martes, 1 de enero de 2019

LA TIERRA PROMETIDA


31 de diciembre de 2018


LA TIERRA PROMETIDA



Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, habitando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa. (Heb 11:9).


Otro título  de este mensaje pudiera ser "Viviendo por fe".


La expresión La tierra prometida solo aparece esta vez en toda la Biblia, y lo hace en relación con Abraham, y la vida por la fe.


The promised Land, una expresión tan común, pero casi que no parece en el texto Bíblico. 


Dios había hablado a un hombre y le dijo "Sal de tu tierra y de tu parentela, y vete a una tierra que yo te mostraré." 


Jehová había dicho a Abram: «Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra». (Ge 12:1–3).


Tomó Taré a su hijo Abram, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai, su nuera, mujer de su hijo Abram, y salió con ellos de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán. Pero cuando llegaron a Harán se quedaron allí. Y fueron los días de Taré doscientos cinco años, y murió Taré en Harán. (Ge 11:31–32).


Se fue Abram, como Jehová le dijo, y con él marchó Lot. Tenía Abram setenta y cinco años de edad cuando salió de Harán. Tomó, pues, Abram a Sarai, su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, y todos los bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán. 

Llegaron a Canaán. (Ge 12:4–5).


Abraham salió de Ur de los Caldeos, de entre los ríos, no por necesidad sino porque oyó lo voz de Dios.


Ahora estaba en la tierra prometida:


Entonces Jehová le dijo: 

—Ten por cierto que tu descendencia habitará en tierra ajena, será esclava allí y será oprimida cuatrocientos años. Pero también a la nación a la cual servirán juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Tú, en tanto, te reunirás en paz con tus padres y serás sepultado en buena vejez. Y tus descendientes volverán acá en la cuarta generación, porque hasta entonces no habrá llegado a su colmo la maldad del amorreo. 

Cuando se puso el sol y todo estaba oscuro, apareció un horno humeante y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. Aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: 

—A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el Éufrates: la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos. (Ge 15:13–21).


Pero hubo hambre en la tierra, sí en la tierra prometida…


Hubo entonces hambre en la tierra; y descendió Abram a Egipto para vivir allí, porque era mucha el hambre en la tierra. (Ge 12:10). 


Llegaron a Egipto, una potencia mundial en la época…


Pero Jehová hirió al faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai, mujer de Abram. Entonces el faraón llamó a Abram, y le dijo: «¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer? ¿Por qué dijiste: "Es mi hermana", poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, aquí está tu mujer; tómala y vete». Y el faraón ordenó a su gente que escoltara a Abraham y a su mujer, con todo lo que tenía. (Ge 12:17–20)


Dios moviendo sus fichas para llevar a su hombre a la tierra a donde él quiere llevarlo, porque no es por nuestro gusto…


Abram era riquísimo en ganado, y en plata y oro. (Ge 13:2).


Pero lo abundancia de cosas materiales también trae sus problemas. 


También Lot, que iba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas. Y la tierra no era suficiente para que habitaran juntos, pues sus posesiones eran muchas y no podían habitar en un mismo lugar. Hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot. (El cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra.) Entonces Abram dijo a Lot: «No haya ahora altercado entre nosotros dos ni entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si vas a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si a la mano derecha, yo iré a la izquierda». (Ge 13:5–9).


Aquí tenemos dos personajes, Abraham y Lot, un anciano y un joven.


Lot escogió lo que le pareció lo mejor, se aprovechó de escoger primero, no consideró a su tío que ya estaba anciano…


Lot se dejó guiar por la vista, por lo que veía, se dejó guiar por lo material nada más… pero Abraham vivía por la fe.


Alzó Lot sus ojos y vio toda la llanura del Jordán, toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que Jehová destruyera Sodoma y Gomorra. Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; se fue, pues, Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Pero los habitantes de Sodoma eran malos y cometían horribles pecados contra Jehová. (Ge 13:10–13). 


A Abraham no le tocó la llanura del Jordán, sino el desierto de Judá…


Pero… Abraham tenía una promesa de Dios con él, una palabra que él creía!


Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: «Alza ahora tus ojos y, desde el lugar donde estás, mira al norte y al sur, al oriente y al occidente. Toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Haré tu descendencia como el polvo de la tierra: que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. Levántate y recorre la tierra a lo largo y a lo ancho, porque a ti te la daré». 

Así pues, Abram levantó su tienda, se fue y habitó en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, donde edificó un altar a Jehová. (Ge 13:14–18).


La invitación es a que este años pensemos más allá de lo material… 

 

Los descendientes de Abraham volvieron a Egipto, porque vino una hambruna que duró siete años…


Estuvieron 430 años en el Egipto..


La tierra a la que vas a entrar para tomarla no es como la tierra de Egipto, de donde habéis salido, donde sembrabas tu semilla y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza. (Dt 11.10).


En Egipto dependían del Nilo, pero en la tierra prometida no será así…


La tierra a la que vais a entrar para tomarla es tierra de montes y de vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo. (Dt 11:11).


Acá la fertilidad de la tierra dependía de las lluvias del cielo, si no llovía, no había comida.


En otras palabras, en la tierra prometida no se depende de lo que se ve, se depende de lo que Dios da.


una tierra de la que cuida Jehová, tu Dios. Siempre están sobre ella los ojos de Jehová, tu Dios, desde el principio del año hasta el fin. (Dt 11:12).


Tranquilos, Yo cuido de esa tierra…


Las lluvias estaban garantizadas porque de esa tierra cuidaba nuestro Dios, sobre ella están siempre puestos los ojos de Jehová.


Los que estaban oyendo estas palabras habían caminado 40 años por el desierto viendo los portentos de Dios, así que por experiencia ellos sabían lo que era vivir por la fe. Ya los hemos estudiado estos domingos pasados.


La Tierra Prometida…


La única vez que aparece esta expresión en el la Biblia es para decirnos que Abraham vivió


El Señor nos ha metido en la tierra prometida cuando nos trasladó del reino de las tinieblas al reino de su amado Hijo, donde está la presencia de Dios, allí está la bendición.  


A donde vayamos, si es Dios quien nos quiere llevar, su bendición irá con nosotros y esa es la Tierra Prometida!

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ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
http://adonayrojasortiz.blogspot.com


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