viernes, 22 de abril de 2011

La Resurrección de Jesucristo, Hno Eduardo Forero P

La Resurrección de Jesucristo

Hno. Eduardo Forero Peralta.

Copiado de http://www.misionpentecostal.com/videos2.php?codvid=982

El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro, y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel a quien amaba Jesús, y les dijo:

—Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.

 Salieron Pedro y el otro discípulo y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro. Y, asomándose, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. Luego llegó Simón Pedro tras él, entró en el sepulcro y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó, pues aún no habían entendido la Escritura: que era necesario que él resucitara de los muertos. Y volvieron los discípulos a los suyos.

Juan 20: 1al 10

La resurrección de Jesús es un tema que hemos manejado durante mucho tiempo, pero ¿qué significado tiene la resurrección de Jesús?

Jesús fue crucificado, lo han sepultado y tan pronto pasa el día de reposo María va al sepulcro, pero al ver que la piedra estaba corrida se alarmó, da aviso a sus discípulos pensando que se habían robado el cuerpo de Jesús.

Pedro y Juan corrieron, Juan llegó primero pero no entró sino que vio desde la puerta los lienzos. Llega Pedro y entra y efectivamente ve que el cuerpo no está, el sudario está enrollado pero Jesús nos está. Entonces entra Juan y vio y entonces cree, no que Jesús había resucitado sino que cree lo que le había dicho María Magdalena, que se habían llevado el cuerpo de su Maestro.

Así que Juan y sus acompañantes regresan a casa con un problema encima, se han robado el cuerpo del Señor.

No habían entendido todavía lo de la resurrección. Esta doctrina no fue tan fácil de asimilar por los primeros discípulos.

Jesús había anunciado que después de tres días se levantaría:

Respondió Jesús y les dijo: —Destruid este templo  y en tres días lo levantaré. 

Entonces los judíos dijeron: —En cuarenta y seis años fue edificado este Templo,  ¿y tú en tres días lo levantarás?

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había dicho. Jn 2.19 al 22

Él respondió y les dijo: —La generación mala y adúltera demanda señal,  pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches,  así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Mt 12.39 y 40

Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres y lo matarán, pero al tercer día resucitará». 

Ellos se entristecieron mucho.  Mt 17.22 y 23

Sin resurrección no habría segunda venida del Señor. ¿Cómo venir si aún estuviera en la tumba?

En el verso 18, vemos que ahora María va otra vez a contar algo, pero esta vez lo que va a contar es que Jesús está vivo.

Esa misma noche del primer día de la semana los discípulos temerosos, por  miedo a los judíos, estaban  encerrados, casi que escondidos. (Un episodio más que nos comprueba que hasta ahora los discípulos no habían creído que Jesús se había levantado de entre los muertos). Pero esa noche estando ellos reunidos Jesús se les aparece.

Ahora los discípulos están convencidos, no porque recordaran las enseñanzas de Jesús sino porque él estaba interesado en que ellos estuvieran convencidos de que efectivamente él había resucitado,  por eso se les había presentado vivo.

Jesús por más de tres veces les demostró que efectivamente él había resucitado. Se les apareció vivo después de haber resucitado, y les da algunas indicaciones pero siempre les insta a creer y comprobar que sí está vivo!

Jesús les había anunciado que resucitaría de entre los muertos, les había demostrado con poder que era capaz de dar vida a los muertos, les había demostrado que era Hijo de Dios, pero no basta con eso, Jesús mostró  una insistencia en convencer a sus seguidores de que él sí había resucitado de entre los muertos.

Se les apareció a los que estaban encerrados, a Tomás, a los que iban camino a Emaus, se les aparece a los que estaban pescando. ¿Por qué tanta insistencia de Jesús en que los apóstoles comprobaran y se convencieran de que efectivamente sí había resucitado?

Todo el ministerio de Jesús apuntaba a morir y volver a la vida después de muerto, es decir resucitar, para que los que creyeran en él tuvieran esperanza de vida eterna.

Ahora que ha resucitado les manda que prediquen el evangelio.

¿Cómo enseñar, predicar  y ser testigos, si no estaban convencidos de todo el evangelio? Lo habían visto, lo habían oído, fueron testigos de su muerte y de su sepultura, pero ¿y su resurrección? Necesitaban convicción.

pues aún no habían entendido la Escritura: que era necesario que él resucitara de los muertos

Era fundamental que ellos entendieran esto.

En el libro de Hechos de los apóstoles vemos la instrucción clara de Jesús de esperar la venida del Espíritu Santo indicándoles que luego de este evento serían testigos suyos en Jerusalén, en Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra.

Eso se cumple en el capítulo dos y vemos luego a Pedro poniéndose en pie y comenzando a predicar públicamente.

Habla del derramamiento del Espíritu Santo sobre toda carne, da testimonio de Jesucristo, pero al final del discurso hace referencia directa a la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Los que oyen el discurso se sienten compungidos y preguntan: —Hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: —Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo  para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo, porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llame. 

Y con otras muchas palabras testificaba y los exhortaba, diciendo: —Sed salvos de esta perversa generación. 

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados, y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan  y en las oraciones.  Hch 2.37 al 42

¿Qué tiene que ver el Espíritu Santo con el arrepentimiento, el bautismo y la resurrección?

¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?, porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Ro 6.1-4

Nos bautizamos en Cristo para muerte y para resurrección.

La resurrección de Cristo es garantía de nuestro Nuevo Nacimiento, hemos nacido a vida nueva porque Cristo se levantó de la tumba.

La resurrección de Cristo tiene un significado muy profundo.

Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. 1 Co 15.1-4

Había unos que enseñaban que Cristo no había resucitado…

Pero si se predica que Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?, porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación y vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios, porque hemos testificado que Dios resucitó a Cristo, al cual no resucitó si en verdad los muertos no resucitan. Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que murieron en Cristo perecieron. Si solamente para esta vida esperamos en Cristo, somos los más dignos de lástima de todos los hombres.

Pero ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que murieron es hecho, pues por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 1 Co 15.12-22

Si Cristo no resucitó entonces estamos perdiendo el tiempo. Si Cristo no resucitó tampoco nosotros resucitaremos. Pero él sí se levantó de entre los muertos y nosotros también resucitaremos!

La resurrección de Cristo significa para nosotros:

·         muerte al mundo,

·         vida nueva en Cristo y

·         un día cercano, vida nueva con él en la gloria.

Por eso estaba tan interesado Jesús de la convicción de sus discípulos. Era necesario que los discípulos estuvieran convencidos de que sí hay resurrección de muertos porque Jesús se levantó de la tumba. Ellos iban a proclamar esa gran verdad al mundo y entonces el mundo tendría esperanza de vida eterna.

Si entendemos lo que Dios quiere para el ser humano, cual es el plan de Dios para nosotros, entonces tenemos seguridad, esperanza y convicción.

Pedro, Juan, Esteban, Felipe, Pablo, creyeron y predicaron la resurrección de Cristo de entre los muertos.

¿Qué significa para nosotros hoy la resurrección de Jesús?

Al igual que a los primeros cristianos esta doctrina nos ha sido enseñada, la hemos entendido, la hemos comprobado al nacer de nuevo, al ser investidos de poder de lo alto, al sentir la vida de Cristo en el corazón.

Esta una verdad central del evangelio, y ahora nos toca ahora enseñarla, predicarla, ser testigos de esa verdad.

Nuestra fe no es vana, no está en el aire, no está basada solo en ideologías, hay convicción.

Estamos convencidos de la misión de la Iglesia, de la misión de cada hijo de Dios de proclamar, de enseñar, de ser testigos, entonces vamos a hacerlo, no porque nos lo impongan sino porque nuestra nueva condición en Cristo nos impela a hacerlo.

¿Cómo probamos que efectivamente él resucitó?

Somos testigos de su resurrección porque hemos nacido de nuevo. La sola vida de una persona que ha sido cambiada por Jesucristo demuestra que él ha resucitado, que él está vivo.

¡Jesús está vivo y él actúa en aquellos que creen en él!

No se puede predicar la muerte de Cristo sin predicar su resurrección. Su resurrección es nuestra garantía.

Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros para darnos esperanza, para darnos vida eterna.

El gozo de la salvación lo tenemos en nuestra vida porque Jesucristo se levantó de la tumba!

Jesús vino a ofrecernos vida eterna!  

¿Cómo ofrecérnosla sino se hubiera levantado de la tumba?


 
 
Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor 
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia 
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM, Domingos 8 AM y 10 AM.
Calle 30 # 22 61, Cañaveral, Floridablanca.
http://adonayrojasortiz.blogspot.com/
 


1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente predicacion. Quisiera saber donde puedo encontrar mas predicaciones del Hno.Eduardo Forero Peralta. Muchos hermanos en el mundo, estamos de acuerdo con el debate que expuso sobre El Espiritu Santo. Dios les bendiga.

Generalidades de la Escatología Bíblica

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