jueves, 12 de diciembre de 2013

TIEMPO DE BUSCAR AL SEÑOR

TIEMPO DE BUSCAR AL SEÑOR

Oseas 10.12

 

David K Bernard, Austin, Texas, enero de 2008

 

"Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia".

 

Estamos comenzando un nuevo año y creo que es el momento apropiado para que busquemos al Señor. El mundo no está mejorando, las cosas no están marchando bien; por el contrario, los problemas abundan por doquier. Pero para nosotros es el momento de buscar al Señor y agarrarnos de él. Es tiempo de que hagamos algunos compromisos, es tiempo de que renovemos nuestra consagración en algunas áreas.

 

Primera ley de la cosecha: usted recoge lo que siembra

 

Este pasaje de las Escrituras empieza con la afirmación: "Siembren en justicia". Y hay una ley de la cosecha. Podemos llamarla la primera ley de la cosecha. Que dice que usted recoge lo que siembra. Si usted desea que la justicia habite en su vida, si usted desea la bendición de Dios en su vida, si usted quiere que Dios haga una obra en su corazón, entonces usted tiene que plantar semillas de justicia.

 

Usted no puede esperar que Dios le hable, usted no puede esperar que Dios lo bendiga, usted no puede esperar heredar la vida eterna, si usted no está buscando las cosas de Dios. Usted no puede sembrar cualquier cosa que a usted le parezca y esperar tener una buena cosecha. Tiene que sembrar en justicia.

 

Eso es lógico en el mundo físico. Si usted quiere cosechar trigo, tiene que sembrar trigo. Para tener una cosecha de maíz, hay que sembrar maíz. La primera ley de la cosecha dice que usted recoge lo que siembra. No espere cosechar algo que usted no ha intentado plantar.

 

Y la primera cosa que voy a decirle hoy es: Tenemos que sembrar en justicia. Tenemos que dedicar algún tiempo para buscar las cosas del Señor, tenemos que ocupar un tiempo en oración, tenemos que ocupar un tiempo en la Palabra de Dios, debemos abrir nuestros corazones al Señor, debemos buscar la justicia. La justicia no llega automáticamente. No viene solo por el hecho de que somos humanos, no viene solo porque estamos en la iglesia; sino que viene porque nosotros hacemos algo para que llegue, viene porque nosotros sembramos justicia.

 

Hay un pasaje muy conocido de la Biblia en el libro de los Gálatas, capítulo 6, que nos recuerda acerca de esta ley de la cosecha. Gálatas 6, verso 7: "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna".

 

Si usted quiere ser salvo, si usted quiere hacer la voluntad de Dios, si usted quiere las bendiciones de Dios sobre su vida; entonces, hay un camino que debemos seguir. Debemos buscar las cosas de Dios, debemos andar en la senda del Espíritu. No piense que usted puede andar en la carne y así como así vencer todas las cosas y tener la bendición de Dios de todas maneras.

 

Dios no puede ser burlado. Usted no puede tener a  Dios como un pasatiempo. Dios es un Dios lleno de misericordia y gracia, Dios es un Dios que perdona, Dios es un Dios que brinda una segunda oportunidad; pero no trate de abusar de esto, para vivir deliberadamente según su voluntad, según su voluntad egoísta, sin pensar para nada en Dios, sin interesarse en las cosas de Dios, sin prestarle atención a Dios y, luego, en un momento de desesperación, pedirle a Dios que lo libre y luego confiar que en el día del juicio, usted saldrá bien librado de alguna manera, porque usted probablemente es tan bueno como la persona de al lado. No. No funciona de esa manera. Dios no es alguien que usted pueda tomar como un pasatiempo. Él es alguien que merece adoración, respeto, amor, valoración, agradecimiento por su gracia y misericordia.

 

Pero debemos buscarle, debemos desearle. Si hemos obrado mal, debemos arrepentirnos; si necesitamos una segunda oportunidad, debemos decirle: "Señor, perdóname. No quiero seguir en la dirección en que voy. Quiero tomar un rumbo distinto". Tenemos que empezar a sembrar en justicia, tenemos que plantar semillas de justicia, tenemos que buscar las cosas de Dios.

 

Si usted busca las cosas de la carne, usted va a cosechar las cosas de la carne y el resultado final de la carne es la muerte. Pero si usted busca las cosas del Espíritu, entonces usted tiene esperanza de vida eterna.

 

La paciencia del sembrador

 

Y es por eso que el verso 9 sigue diciendo… Gálatas 6.9: "No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos".

 

El hecho de que usted haya sembrado en justicia no significa que los beneficios serán inmediatos. Hay un período de tiempo entre el momento en que usted siembra y el momento en que usted cosecha. Hay un período de tiempo considerable. Y por eso el agricultor debe ser paciente.

 

En nuestra sociedad tecnológica, no hay muchos de nosotros que seamos agricultores. Y estamos acostumbrados a oprimir el botón y si el computador no inicia en dos segundos; entonces, nos irritamos por todo el tiempo perdido. Hemos perdido la noción de la paciencia. Lo que deseamos lo queremos al instante. Estamos acostumbrados, si es necesario, a salir a la medianoche, ir al supermercado y obtener lo que queremos. No importa si es de día o de noche. Si no conseguimos lo que queremos, algo anda mal. Nos molestamos, nos sentimos frustrados, nos sentimos aislados.

 

Nuestra forma de pensar es: "¿Quiero comer algo? Sencillamente voy y lo tomo de la alacena o voy y lo consigo en el supermercado o lo saco de la nevera". Pero, en el pasado, si usted quería comer algo, usted decía: "Veamos, necesito sembrar con un año de anticipación lo que quiero comer o tengo que salir a la huerta y recoger lo que deseo o tengo que matar el pollo y prepararlo". No era cuestión de salir y comprar una comida preparada. Había que programar, había que planear con anticipación.

 

Pero nosotros estamos muy acostumbrados a, sencillamente, tener todo lo que deseamos; de tal forma que olvidamos que hay un tiempo de paciencia, que hay un tiempo de espera, que hay un tiempo para depositar la confianza en Dios. Y sale el sol y viene la lluvia y, tal vez, llegue la sequía. Pero si no nos cansamos, si insistimos. Si nos levantamos todos los días y seguimos avanzando; todos los días, haciendo lo que Dios nos ha llamado a hacer; después de un tiempo, tarde o temprano, en el tiempo de Dios, cosecharemos, si no desmayamos; si no nos rendimos; si no nos detenemos; si no abandonamos el camino debido a la impaciencia y a la frustración; pero si persistimos en buscar las cosas de Dios, en el tiempo de Dios, habrá una gran cosecha.

 

Así que el texto base, Oseas capítulo 10, verso 12, dice: "Sembrad en justicia". Para algunos de nosotros es el momento de cambiar lo que estamos sembrando. Estamos plantando la semilla equivocada, hemos escogido un cultivo inadecuado. Si usted se encuentra hoy en esa categoría es hora de cambiar lo que está sembrando. No persista en lo que está haciendo y espere que Dios obre algún milagro para librarlo de la situación en la que usted se ha metido. Dios sí es el Dios de milagros; pero una vez que él hace un milagro en su vida, usted tiene que empezar a cambiar su cultivo, usted tiene que empezar a sembrar lo que él le dice. No espere que persistiendo en hacer su propia voluntad, buscando su propio placer, buscando sus propios deseos, va a tener una buena cosecha. Alguien aquí necesita cambiar lo que está sembrando.

 

Y para otros es el momento de cobrar ánimo, es el momento de renovar sus esfuerzos. No es tiempo de rendirse, de renunciar; sino que es tiempo de seguir adelante. "Sembrad en justicia".

 

 

Segunda ley de la cosecha: usted recoge más de lo que siembra

 

La siguiente frase dice: "Segad para vosotros en misericordia". Y quiero llamar a esta la segunda ley de la cosecha. La primera ley consiste en que usted recoge lo que siembra, mientras que la segunda ley dice que usted recoge MUCHO MÁS de lo que siembra.

 

Si el agricultor sembrara un grano de maíz y espera con diligencia varios meses con todo el trabajo que involucra la siembra, deshierbar y todo lo que requiere un cultivo, para al final obtener un grano. No valdría la pena. Él espera que de ese único grano de maíz va a obtener un tallo, que tiene varias mazorcas y cada mazorca tiene muchos granos o muchas semillas. Él espera obtener CIENTOS de semillas como producto de una sola semilla. Él espera obtener mucho fruto de un grano que ha sido plantado o una semilla que ha sido plantada.

 

Usted recoge lo que siembra; pero lo que no tenemos en cuenta es que recogemos mucho más de lo que sembramos. Claro que funciona en el sentido negativo; pero también funciona en el positivo.

 

En el sentido negativo

 

Funciona en el sentido negativo. El mismo libro de Oseas capítulo 8, verso 7 dice: "Porque sembraron viento, y torbellino segarán". Algo que no tenemos en cuenta cuando tomamos nuestras propias decisiones. Muchas veces, creo que es la naturaleza humana. Todos somos inducidos a pensar de esta manera: "Bien, solo voy a hacer un poquito. Sé que no es exactamente lo que se supone que debo hacer; pero tan solo estoy pasándome un poquito del límite. No estamos hablando de un problema grande. Es una cosa muy pequeña. Nadie va a enterarse". Así que hacemos algo que sabemos que no es la voluntad de Dios; hacemos algo que sabemos que no debemos hacer; pero pensamos que es solo una pequeña trasgresión. Solo hay un pequeño perjuicio que puede venir como consecuencia. O tal vez no pase nada. ¿Qué daño puede hacer esta pequeña mentira? ¿Qué podría costar? Realmente no puede ser tan malo. Si hago solo una cosa pequeña, ¿qué tanto puede importar? Y esa es la manera en que justificamos el pecado. No hay problema. Y puede ser que no parezca un problema; pero el problema es este: el pecado siempre lo lleva a usted más lejos de lo que usted pensaba ir; el pecado siempre le hace a usted pagar más de lo que usted esperaba pagar.

 

Usted da un paso; pero cuando usted le cede un milímetro a la carne, esta se toma una milla (1.609 metros). Y en menos de nada usted está transitando un camino por el que no pensaba ir. Usted nunca planeó que llegaría tan lejos. Y así un pecado lo lleva a otro. Y tiene que cometer otro pecado para ocultar el primero. O, usted no se da cuenta, no es consciente de qué tan lejos usted está divagando. Usted piensa que solo se pasó un poquito del límite; pero uno de los problemas de estar un poquito más allá del límite es que usted pierde su percepción, usted pierde su perspectiva. Usted piensa que solo se pasó un poco del límite; pero usted se ha alejado de ese límite. El problema es que usted no se ha dado cuenta. De manera que usted piensa: "Bueno, un pasito nada más. Solo un paso más". Y  usted dice: "Bien, aquí está el límite. Solo di un paso más allá del límite. ¿Qué tanto puede importar? Pero más tarde, usted dice: "Un paso más. ¿Qué tanto puede importar? Y otro más. ¿Qué tanto puede importar?". Y ninguno de esos pasos es el que marca la diferencia; pero la dirección en la que usted está yendo es la que tiene una importancia capital.

 

Así que usted siembra viento; pero cosecha un torbellino.

 

En el sentido positivo

 

Pero podemos darle la vuelta a esa situación y llevarla al plano positivo. Si usted siembra en justicia, la gracia de Dios entra en acción.

 

No somos salvos por nuestras obras. Sí necesitamos poner fe en Dios, tiene que haber una decisión de fe, sí tenemos que arrepentirnos de nuestros pecados, tiene que haber un compromiso de nuestra parte; pero jamás piense que las bendiciones de Dios obedecen estrictamente a nuestra bondad o a nuestra capacidad; o a cuántos minutos oremos o a cuántos días ayunemos. No, no, no. Yo no quiero ser bendecido con base en lo bueno que soy, yo no quiero ser bendecido con base en la cantidad de minutos que oro, yo no quiero ser bendecido con base en lo que merezco. ¡No! Yo necesito la gracia de Dios, yo necesito la misericordia de Dios. Lo maravilloso de cuando nos volvemos a él es que recibimos mucho más que lo que jamás hemos dado, recibimos mucho más que lo que jamás hemos sacrificado. "Siembren en justicia; pero recojan conforme a la misericordia de Dios".

 

Estoy tan agradecido de que Dios sea tan misericordioso, tan lleno de gracia, tan generoso, tan amoroso y tierno. Cuando damos un pequeño paso hacia él, entonces él da muchos pasos hacia nosotros. Realmente, él ya ha dado el primer paso. Está esperando la respuesta de nuestra parte. "Sembrad en justicia; pero cosechad aun más. Cosechad en misericordia".

 

Se acerca el juicio para el impío. Y será un juicio terrible. Pero para el justo se acerca una gran recompensa. Sobrepasará por mucho lo que podemos imaginar. 1 de Corintios 2.9 dice: "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó… Son las que Dios ha preparado para los que le aman".

 

Oh, yo estoy esperando ese día. Nos regocijamos: "Qué bien. Las calles son de oro". Nos regocijamos: "Oh, tengo una mansión allá". Nos regocijamos de todas las maravillas del cielo. Pero creo que no hemos ni empezado a entender las maravillas del cielo. Realmente estamos en pañales, incluso ni siquiera sabemos de qué se trata. Está tan lejos de nuestro entendimiento, sobrepasa tanto nuestra capacidad mental. Solo le digo que usted querrá estar allá, usted anhelará ir allá, usted deseará vivir con Jesucristo.

 

"Sembrad en justicia, cosechad en misericordia".

 

Romped el barbecho

 

La frase siguiente dice: "Romped el barbecho" (Versión La Biblia de las Américas).

 

Ahora, ya que la mayoría de nosotros no somos agricultores –Yo no lo soy–, perdemos algunas veces la profundidad, el significado de algunas de estas analogías de la agricultura.

 

"Barbecho". ¿Qué es barbecho? Bien, probablemente la mayoría de nosotros tiene alguna idea. Barbecho no es una palabra común en nuestro vocabulario; pero la mayoría de nosotros, tal vez, está enterada. Es tierra que se deja sin sembrar. Pero no es suelo virgen, que nunca ha sido sembrado. Es un terreno que ya ha sido arado y cultivado antes; pero que no se utiliza por espacio de un año, con el fin de que pueda recuperar sus nutrientes.

 

Si usted desgasta un pedazo de terreno, entonces la producción disminuye, porque usted está agotando todos los nutrientes de ese suelo. Pero si usted lo deja descansar por un año o algo así, entonces puede reponer los nutrientes naturales que se necesitan para una buena cosecha. Así que un buen agricultor, que utiliza los métodos tradicionales, rotará los cultivos y dejará un pedazo de terreno sin utilizar, cada año.

 

Ahora, no obstante el hecho de que no va a ser sembrada; aun así necesita ser arada, porque se endurece en la superficie, se compacta. La maleza se puede multiplicar "como maleza". Así que para mantener ese terreno disponible para un uso futuro, hay que ararlo; aunque no se siembre nada en él.

 

Para mí, se desprende algo de importancia espiritual de esta figura. "Romped el barbecho".

 

No está diciendo: "Amplíe su consagración hacia nuevas áreas"; aunque hay un momento para hacerlo. Creo que de eso se trata la agricultura. Para mi entender… Lo que yo puedo concluir de esto, como mínimo, es que hay consagraciones que hemos hecho en el pasado; pero, por alguna razón, tal vez, nos apartamos de ellas, las abandonamos, las olvidamos.

 

Recuerde cuando usted llegó al Señor por primera vez. Recuerde cuando usted se arrepintió de sus pecados. Tuvo tal convicción de pecado. Y esa gratitud tan grande, cuando usted sintió que la carga de pecado desapareció y sintió que el perdón de Dios llegaba a su vida. ¡Qué gozo cuando recibió el regalo del Espíritu Santo! Usted estaba dispuesto a hacer lo que fuera para Dios. Y lo hizo. La gente le dijo: "Tienes que hacer esto. Los cristianos hacen esto, hacen aquello. Los que están llenos del Espíritu Santo hacen de esta manera". Y usted, sencillamente, lo hizo.

 

Pero ahora, somos más inteligentes, hemos alcanzado un nivel superior. "Bueno, yo conozco algunos llenos del Espíritu Santo que realmente no hacen todo eso. Así que todo eso no es necesario, ¿o sí?". Y el fervor del comienzo desaparece. "Pues yo puedo darme el lujo de elegir lo que me agrada".

 

Recuerde ese culto misionero o recuerde ese campamento juvenil. Recuerde ese impactante llamado al altar que duró una hora, después de que el culto se había acabado. Y usted hizo algunas consagraciones, usted lloró en silencio durante largo tiempo, lloró de manera normal. Le prometió al Señor que usted haría todo lo que él quisiera. Bien, eso fue hace ya mucho tiempo. Oh, hemos cumplido con nuestro deber: hemos enseñado en la escuela dominical por determinado número de años; le hemos testificado a todos nuestros amigos y nadie está interesado, así que es inútil seguirlo intentando.

 

Vivimos esa vida entregada durante un tiempo en el pasado; pero este es el siglo 21 y algunas de esas cosas son demasiado estrictas. Ya no son tan importantes. Yo creo que el Señor está diciendo: "Romped el barbecho". Regrese a ese terreno que estuvo sembrado alguna vez. Es el momento de ararlo otra vez. Es el momento de romper la superficie dura y compactada y regresar a la sensibilidad que una vez caracterizó su consagración y su compromiso.

 

"Romped el barbecho".

 

Es tiempo de buscar al Señor

 

¿Por qué debemos hacer todas cosas? Porque es el tiempo de buscar al Señor. Es tiempo de buscar al Señor. Y eso es lo que quiero decirle a esta iglesia, esta mañana. Creo que es el momento para que busquemos a Dios como nunca antes.

 

Nos regocijamos en las victorias del pasado; nos regocijamos por el crecimiento de la iglesia; nos regocijamos por el proyecto de construcción de un nuevo edificio, el éxito que hemos logrado. Pero tenemos que volver a los cimientos. No podemos darnos el lujo de subestimar la vida para Dios; no podemos darnos el lujo de subestimar la iglesia; no podemos darnos el lujo de subestimar el poder causante de milagros de Dios. No podemos pensar a la ligera: "Bueno, los visitantes siempre son bendecidos, siempre son sanados, siempre reciben el Espíritu Santo. Realmente, no es mi responsabilidad personal. Simplemente, todo está saliendo bien. Hay gente que hace esto y gente que hace lo otro. Así que simplemente dejemos que el avivamiento prosiga. Yo me gozaré en sus frutos". No. Tenemos que buscar al Señor. Es el momento para que busquemos al Señor.

 

Hasta…

 

¿Por cuánto tiempo? Hasta. Hasta que llegue la respuesta. Persistimos en buscar hasta que recibamos.

 

Recuerdo los momentos decisivos de mi vida. Algunas veces, no se dieron fácilmente; pero llegaron cuando buscamos a Dios hasta… Nosotros queremos la respuesta de inmediato; pero tenemos que aprender a buscar a Dios, hasta…

 

Recuerdo cuando recibí el Espíritu Santo. Tenía solo 7 años. Fui criado en un hogar cristiano, así que desde una edad temprana era consciente de las cosas de Dios. Ese culto en particular. Algunos de ustedes me han oído relatarlo antes, pero... Estábamos celebrando cultos especiales en mi iglesia, donde mi padre era el pastor. Un misionero nacional. Y, sinceramente, como es la costumbre de muchos niños pentecostales, me quedé dormido durante el culto; sin embargo, me desperté al final, a tiempo para el llamado al altar. Y sentí el llamado del Señor. Tan solo era la segunda oportunidad en la que yo oraba y buscaba a Dios; pero sentí el llamado tan anhelante de Dios.

 

Así que pasé delante, empecé a orar. Oré, oré y oré. Puse a hacer ejercicio a todos los que estaban allí para ayudar a orar. Quedaron solo unas pocas personas. Finalmente, ellos, muy amablemente… Alguien trajo una silla, me sentaron en ella, me trajeron un vaso de agua. "Tú estás cansado, estás agotado. Te vamos ayudar y puedes orar en otra ocasión". Y yo dije: "No. Voy a orar hasta que reciba el Espíritu Santo". Así que regresé a orar y al poco tiempo, recibí el Espíritu Santo. Eran las 10.25 de la noche, del 10 de diciembre de 1963. Recibí el Espíritu Santo. Pero sucedió cuando fui más allá de mi forma infantil de pensar, y de lo típico y de lo promedio. Y hubo hambre y hubo desesperación. Y yo sentí algo que me quemaba por dentro: "No puedes dejar de orar hasta que recibas lo que Dios tiene para ti esta noche". Y esa fue la razón por la que recibí el Espíritu Santo. Porque la fe adquirió un matiz de urgencia, porque la fe adquirió un matiz de desesperación, porque la fe alcanzó el grado en que dijo: "Voy a buscar a Dios HASTA que venga la respuesta".

 

Y yo no soy distinto a ninguno de ustedes en lo que tiene que ver con recibir el Espíritu Santo. Simplemente, es asunto de arrepentirse y tener fe en Dios. Pero cuando usted concentra su fe en recibir; entonces, Dios lo va a llenar. Pero usted no puede simplemente decir: "Bueno, si Dios quiere dármelo… Aquí estoy". No. Dios ya está aquí. Él quiere saber qué tan deseoso está usted. ¿Está dispuesto a buscarlo?, ¿está dispuesto a invocarlo?, ¿está dispuesto a hacer de esto su prioridad?, ¿es más importante que todo lo demás? Es tiempo de buscar al Señor.

 

1 Crónicas 16.11

"Buscad a Jehová y su poder; Buscad su rostro continuamente."

 

Si tú le buscares, lo hallarás; pero si lo dejares, él te desechará para siempre

 

David le dijo a su hijo Salomón. 1 Crónicas 28.9: "Si tú le buscares, lo hallarás". Una promesa, una garantía. "Pero si lo dejares, él te desechará para siempre".

 

Ahora, cuando no lo buscamos, aún hay tiempo. Yo soy de la filosofía de que "mientras hay vida, hay esperanza". Mientras alguien esté aún respirando, yo voy a tratar de contactarlo con el Señor".  Pero en un momento determinado, si usted rechaza a Dios… No creo que sea que Dios se disguste con nosotros y diga: "No voy a tratar más con él". Sino que el asunto es que nosotros dejamos de sentir la necesidad, dejamos de experimentar su presencia y no hay nada que nos atraiga hacia él. Dios todavía está ahí; pero nosotros ya no somos conscientes de su presencia, nosotros ya no somos conscientes de nuestra necesidad. Así que en un momento determinado, ya no hay más actividad. En algún momento, pasamos de esta vida a la por venir. Y no hay más oportunidad. Así que si nosotros rechazamos a Dios; entonces, él nos va desechar. Tarde  o temprano, el día de la oportunidad terminará.

 

Y nosotros tenemos la tendencia a decir: "Bueno, tal vez hoy no; pero sí la semana entrante". Es como lo que yo estaba diciendo acerca del pecado. "Bueno, no hay tanto problema". Pero cuando usted toma la decisión de aplazar, pues, se torna un poco más fácil aplazar otra vez. Se torna un poco más fácil decir una vez más: "Bueno, no lo voy a tener en cuenta". Y persistimos en esa actitud paso a paso, momento a momento. Endureciendo nuestro corazón hasta que, con el tiempo, no hay sensibilidad, no hay deseo, no  hay reacción. Dios nos deja solos, porque eso es lo que le hemos pedido que haga y el cumple nuestra petición. Y no trata con nosotros. De manera que nos encontramos en una situación en la que no tenemos más la presencia de Dios en nuestra vida.

 

Lluvias de justicia

 

Es tiempo de buscar al Señor HASTA… ¿Hasta cuándo? "Hasta que él venga y les envíe lluvias de justicia", según dice la Nueva Versión Internacional.

 

Y esto es lo hermoso. Ese verso comienza diciendo: "Siembren en justicia". Y ya les dije que uno siega lo que siembra y que uno siega más de lo que siembra. Pero la analogía cambia un poco. Usted espera tener una cosecha de justicia; pero al final dice: "Dios enviará lluvias de justicia". Así que es como el agricultor que siembra maíz y espera una buena cosecha de maíz; pero, de repente, comienza a llover maíz.

 

Eso es lo que Dios quiere hacer en nuestras vidas. Nosotros estamos enfocados en nuestro pequeño pedazo de tierra: "Voy a sembrar maíz. Y sí, yo sé que estoy sembrando para recoger más de lo que plante. Así que espero unas cuantas mazorcas aquí". Pero al alzar los ojos y contemplar, Dios tiene abundantes bendiciones y abundante gracia mucho más allá de su pequeño pedazo de tierra. Dios tiene bendiciones mucho más allá de sus proyectos, de sus sueños, de sus proyectos. Si usted le busca con todo su corazón, él hará llover su justicia sobre usted. Provisión abundante, provisión sin límite. Todo el firmamento será lleno de la gracia de Dios. Dondequiera que usted vuelva su vista estará saturado de la gracia de Dios, dondequiera que usted vaya estará lleno hasta desbordarse de la justicia de Dios.

 

Eso es lo que el Señor quiere hacer hoy.

 

Muchas gracias.

Paz de Cristo!



ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor




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