viernes, 23 de septiembre de 2011

EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS FILIPENSES

EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS FILIPENSES

Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.

Filipenses 4.1

La ciudad de Filipos

Su fundación original se remonta al s. VII a.C. El nombre de Filipos se deriva de Felipe de Macedonia, quien la arrebató de manos de los tasios alrededor del 360 a.C., poniéndole ese nombre en su honor. Luego la amplió y la fortaleció. En ese tiempo se desarrolló la explotación de oro en las cercanías, con lo cual tuvo gran prosperidad.

En 168 a.C., Filipos fue anexada a los romanos.

En el 42 a.C. tuvo lugar la famosa batalla de Filipos, con Antonio y Octavio alineados contra Bruto y Casio, asesinos de César, y posteriormente la ciudad fue ampliada por la llegada de veteranos de guerra. Tuvo el título de "Colonia Iulia" en esa época, lo que le valió el derecho de gozar de iguales derechos que las ciudades de Italia.

El orgullo cívico de los filipenses es un rasgo del relato de Hechos, y reaparece en alusiones que hace el apóstol en la epístola. En la carta a los Filipenses, dos pasajes hablan de "ciudadanía", términos que tendrían un atractivo especial para los lectores, y las virtudes enumeradas en 4:8 son aquéllas que la mente romana habría de apreciar en forma especial:

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

En la época de Pablo, la población de Filipos se componía fundamentalmente de latinos y de algunos representantes greco-macedónicos. La población judía probablemente era escasa, ya que no contaban con una sinagoga, sino que se reunían en un "(lugar de) oración", junto al río Gangites, a las afueras de la ciudad. En aquel tiempo, los recursos mineros se habían agotado, pero aún la ciudad tenía su importancia al estar en un nudo de comunicaciones junto a la vía Ignacia, que unía el norte del Egeo con el Adriático.

La iglesia de Filipos

La iglesia en Filipos nació durante el segundo viaje misionero del apóstol, alrededor del años 52, registrado en Hch. 16:12–40. En el equipo estaban, además, Silas, que lo acompañaba desde Jerusalén, Timoteo, que lo había tomado en Listra y Lucas, que recientemente se había juntado en Troas.

Pablo recibió una visión de la invitación del hombre de Macedonia que imploraba diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos (Hch. 16:9). Interpretando este ruego como un llamado de Dios, Pablo y su comitiva navegaron hacia Neápolis, el puerto de Filipos, 13 km al sur de la ciudad y punto terminal de la vía Ignacia, ruta militar que vinculaba a Roma con el oriente como línea de comunicación de gran valor.

En algún lado de las márgenes del Gangites había un "(lugar de) oración" donde la gente se juntaba a orar. Aquí no se trataba de una sinagoga propiamente dicha, ya que no había un culto formal, ni lectura de la ley y los profetas ni tampoco hombres.

Entre las mujeres que se reunían había una tal Lidia, prosélita, oriunda de Tiatira (Asia Menor). Quizá era viuda, con una muy buena posición económica y a cargo de la empresa que le había dejado su esposo: venta de púrpura. Probablemente era importadora, ya que Tiatira era un centro de producción de ropas de púrpura.

El Señor le abrió el corazón, y luego ella y toda su familia fueron bautizados. La obra en Filipos no se redujo a la conversión de esta familia, sino que aparentemente muchos hombres y mujeres aceptaron al Señor (Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia y, habiendo visto a los hermanos, los consolaron y se fueron. Hch. 16:40).

El incidente con una muchacha que tenía un "espíritu de adivinación" (Hch. 16:16) cambió el clima espiritual de la ciudad. Esta mujer daba grandes ganancias a sus amos con su talento. En una oportunidad ella dice: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncia el camino de salvación (Hch. 16:17). Al desagradarle a Pablo, éste expulsó al demonio y, en consecuencia, cortó la fuente de ingresos de los amos. Fueron acusados de ser judíos y alborotadores (Hch. 16:20). Ellos estaban orgullosos de ser romanos y celosos de sus costumbres. Claudio había expulsado a los judíos de Roma (49 d.C.) y éstos estaban alborotando la pequeña Roma.

El castigo fue tremendo, con varas, y concluyó con la reclusión de Pablo y Silas en la prisión de mayor seguridad, sujetados los pies con cepos. A media noche comenzaron a orar y a cantar himnos (¿salmos?). En eso se manifiesta un terremoto que abre las puertas de las prisiones y suelta todas las ataduras que ellos tenían. El carcelero, con la espada en mano para suicidarse, es detenido por Pablo y le pregunta qué debía hacer para ser salvo. Es probable que el carcelero estuviera enterado de lo que ellos predicaban y del incidente de la muchacha con el espíritu de adivinación, y que tuviera, además, alguna inquietud sobre la vida eterna. El carcelero escuchó y luego se fue a su casa, y allí Pablo les predicó. Y el carcelero y toda su casa aceptaron el mensaje y se bautizaron.

Al amanecer, los magistrados mandaron soltar a los presos. ¿Por qué? no se sabe, pero puede ser que hayan sentido el terremoto y el mensaje que ellos predicaban, y hubieran tenido miedo al relacionar los hechos. Hábilmente Pablo usa de sus derechos como ciudadano romano, y hace que ellos mismos vengan a reivindicar su error. Pero ellos eran los que debían cumplir y hacer cumplir la ley romana, y no podían permitirse el lujo de que el pueblo supiera que no lo habían hecho, porque les podía costar sus puestos y sus vidas. De modo que le pidieron que rápidamente abandonasen la ciudad.

Pablo y Silas partieron inmediatamente hacia Tesalónica, pero Timoteo y Lucas se quedaron allí. Timoteo iría un poco más tarde al encuentro de Pablo en Corinto.

De modo que el carácter de la Iglesia de Filipos debe haber sido dado por los testimonios de Lidia, Lucas y el carcelero arrepentido. Ésta es la única iglesia que respaldó financieramente a Pablo (Y sabéis también vosotros, filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros únicamente. Fil. 4:15). Durante su estadía en Tesalónica, recibió donativos varias veces quizás de Lidia y Lucas (pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. Fil. 4:16).

Por lo que deja ver el apóstol en su carta, la evangelización de esta ciudad fue todo un éxito.

Durante el tercer viaje misionero, Pablo visita Filipos por segunda vez. Allí se encuentra con Tito.

Pablo alaba a las iglesias de Macedonia por la ayuda a los pobres de Jerusalén:

Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia, porque, en las grandes tribulaciones con que han sido probadas, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediéramos el privilegio de participar en este servicio para los santos. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor y luego a nosotros, por la voluntad de Dios. (2 Co. 8:1–5).

Al regreso de su tercer viaje, visita Filipos por tercera vez. Esta visita parece no haber sido planeada y, en consecuencia, fue corta (Hch. 19:21; 20:1–3). En ese momento se le vuelve a unir Lucas (Hch. 20:5), después de unos seis años.

El cuarto contacto lo tuvo por carta, cuando estuvo en prisión en Roma. Allí dice que va a enviar a Timoteo para que los visite pero, al mismo tiempo, él afirma que confiaba en el Señor y también que iría pronto a visitarlos:

Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al tener noticias vuestras. (Fil. 2:19)

y confío en el Señor que yo también iré pronto a vosotros. (Fil 2. 24).

Es probable que haya cumplido este deseo para el 62 d.C., desde donde hubiera escrito 1 Ti. y Tit.

La Iglesia de Filipos parece haber sido bastante fuerte. De hecho, dos siglos después de la muerte de Pablo, ella seguía en pie. Pero después de Policarpo esta iglesia es raramente mencionada en la historia.

Autoría

Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo.

La Epístola a los Filipenses aparece en todos los cánones de escritura durante el segundo siglo: en las listas del hereje Marción y del fragmento Muratorio, así como en las versiones Vetus Latina y Siríaca Peshita. Su genuinidad tan reconocida hace innecesaria cualquier discusión del asunto.

Evidencia interna

Pablo aparece como autor de la epístola (1:1). Además, esta epístola refleja como ninguna el carácter del apóstol. En cuanto a la apertura de su corazón tiene paralelos con 2 Co. y Flm. Pensar que sea una obra escrita por otro y asignada a Pablo parecería muy artificial, ya que hay un fluir de emociones que deberían darse en una situación concreta; de otro modo, la carta no tendría mucho sentido.

Evidencia externa

Existe una numerosa cantidad de autoridades antiguas que evidencian su conocimiento como la autoría paulina de Filipenses:

Autoridades como Ireneo, Tertuliano, Clemente de Alejandría, Hipólito, Orígenes y Eusebio citan directamente Filipenses y se la asignan al Apóstol.

Fecha y origen

Por el relato de la vida de Pablo en los Hechos. sabemos de sólo tres encarcelamientos: durante uno de los cuales escribió esta carta. No pudo ser en el primero, y la elección debe hacerse entre su encarcelamiento en Cesarea y los dos años que estuvo en Roma.

Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han contribuido más bien al progreso del evangelio, de tal manera que en todo el pretorio y entre todos los demás se ha hecho evidente que estoy preso por causa de Cristo. Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.

 Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y rivalidad; pero otros lo hacen de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por rivalidad, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones. (Flp 1.12–16)

          Alusiones al praetorium (1:13) y a la "casa de César" (4:22) concuerdan con los detalles históricos de la detención en Roma, independiente del significado de los términos.

          La gravedad del cargo y del veredicto inminente (1:20ss; 2:17; 3:11) sugiere que Pablo está siendo juzgado por su vida en el tribunal judicial supremo, cuya decisión no puede apelarse.

La datación sería del 61 d.C. (ó 63 d.C.).

Ocasión

Hay un consenso prácticamente unánime sobre el hecho de que los filipenses estaban siendo perturbados por cierto tipo de oposición. Sin embargo, hay un total desacuerdo acerca de quiénes eran aquellos que se oponen a vosotros (1:28). Algunos suponen que se refiere a paganos en Filipos, directos responsables del sufrimiento de los filipenses:

A vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él, teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí y ahora oís que hay en mí. (1:29, 30).

Sin embargo, hay dos pasajes que suscitaron mucho debate:

Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los que mutilan el cuerpo. Nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. 3:2, 3

porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo. El fin de ellos será la perdición. Su dios es el vientre, su gloria es aquello que debería avergonzarlos, y sólo piensan en lo terrenal. 3:18, 19

Propósito

El móvil de esta carta es la amistad de Pablo hacia los filipenses, y así pasa a ser la más personal de sus misivas. La lectura de la carta muestra claramente una serie de propósitos:

          Agradecerles por el donativo de los filipenses, que lo alude en varias partes (1:5; 4:10, 14ss). Esta ofrenda le llegó por medio de Epafrodito. Pablo aprovecha la ocasión para agradecerles por la persona de Epafrodito (2:25).

          Así invierte un tiempo en hablar de la enfermedad y la situación actual de Epafrodito que tanto había preocupado al apóstol y a los filipenses (2:25ss).

          Encomendar a Timoteo y a Epafrodito a la iglesia. Pablo les escribe como si quisiera prepararles el camino a estos hombres, y particularmente con el fin de desacreditar cualquier crítica que pudiese surgir contra Epafrodito (cf. 2:23ss).

          Informarles sobre su situación de prisionero y darles aliento a los filipenses, que en esos momentos estaban pasando por cierta tribulación.

          Hay un llamado a la unidad, y esto tiene que ver con el tema de exhortación que él brinda, y esta exhortación parece tener dos fuentes: alguna agitación interna y cierta oposición externa. Epafrodito le había traído ciertas noticias de la situación en la iglesia, en particular noticias de desunión en su seno:

Solamente os ruego que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que, sea que vaya a veros o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio. Fil. 1:27

Por tanto, si hay algún consuelo en Cristo, si algún estímulo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por rivalidad o por vanidad; antes bien, con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. No busquéis vuestro propio provecho, sino el de los demás. Fil. 2:2–4.

Haced todo sin murmuraciones ni discusiones. Fil. 2:14.

Ruego a Evodia y a Síntique que sean de un mismo sentir en el Señor. Fil 4:2

Hay toda una preocupación pastoral-misionera de Pablo en dar una guía espiritual a la congregación.

Esta carta sí tiene un contexto histórico de sufrimiento para la Iglesia de Filipos y debe entendérsela desde esta perspectiva. Pablo brinda razones teológicas para su sufrimiento; aun él está en prisión. Quizá el tema de la oposición y sufrimiento es secundario a otro que es repetido énfasis sobre el futuro seguro del creyente con su triunfo escatológico.

Tema

El gozo en Cristo, es la nota dominante de la epístola. Los filipenses no son exhortados a regocijarse por la felicidad de su situación, sino porque cualquier persecución que ellos sufran por la causa de Cristo está compensada con creces por el gozo que han encontrado en él.

Estilo y vocabulario

No hay un gran trabajo por parte del autor en la forma literaria de la epístola. Carece de grandes comienzos y grandes finales.

Mucho del vocabulario especial de Filipenses ocurre en contextos donde la amistad se hace evidente. La palabra característica es "gozo", que tanto en su forma sustantiva como verbal, aparece un total de dieciséis veces.

La carta es rica en expresiones pictóricas tomadas de la vida diaria:

          De la arena: "alcanzar (el premio)" (3:12); "prosigo la meta, al premio" (3:14); "combatir juntamente conmigo" (4:3).

          Del comercio: "ganancia" y "pérdida" (3:7, 8); "dar y recibir" (4:15); "cuenta" (4:17); "recibir" (4:18).

          Del campo de batalla: "progreso" (1:12, 15); "combatiendo unánimes" (1:27); "el mismo conflicto" (1:30); "intimidados – perdición – salvación" (1:28).

          De la corte de leyes: "defensa" y "confirmación" (1:7).

Valor e importancia de la carta

Podemos ver dos rasgos fundamentales:

          La carta permanece como un tributo a la actitud del apóstol frente a sus sufrimientos. Por la gracia de Dios puede regocijarse bajo las circunstancias más adversas de su cautividad y su inminente destino futuro. Su constante llamado a regocijarse, dieciséis veces, es característico en la epístola. El secreto del gozo es la comunión con el Señor que es el centro de su vida, sea lo que fuere que le depare el futuro (1:20, 21).

          Ninguna introducción a la carta sería completa sin una referencia al gran pasaje de 2:5–11, por lo cual Filipenses permanecerá a la vanguardia de los estudios paulinos, mientras los escritos del gran apóstol sigan atrayendo la atención de los comentaristas cristianos.

Filipenses está bien adaptada para hablar a los corazones humanos dóciles para Cristo y dispuestos a poner atención a su verdad revelada, considerando que su autor está en un contexto de prisión, escaso de bienes terrenales y, a pesar de ello, rebozando de poder y gozo espiritual. El cristiano y la iglesia están asolados por un sinnúmero de corrientes anticristianas que tienden a poner los ojos en lo temporal y material. Filipenses nos ayuda a tener una imagen clara de Cristo y el caminar en intimidad con él, y mostrar el triunfo de la vida en Cristo a aquellos que tienen la vida de Cristo.

Teología

Aunque el objetivo de la carta no es ciertamente teológico o un tratado doctrinal, no escapan a la pluma del apóstol algunos pensamientos teológicos que son dignos de destacar.

A. El evangelio

Pablo está interesado finalmente en el evangelio y consagrado a su defensa (1:16). Ésta es una palabra clave en la epístola. Aunque él esté preso el evangelio avanza (1:12). Pero como los recipientes estaban en íntimo conocimiento con él, no necesita volcarlo nuevamente en esta carta. El evangelio es de salvación (1:28), viene de Dios, es efectivo en Cristo y es hecho efectivo en nosotros por el Espíritu. Pablo pone en claro que la confianza él no la tiene puesta en sí mismo o en las obras o aun en la ley, sino en Cristo (3:3–9). Los filipenses habían tomado parte con Pablo en el anuncio del mismo (1:5, 7). Los creyentes deben luchar por él (4:3) como lo hizo Timoteo (2:22), y llevar una vida digna de él (1:27).

B. La fe

Pablo opone la justicia que viene de la ley (3:6) a la que "se apoya en la fe" (3:9) y se obtiene por la fe en Cristo. Es un don de gracia (1:11, 29), pues Dios da "el querer como el hacer" (1:6; 2:13).

C. El conocimiento de Cristo

Él habla de salvación en términos veterotestamentarios: "conocer" a Cristo. Conocerlo es la pasión que mueve todo. Conocer a Cristo es conocer a Dios. Para Pablo vivir es Cristo y morir es ganancia, o ganarlo a él. Este conocimiento no es un ejercicio intelectual sino una vida en relación íntima. Conocer a Cristo significa compartir sus sufrimientos y conformarse a la semejanza de su muerte (3:10).

D. Gozo y sufrimiento

La respuesta típica de Pablo en medio de sus vicisitudes es regocijarse en el Señor siempre porque el Señor está cerca (4:4, 5). Regocijarse en él es poner toda la confianza en su persona. Pablo desborda de alegría (1:4, 18; 2:17; 4:1, 10) y pide que los filipenses se alegren con él (2:18, 28; 3:1; 4:4). Además, es el antídoto contra las ambiciones personales y la vanagloria (2:2–4) que lleva a las argumentaciones (2:14).

E. Comunión

La palabra "comunión" (κοινωνία) básicamente significa "participación en algo con alguien", y es una palabra común en el NT. El sentido es compartir con alguien una posesión en común. Esto es mucho más importante que el sentido actual de asociarse personalmente con otros cristianos o una atmósfera agradable entre personas133.

La idea detrás de la κοινωνία se encuentra en 1:5, 7 (colaboradores) 2:1; 3:10; 4:14, 16 (participar) y las más importantes son "participación en el evangelio" (1:5), es decir, activa participación; "la comunión en el Espíritu" (2:1) y "la participación de su sufrimiento" (3:10).

F. Jesucristo

Jesucristo y su señorío es el tema que unifica y entrelaza toda la epístola. Es completamente divino de esencia igual a Dios, poseedor legítimo del nombre divino y es la fuente de gracia y paz como de las riquezas celestiales (1:2, 2:6, 9–11; 4:19). El Espíritu Santo es el espíritu de Jesús (1:20). Es el Señor del futuro (1:6, 10; 2:9–11, 16; 3:20, 21; 4:5) y también del pasado (1:29; 2:8; 3:9, 14, 18). Jesús es el gozo del cristiano (1:18; 3:1, 3; 4:4, 10), dando ánimo y seguridad, porque es Señor de las circunstancias, y en todas ellas resulta ser suficiente (1:13, 14, 26, 29; 2:19, 23, 4:7, 19).

G. El vaciamiento y exaltación de Cristo

El vaciamiento (κενώσις) de Cristo es sin duda el centro teológico de la carta. Sin ser claro de qué se vacía, sí muestra cómo Dios se hace hombre, tomando la forma de siervo y haciéndose obediente hasta la cruz. Es interesante notar que el sujeto de la humillación (vv. 6–8) es Jesús. El contraste que se establece es entre "forma de Dios" (μορφὴ θεοῦ) y "forma de siervo" (μορφὴ δούλου). Este misterioso versículo 2:6 concluye con otra expresión: "condición de hombre" (σχῆμα ὡς ἄνθρωπος).

Acto seguido está la resurrección y exaltación de Cristo.

H. El día del Señor

Este tema aparece seis veces en la carta (1:6, 10; 2:9–11, 16; 3:20, 21; 4:5). Dios está trabajando con los cristianos para este gran día (1:6). Pero también es un objetivo que nos imprime ciertas responsabilidades a nosotros. Los cristianos debemos vivir a su semejanza (4:5), progresar en la santidad (1:10, 11) y anhelar traer a otros a la fe (2:16, 17). En este día todo adversario quedará sometido (2:9–11). En aquel día él nos liberará de todos los impedimentos y debilidades debido a nuestra iniquidad y nos transformará a su propia imagen. (3:20, 21).

I. La unidad de la iglesia

La unidad de la iglesia es consecuencia de la unión con Cristo, de estar "en él". Una vez que Pablo da el saludo, encara directa y abruptamente el tema (1:27), y vuelve a tocar el tema antes de terminar la carta. La gravedad del tema hace que mencione a dos filipenses, Evodia y Síntique, por nombre. Ellas no constituían un problema aislado en la congregación sino sólo un síntoma de un malestar que podría traer graves consecuencias. Para Pablo un ataque a la unidad amenaza al corazón de la iglesia, destruye su eficacia y la torna impotente contra el mundo hostil. Fundamentalmente en dos ocasiones exhorta a la unidad (2:2; 4:2), y en ambos casos antepone un antecedente doctrinal o verdades acerca de la iglesia (2:1; 4:1). Esta exhortación está en el contexto del ataque de enemigos. En 1:28 habla de los que se "oponen" y el riesgo es que la iglesia sea "pisoteada" (πτυρόμενος). Así Pablo dice "en consecuencia" (οὖν) hay una respuesta: la iglesia unida. En 4:1 está la misma línea de pensamiento, aunque ahora la amenaza es de los "enemigos de la cruz de Cristo" (3:18). Quizá la enemistad es más ética que doctrinal. Pero la conducta de ellos negaba la obra salvadora de Cristo y a su persona (3:20). Ahora el llamado a la unidad se transforma en "estad así firmes".


 
 
Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor 
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia 
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM, Domingos 8 AM y 10 AM.
Calle 30 # 22 61, Cañaveral, Floridablanca.
http://adonayrojasortiz.blogspot.com/
 

No hay comentarios:

Generalidades de la Escatología Bíblica

NO DEJE DE LEERLO