domingo, 10 de octubre de 2010

1 Corintios


La Primera epístola del Apóstol Pablo a los Corintios

La importancia del estudio de la "Primera Epístola a los Corintios" es evidente:

ü  Es un escrito bíblico, inspirado, con autoridad y poder divinos para edificar y preparar al creyente capacitándolo para "toda buena obra".

ü  El escrito está destinado no sólo la congregación de Corinto sino también a todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro,[1] es decir, unos destinatarios sin ubicación concreta ni tiempo histórico determinado.

ü  El escrito aborda problemas eclesiales que son la experiencia de la iglesia en todos los tiempos y de forma muy especial en el momento actual. No es posible entender la grandeza y debilidad de la iglesia local, sin adentrarse en el contenido de este escrito. Su estudio permite el aliento necesario cuando los problemas eclesiales pareciera que no tienen solución o que la iglesia ha llegado a un nivel de decadencia irrecuperable.

ü  La epístola enseña el modo de actuación para abordar la dinámica de la congregación. El Espíritu, regula y establece las normas disciplinarias, el orden en las reuniones, el ejercicio correcto de los dones espirituales, el uso legítimo de la libertad cristiana, todo ello vital para la conducción de la iglesia en cualquier tiempo.

ü  La problemática familiar, el matrimonio y sus incidencias, las situaciones de deserción de los infieles, son consideradas claramente en ella. Todos estos y otros muchos temas, constituyen una enorme riqueza que Dios revela en ella, a lo que es necesario prestar atención reiteradamente para un buen desarrollo de la congregación y de la vida de cada creyente, conforme al plan que Dios ha establecido para ello.

 ¿Quién?

Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes.[2]

El apóstol Pablo (nadie pone en duda la autenticidad de esta epís­tola).  

1.            Evidencias externas.

ü  La atestiguación de la carta como epístola de Pablo es la más antigua de todos sus escritos.

ü  Mencionada ya por Clemente de Roma, sobre el año 95.

ü  Citada como de Pablo por otros muchos, como Policarpo, Ignacio, Justino Mártir, Ireneo, Clemente de Alejandría. Este último la cita más de ciento cincuenta veces, afirmando que Pablo es su autor.

ü  La autenticidad de la carta está prácticamente admitida por toda la crítica.

2.            Evidencias internas.

ü  El análisis del texto no deja duda sobre la paternidad paulina.

ü  La vida de la iglesia responde plenamente a la situación de los tiempos apostólicos.

ü  El estilo, aunque menos solemne que el de Romanos. Es mucho más personal.

ü  El autor llama a los fieles de aquella iglesia "sus hijos" (4:14). Una manera habitual en Pablo para referirse a quienes llegaron a Cristo por su predicación.

ü  La forma, lenguaje, estilo y redacción, son típicas y comparables con otros escritos de Pablo.

¿A quién?

a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.[3]

La península del Peloponeso, en el sur de Grecia, es un territorio montañoso unido al resto del país por un istmo corto y angosto. En la época del NT estaba sometida a la administración romana, como parte de la provincia de Acaya, cuya capital, Corinto, se hallaba situada a pocos kilómetros al sudoeste del istmo.

Corinto, uno de los principales centros de la civilización griega. Edificada sobre el istmo entre el mar Egeo y el mar Jónico, era la ciudad que unía, en cierta manera, Italia y Asia. Allí confluían mercancías, razas y culturas de toda la cuenca mediterránea. Fue incendiada en el año 146 a.C., pero Julio César la volvió a edificar en el año 44 a.C. Se levantó de forma muy rápida de sus ruinas y experimentó un gran crecimiento. En tiem­pos del apóstol Pablo tenía unos 700.000 habitantes, de los que 400.000 eran esclavos, colonos romanos, judíos, atraídos por el floreciente comercio alimentado por sus dos puertos: Lejaión en el oeste y Cencrea en el este, unidos por una «ruta para barcos», el diolkos, palabra que significa plataforma deslizable sobre ruedas, que evitaba que se tuviera que rodear el peligroso cabo de Malea. En Corinto se podían encontrar todo tipo de cultos griegos, romanos y orientales. Se han encontrado las ruinas de doce templos. Las escuelas de retórica, filosóficas y artísticas estaban en pleno apogeo; los corintios estaban ansiosos por conseguir más sabiduría y conocimiento:

(1 Co 1: 17-31).

Pero la corrupción existente en la ciudad impedía el paso a la prospe­ridad material. En la cumbre del Acrópolis (el Acrocorinto, una inexpugnable cima de 630 metros de altura que se alza en la península del Peloponeso), el templo de Afrodita (la Venus griega) tenía mil sacerdotisas dedicadas a la prostitución sagrada. "Corintizar" significaba en todo el mundo antiguo, llevar una vida depravada.

La Iglesia de Corinto fue fundada por Pablo en el año 51, esto queda atestiguado por «la piedra de Delfos» descubierta en 1905, que asigna esta fecha al procónsul Galión. Viniendo desanimado de Atenas, el apóstol empieza a predicar el Evangelio en la sinagoga:

Y discutía en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a judíos y a griegos.[4]

Pero allí fue objeto de una viva oposición:

Pero oponiéndose y blasfemando estos, les dijo, sacudiéndose los vestidos:

—Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza. Mi conciencia está limpia; desde ahora me iré a los gentiles.[5]

Algunos judíos se con­vierten:

Crispo, alto dignatario de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios al oír, creían y eran bautizados.[6]

Éstos constituirán el núcleo inicial de la iglesia:

Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo, para que ninguno diga que fue bautizado en mi nombre. También bauticé a la familia de Estéfanas, pero de los demás no recuerdo si he bautizado a algún otro.[7]

En cambio para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder y sabiduría de Dios.[8]

¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide.[9]

Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la Ley (aunque yo no esté sujeto a la Ley) como sujeto a la Ley, para ganar a los que están sujetos a la Ley.[10]

porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.[11]

Después de un primer período en el que Pablo trabajaba en casa de Aquila y Priscila, que como él, se dedicaban a hacer tiendas, Silas y Timoteo vienen a su encuentro trayéndole donativos de parte de los Filipenses para que pueda, dedicar todo su tiempo a la predicación del evangelio.     

Al crecer la oposición en la sinagoga, Pablo se retira y reúne a sus discípulos en casa de un prosélito. Para no crear más confusión, se dispone a marchar de la ciudad, pero el Señor, por medio de una visión, le anima a quedarse:

Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: «No temas, sino habla y no calles, porque yo estoy contigo y nadie pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.» Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios.[12]

A partir de este momento se dirigirá a los gentiles.

Pecadores de vidas notoriamente depravadas se convierten:

 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos de vosotros, pero ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios.[13]

También se convierten representantes de la «alta sociedad» de la ciudad, como por ejemplo Erasto, el tesorero municipal (Ro 16:23; Hch. 19:22) y Cloé (1 Co. 1:11).

A pesar de la oposición de los judíos, Pablo se quedará aproximadamente dos años en Corinto, reuniendo allí la iglesia más numerosa de toda su carrera, compuesta en gran parte de antiguos gentiles (tal como indican los nombres), esclavos y hombres libres (7:21,22; 12:13), ricos y pobres (11; 21,22), siendo una gran mayoría los pobres (1:26-31).

¿Dónde?

Pero estaré en Éfeso hasta Pentecostés.[14]

Pablo se fue de Corinto hacia Antioquía y Jerusalén, y empezó su tercer viaje misionero que lo llevó primeramente a Éfeso. Es desde allí que envía esta epístola.

¿Cuándo?

El apóstol se quedó más de dos años en esta ciudad de Éfeso. Allí, los adversarios del Evangelio son muchos porque se me ha abierto una puerta grande y eficaz, aunque muchos son los adversarios.[15]  

Según Hch. 19, el envío de la carta podría situarse hacia el final de su estancia, después de los dos años y tres meses de los que nos habla Hch. 19:8-10. Pablo hace planes para marcharse (1 Co. 16:5-8), aunque quiere quedarse hasta Pentecostés. Sin duda alguna, la carta fue escrita en la primavera del año 56. Fue llevada a la iglesia por los tres emisarios corintios que vinieron hasta él:

Me regocijo con la venida de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, pues ellos han suplido vuestra ausencia, porque confortaron mi espíritu y el vuestro; reconoced, pues, a tales personas.[16]

¿Qué?

La carta contiene la reacción del apóstol a las noticias que le traen las personas de Cloé (1:10-6:20) y sus respuestas a las preguntas escritas de los corintios (7: 1-15:58).

En la primera parte, Pablo intenta corregir los desórdenes que le han señalado:

ü  divisiones en la iglesia (1:10-4:21)

ü  los desórdenes morales (5:1-6:20

ü  juicios entre creyentes (6:1-11),

ü  libertinaje por parte de algunos miem­bros (6:12-20).

En la segunda parte, encontramos una alternancia entre las respues­tas a las preguntas formuladas y la corrección de otros desórdenes y errores señalados por los tres emisarios:

ü  respuestas en cuanto al ma­trimonio (7),

ü  a la carne sacrificada a los ídolos (8:1-11:1),

ü  a los dones espirituales (12:1-14:40),

ü  a las ofrendas (16:1-4),

ü  correcciones concer­nientes al atuendo de la mujer (11:2-16),

ü  la celebración de la Cena del Señor (11:17-34),

ü  los errores doctrinales que tienen que ver con la resurrección (15:1-58).

La carta se termina con una serie de informa­ciones prácticas que hacen referencia:

ü  a los proyectos del apóstol, a sus futuros viajes (16:5-9),

ü  a la llegada de Timoteo (vv. 10, 11),

ü  a Apolos (12),

ü  a Estéfanas (15, 16), y

ü  a los tres emisarios de Corinto (17, 18).

La diversidad de temas, abordados hacen de esta carta la más variada y la más práctica de todas las epístolas; es la que nos permite entrar de lleno en la vida de una iglesia del siglo I y así poder comprender los problemas que tenían los jóvenes cristianos salidos del paganismo.

No obstante, la dispersión es sólo aparente. El apóstol siempre nos lleva de las más diversas cuestiones a las verdades fundamentales de la fe ya que solamente ellas pueden aclarar todos los aspectos de la vida cristiana. El tema central y único de la carta es la aplicación de la obra redentora de Cristo a toda la vida individual y colectiva de los cristianos.

Por medio de esta obra de redención estamos unidos a Cristo. Por lo tanto ya no podemos entregar nuestro cuerpo a la inmoralidad (caps. 5; 6:12-20; 7), ya que forma parte de Cristo y resucitará como él (cap. 15).

La obra de Cristo en el Calvario une y reúne a todos los creyentes en un solo cuerpo, por lo tanto, entre ellos no pueden haber divisiones (1:10-3:23), no pueden llevarse a juicio (cap. 6), o escandalizar al hermano (caps. 8-11:16), o manifestar disparidad en el momento de la Santa Cena, que expresa sobre todo mi comunión (11:17-34).

El ejercitar los dones (caps. 12 y 14) en amor (cap. 13) debe revelar la unidad del cuerpo local, tal y como la ayuda mutua entre los creyentes en medio de la prueba muestra la unidad de la Iglesia universal (cap. 16).

Todo proviene de la misma fuente: la doctrina y la vida, la disciplina y la libertad, la vida interior y la acción manan de nuestra comunión con Dios y con los demás creyentes.

¿Por qué?

Después de la partida del apóstol, Apolos pasó algún tiempo en Corinto (Hch. 18:27, 28; 19) y después regresó a Éfeso (1 Co. 16:12). Su habilidad retórica animó a algunos miembros de la iglesia. Quizás el apóstol Pedro también estuviera en Corinto (9:5; una tradición re­cogida por Dionisio de Corinto, Eusebio H. E. U, 25, lo afirma) o bien judeo-cristianos convertidos por él. Pablo conservaba en la iglesia un grupo que le apreciaba de manera especial y, oponiéndose a estas tres fracciones o partidos, unos misteriosos «partidarios de Cristo» preten­dían no seguir a ningún maestro humano. Y aquí tenemos la iglesia dividida.

Otros problemas, relativos sobre todo a las relaciones con las personas del mundo, crearon tensiones en la iglesia. Pablo, habiendo sido informado, envía una primera carta que, hoy por hoy, sigue perdida:

Os he escrito por carta que no os juntéis con los fornicarios. No me refiero en general a todos los fornicarios de este mundo, ni a todos los avaros, ladrones, o idólatras, pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí para que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, sea fornicario, avaro, idólatra, maldiciente, borracho o ladrón; con el tal ni aun comáis, porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro?[17]

En la iglesia la situación sigue degradándose. Sirvientes de la casa de Cloé (1:11) vienen a explicárselo al apóstol Pablo. Quizás en este mismo momento empezó a escribir los primeros seis capítulos de nuestra carta.

Poco después, llegan tres mensajeros de la iglesia de Corinto (16:17), portadores de una carta que contiene diversas pregun­tas. Pablo las responde en los capítulos 7 a 16.

Al mismo tiempo envía a Timoteo a Corinto, pasando por Macedonia (4:17; Hch. 19:21, 22). Pero éste llegará a Corinto después de la carta (16:10, 11) que es enviada por barco, con los tres delegados corintios.

Los informadores de Pablo le mencionaron:

Ø  el problema de partidis­mos existente en la iglesia (1:12 ss.),

Ø  el incesto de uno de los miembros (5:1; 6:12 ss.),

Ø  los juicios entre los creyentes (6:1-9),

Ø  el que algunos creyentes frecuentaban prostitutas (6:12 ss.),

Ø  las libertades que se to­maban algunas mujeres en cuanto a las costumbres vigentes (11:2-16),

Ø  los desórdenes en las comidas comunitarias que acompañaban la Cena del Señor (11:17-34) y

Ø  las herejías enseñadas por algunos en cuanto a la resurrección de los muertos (15:1-58).

También le dijeron que su autoridad estaba siendo cuestionada por personas que alardeaban de su sabiduría y conocimientos (1:17-4:21).

Además, la carta de los corintios contenía cuatro preguntas a las cuales el apóstol responderá empleando la misma fórmula cada vez que pase de un tema al otro.

1.       ¿Es mejor casarse o quedarse soltero? (7:1);

2.       ¿podemos participar de los banquetes en los templos paganos? (8:1);

3.       ¿qué de los dones espirituales? ¿Pueden llevar a alguien a maldecir a Jesús? (12:1);

4.       ¿cómo actuar en lo referente a la ofrenda? (16:1).

¿Cómo?

Es posible que la carta se escribiese en dos veces (1-6; 7-16), pero en cualquier caso pasó muy poco tiempo entre las dos redacciones (tanto en 4:17 como en 16:10-11, Timoteo ya se había marchado de Éfeso). Está redactada con un estilo simple y directo, en un tono un tanto apasionado y a la vez solemne, como lo haría un padre al dirigirse a sus hijos: con severidad, ironía o benevolencia, pero siempre con amor.

El cuerpo de la carta (1:10-15:58) incluye:

1.  Las reacciones de Pablo al informe de los de Cloé   1:10-6:20

a.  Condena de las divisiones en la Iglesia               1:10-4:21

b.  Censura de tres desórdenes:                                5:1-6:20

(1)  Incesto                                                       5:1-13

(2)  Juicios entre creyentes                           6:1-11

(3)  Inmoralidad                                              6:12-20

2.  Respuestas a las preguntas escritas de los Corintos       7:1-15:58

a.  Matrimonio y celibato                                            7:1-40

b.  Preguntas referentes a la carne sacrificada a los ídolos    8:1-11:1

c.  Preguntas referentes al orden en las reuniones                 11:2-34

(1)  El velo en las mujeres                                              11:2-16

(2)  La Cena del Señor                                                     11:17-34

d.- Preguntas referentes a los dones espirituales                   12:1-14:40

e. Preguntas referentes a la resurrección                                 15:1-58

Conclusión                                                                       16:1 -24

 

Bibliografía:

Sociedades Bíblicas Unidas: Reina Valera 1995—Edición De Estudio.

Kistemaker, Simon J.: Comentario Al Nuevo Testamento: 1 Corintios.  Libros Desafío, 1998

Kuen, Alfred: Introducción al Estudio de la Biblia, CLIE, 1993

Fricke, Roberto; Sánchez, Gustavo; Caruachı́n, César; Hill, Thomas W.; Baldeón, Edgar; Editorial Mundo Hispano: Comentario Bı́blico Mundo Hispano 1 Y 2 Corintios. 1. ed. 2003



[1] 1 Co 1.2

[2] 1 Co 1.1

[3] 1 Co 1.2

NT Nuevo Testamento

[4] Hch 18.4

[5] Hch 18.6

[6] Hch 18.8

[7] 1 Co 1.14-17

[8] 1 Co 1.24

[9] 1 Co 7.18

[10] 1 Co 9.20

[11] 1 Co 12.13

[12] Hch 18.9-11

[13] 1 Co 6.9-11

[14] 1 Co 16.8-9

[15] 1 Co 16.9

[16] 1 Co 16.17-18

[17] 1 Co 5.9-12

 
 
Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor 
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia 
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM, Domingos 8 AM y 10 AM.
Calle 30 # 22 61, Cañaveral, Floridablanca.
http://adonayrojasortiz.blogspot.com/
 


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