martes, 4 de junio de 2013

John Stott

John Stott (1921–2011) Pasión por la Verdad

La pasión por la evangelización debe alimentarse a lo largo de la vida por medio del contacto con la gente y sus necesidades.
John Stott (1921–2011) Pasión por la Verdad
¿Lo sabía usted?
·       De joven Stott se sentaba en el balcón de la iglesia, y desde ahí arrojaba papeles sobre los sombreros de las mujeres.

·       John Stott nunca se casó, aunque en su biografía confesó que en dos oportunidades estuvo muy cerca de contraer matrimonio.

·       Fue pastor de la misma congregación durante toda su vida. Un pastor asociado se encargó de la congregación en 1970 para que Stott contara con más tiempo para viajar.

·       Escribió más de cincuenta libros y miles de artículos que han inspirado y edificado la vida de millones de sus lectores.

·       Viajaba a todos lados con un pesado portafolios que contenía miles y miles de tarjetas de oración. En cada lugar añadía nuevas tarjetas con las necesidades de las personas que conocía, y asumía el compromiso de orar por ellas.

·       Amaba los pájaros. Viajaba siempre con su binocular y su cámara. Esta afición lo llevó a publicar un libro ilustrado con sus propias fotos.

·       Fue nombrado el capellán personal de la Reina Isabel II, cargo que ocupó entre los años 1959 y 1991.

·       Retuvo los servicios de la misma secretaria, Frances Whitehead, durante cincuenta años.

·       Stott invertía, al menos, tres meses de cada año en viajar, y otros tres meses en escribir.

·       Recibió varios doctorados honorarios, además de una condecoración por parte de la Reina, en el año 2006, en la que lo nombró Comandante del Imperio Británico.

·       Stott escribió su último libro, El discípulo radical, a los ochenta y ocho años de edad.

Breve reseña de su vida:

«Un evangélico no es más que un cristiano, sencillo y normal» declaró John Stott, en una entrevista en 2006. Desde su conversión en la secundaria, en 1938, hasta su muerte, este año, a los noventa años, Stott demostró cuán extraordinario puede ser el impacto de un cristiano, sencillo y normal. No se caracterizó por ser original en sus conceptos. Al contrario, buscó con tenacidad en las Escrituras las respuestas a los dilemas que confrontan al hombre, y por esto se convirtió en uno de los más notables maestros de la Palabra.

Al momento de convertirse, Stott parecía encaminarse hacia el ejercicio de la diplomacia. Sin duda, hubiera sido un extraordinario diplomático, pues su especialidad era entender las necesidades de aquellos a quienes representaba.

Estudió en la escuela Rugby y en la Facultad de Trinity, en la universidad de Cambridge. Allí obtuvo sobresalientes calificaciones, tanto en francés como en teología, y fue galardonado por su desempeño en los estudios.

Aunque, en su adolescencia, pertenecía formalmente a la Iglesia Anglicana, Stott no había experimentado la conversión. La predicación de un reconocido evangelista que visitó su facultad, sin embargo, redarguyó de tal manera su corazón que acabó entregando su vida a Cristo. Su conversión, en la intimidad, no fue ni dramática ni emotiva. No obstante, un impresionante cambio comenzaría en su vida que lo convertiría en una de las figuras más influyentes del siglo XX.

Fue un fiel representante de la cultura inglesa, de la cual provenía. Incisivo, reservado, puntual, ordenado y equilibrado, raras veces compartía sus pensamientos más íntimos. Su estado soltero le permitió mantener un ritmo voraz en el trabajo. En ocasiones, cuando se retiraba a una casa en Gales para escribir, se dedicaba con absoluta concentración a la producción de página tras página de pensamientos cuidadosamente argumentados.

No obstante, Stott también poseía un amor profundo por el mundo en que vivía. Lo observaba con la misma meticulosa paciencia que desplegaba en su pasión por observar pájaros. Durante décadas empleó gran parte de su tiempo para visitar, en su mayoría, países del tercer mundo. Había comprendido que el cristianismo emergente de estos tiempos alcanzaría sus más fuertes expresiones en esa región. Se comprometió a proveer todos los medios para que creciera sana y robusta en medio de los tiempos fluctuantes de esta época.

Desde el mismo momento de su conversión demostró pasión por la evangelización. El hombre que lo llevó a los pies del Señor, E. J. Nash, pronto lo integró en un proyecto para compartir a Cristo con otros estudiantes en la Universidad. En su momento Stott ganó fama como maestro y expositor de la Biblia, pero nunca perdió esa pasión por hablarle a otros de Jesucristo.

Cuando aceptó ser pastor de la iglesia All Souls, la congregación a la que había asistido en su niñez, Stott comenzó a organizar a los miembros para que llevaran las Buenas Nuevas a los vecinos de la zona. Al poco tiempo publicó uno de sus primeros libros, acerca de la evangelización asumida por laicos. Stott creía con firmeza que los movimientos de extensión de la Iglesia debían gestarse desde la congregación local, la cual debía buscar la forma de ser sal y luz en la tierra. Para esto, también organizó cursos de capacitación en los que enseñaba a los miembros de su congregación las verdades básicas de la fe. A su tiempo escribió y publicó un libro, Cristianismo básico, que ha vendido más de dos millones de copias y se ha traducido a más de sesenta idiomas.

Durante los primeros años de su pastorado tuvo la oportunidad de conocer a Billy Graham, quien se convirtió en uno de sus mejores amigos. La pasión por compartir el evangelio con los inconversos los unió en una profunda amistad. Eventualmente llegarían a ser dos de las figuras que más impulsaron al movimiento de Lausana. Por su compromiso con la evangelización Stott apoyó a muchas organizaciones que trabajaban para este fin, aunque nunca perdió su vocación pastoral.

Los evangélicos conservadores eran una minoría denigrada [IdeV1] en el momento en que Stott fue ordenado al ministerio. No obstante, él no se desanimó. Trabajó de manera incansable para que surgiera una nueva generación de pastores, cuyos pies se plantaran con firmeza en la Palabra. Organizó incontables conferencias para promover una renovación dentro de la Iglesia Anglicana, que se había inclinado hacia un liberalismo preocupante.

Stott consideraba que la mente era un regalo de Dios. Optó por darle la espalda a la tendencia evangélica de utilizar textos aislados e historias emotivas para demostrar la verdad. Invirtió tiempo, disciplina y esfuerzo en entender las profundidades de la revelación de Dios. Su pasión era descubrir lo que Dios decía, y luego permitir que esa verdad afectara su forma de vivir. Mediante sus muchos libros despertó un nuevo entusiasmo por las Escrituras como verdad inspirada de Dios. Su mensaje impactaba, porque él era la encarnación de lo que intentaba enseñar a otros.

A la misma vez, Stott demostró que el cristianismo «común y corriente» podía desplegar una fuerza ponderosa para transformar el mundo. El fruto de los cincuenta años en los que sirvió como pastor de All Souls es el paso del movimiento evangélico británico de la defensiva a una postura de crecimiento e impacto. Stott reconocía que la iglesia evangélica muchas veces se quedaba con la práctica de la piedad, sin procurar la transformación del mundo mediante un compromiso genuino con la misión. Su contacto con la pobreza, corrupción y violencia de muchos países en el tercer mundo lo convencieron de que no era suficiente con simplemente predicar la verdad. Era imperioso que la Iglesia se dedicara a actuar con «buenas obras» entre los más necesitados.

Las convicciones que guiaban su existencia pasaron a ser de la Iglesia en el encuentro que organizó la Asociación Billy Graham en Lausana, Suiza, en 1974. En él participaron 2.500 delegados, de los cuales la mitad provenía del tercer mundo. Por primera vez la Iglesia comenzó a tomar conciencia de sus dimensiones globales y se tendieron los puentes para que se lograra un diálogo fluido entre todos sus miembros.

A él le habían asignado el discurso inaugural. Con su peculiar humildad, Stott exhortó a los delegados a que exhibieran un espíritu de arrepentimiento. Luego habló, con absoluta claridad, sobre la relación entre amar al prójimo y hacer discípulos, un tema que había envuelto en controversias a los organizadores. Mediante su discurso posibilitó que los delegados echaran el fundamento necesario para un diálogo respetuoso y fructífero entre todas las naciones representadas. En esta conversación, las habilidades de Stott para la diplomacia resultaron cruciales, pues trabajó sin cansancio en la elaboración de la declaración para que todos los representantes fueran escuchados y quedaran satisfechos con el texto.

¿Cuál es el legado de Stott? Su congregación sigue siendo uno de los importantes focos de actividad para el movimiento evangélico en Inglaterra. Por medio de Langham, la organización que fundó para capacitar líderes alrededor del mundo, miles han accedido a mejor formación. Sus libros, lúcidos y agudos, continuarán inspirando y desafiando a millones. La obra que algunos consideran como la más profunda, La Cruz de Cristo, representa un extraordinario enunciado de lo que es el cristianismo. No obstante, su legado más precioso seguramente son las multitudes de personas que impactó personalmente con su ministerio. A lo largo y lo ancho de continentes, Stott dejó un claro ejemplo de cómo se vive intensamente a Cristo, con sencillez y humildad.

Principios dignos de imitación

1.     La sencillez y la humildad debe ser un distintivo de todo cristiano.

2.     Un maestro sobresaliente de la Palabra no se distingue por comunicar sus propias ideas, sino por su la capacidad de dejar hablar a la Palabra misma, y en encarnar la Verdad que enseña.

3.     Un cristiano comprometido con Dios lo está con la Palabra, la Iglesia y el mundo; pues solo este compromiso le da una visión clara de la misión de Dios y su participación en ella.

4.     El compromiso del cristiano no es solo con la práctica de la piedad, sino también con la misión de Dios; la cual no se cumple solo con la predicación de la Verdad, pues resulta imperioso también la práctica de las buenas obras entre los necesitados.

5.     La preparación de la nueva generación de líderes es crucial para mantener la Iglesia con un entusiasmo fresco por las Escrituras como verdad inspirada de Dios, pues la enseñanza de ellas es la mejor manera de contrarrestar cualquier adulteración de la Verdad y a la práctica correcta de la misión de Dios.

6.     La pasión por la evangelización debe alimentarse a lo largo de la vida por medio del contacto con la gente y sus necesidades.


 (1) La palabra es vilipendiada, del verbo vilipendiar, que el lo mismo que despreciar, aunque vilipendio lo amplía a denigrar, por eso descarté despreciada y dejé solo denigrada, pues comprende los dos conceptos.

Artículo Publicado en Apuntes Pastorales: "Apuntes Pastorales - Septiembre 2011" - Septiembre 2011

Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia
Calle 30 # 22 61 Cañaveral, Floridablanca
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM. Domingos 8 AM, 10 AM y 5 PM
http://adonayrojasortiz.blogspot.com/
Le esperamos!




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