, pues habéis renacido, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre…Desechad, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias y toda maledicencia, y desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, ya que habéis gustado la bondad del Señor.[8]

 

APLICACIÓN:

 

El amor genuino, profundo, constante y abnegado de los unos por los otros es la característica distintiva del cristiano.

 

El amor fraternal debe ser una actitud y una acción constante y perdurable. El amor cristiano no es mera emoción pasajera, no es un sentimiento y nada más, es un compromiso que se expresa en acciones concretas para satisfacer las necesidades del amado.

 

La unidad de los hermanos en Cristo debe ser tal que el dolor de uno se sienta en todos. En los primeros años de historia de la iglesia, ningún cristiano que sufriera por su fe se vería olvidado o abandonado por sus hermanos.

 

Hay en el capítulo trece del libro a los Hebreos una lista de aplicaciones del amor fraternal, quizás en nuestra situación actual las expresiones prácticas del amor fraternal no sean siempre las mismas que en el primer siglo, pero la exhortación a que permanezca el amor fraternal está  vigente todavía hoy.

 

Conservando los mismos principios bíblicos de la iglesia del primer siglo:

ü  la hospitalidad,

ü  la solidaridad con los que tienen problemas,

ü  la pureza,

ü  y el contentamiento,

ü  entre otros,  

 

Debemos rogar al Espíritu Santo que nos guíe a encontrar las aplicaciones prácticas actuales del amor fraternal.

 

La esencia del amor es descubrir las necesidades de los otros y tomar acción para satisfacerlas. Hace mucha falta en nuestros días que la iglesia sea conocida por su amor fraternal.

 

En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios.

Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas y las de su hermano, justas.

Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os odia. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano permanece en muerte. Todo aquel que odia a su hermano es homicida y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.[9]

 

Demostrémosle a nuestros hermanos el amor de Cristo ministrando a sus necesidades.



[1] Hebreos 13: 1

[2] Juan 13: 34 y 35

[3] Juan 15: 12 y 13

[4] 1 Juan 4: 20 al 5: 1

[5] Gálatas 6: 10

[6] Romanos 12: 10

[7] 1 Tesalonicenses 3: 12 al 4: 10

[8] 1 Pedro 1: 22, 23, y 2: 1 al 3

[9] 1 Juan 3: 10 al 18


 
 
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor IPUC
http://www.adonayrojasortiz.blogspot.com/
 




See how Windows® connects the people, information, and fun that are part of your life

No hay comentarios:

Generalidades de la Escatología Bíblica

NO DEJE DE LEERLO