martes, 25 de octubre de 2016

Los Fortaleza

MAURO FORTALEZA
Nadie toma para esta honra, sino el que es llamado por Dios. (Heb 5:4)

Los pastores tenemos esa facultad, sin duda dada por Dios, de identificar en alguien ese llamado divino, que entre otras cosas también poseemos nosotros. Así ocurrió con el Pastor, quien predicaba que estaba en la obra de Dios no por profesión, sino por vocación.
Mauro Fortaleza era un hermano joven que asistía a una congregación vecina, Lagunas cuyo pastor era en ese entonces el hermano Cuadros, pero cuando supo que el Pastor llegó al Campestre pidió hacer su práctica ministerial allí.
La Práctica Ministerial era un requisito que otrora existía en el Instituto Bíblico Pentecostal para que los estudiantes, que habían cumplido a cabalidad con sus requisitos académicos, recibieran su Diploma en Biblia y Teología. Básicamente era un servicio a Dios ejercido no en su congregación local, sino en otra quizás más necesitada, y estaba supervisado por los directores del IBP, a quienes había que pasarles un proyecto y una vez avalado ir rindiendo informes del trabajo. Una vez culminada su labor el practicante regresaba a su congregación local. Obviamente el trabajo se hacía en común acuerdo con los pastores de las dos congregaciones, la que cedía al practicante y la que lo recibía.
El hermano Cuadros no era un hombre mezquino, no solo cedió a Mauro Fortaleza sino a otros hermanos para que colaboraran en la extensión de la obra en El Campestre. En una de las charlas ministeriales que tuvo con el Pastor le comentó sobre la escasez de predicadores en algunas congregaciones precisamente porque el pastor local no los pone a predicar. “¿Cómo quiere que hayan predicadores si no los pone a predicar? ” decía el anciano hermano Cuadros.
Lamentablemente al poco tiempo trasladaron al hermano Cuadros y el quien lo reemplazó fue el hermano Acaparador quien de inmediato llamó a quienes su antecesor había cedido a El Campestre. Algunos volvieron a la congregación de Lagunas, aunque no de muy buena voluntad, pero Mauro Fortalezas decidió quedarse en El Campestre quizás porque ya veía allí a su futura esposa, la hermana Ballestas.
Mauro Fortalezas trabajaba en la obra en donde lo pusieran, con los niños en la Escuela Dominical, con los jóvenes y adolescentes, en el evangelismo, predicando por la radio, en fin, se le veía las ganas de servir abnegadamente. Secularmente trabajaba con su motocicleta, no era un trabajo muy bien remunerado pero al menos le daba cierta estabilidad económica.
La hermana Ballestas era una jovencita del sector de El Campestre, formada allí. Servía al Señor con devoción, colaboraba con los niños, dirigía el grupo juvenil y en algunas ocasiones apoyaba en la parte de los cantos. Se estaba preparando académicamente adelantando sus estudios universitarios.
Las Ballestas combinadas con las Fortalezas hacen buen equipo, por algo se juntarían.
El Pastor ya había hablado anteriormente con los hermanos Directivos para promocionar una pareja al trabajo ministerial en la obra de Dios. Los Directivos asignaron un pueblo para que esta pareja comenzara a frecuentarlo con el objetivo de establecer allí un lugar de predicación. El Pastor con mucha alegría transmitió la decisión a la pareja y los animó a visitar esta localidad cada dos semanas. El tiempo había pasado y la pareja no cumplió con la primera visita. Tal vez esperaban un sector mas pujante, mas prometedor, o una ciudad más hermosa. Pero cuando hay visión de Dios donde haya gente necesitada hay que estar dispuestos a llevarles la solución.
Así que por esa razón esta vez aunque el Pastor notó el llamado de Dios en el hermano Mauro Fortalezas no habló directamente con los Directivos, pero oraba a Dios por un lugar en su miés para enviar a ese obrero.
La oportunidad se presentó cuando escuchó hablar al hermano Ignacio sobre “El Punto de Equilibrio” un tema que hablaba sobre la atención a la familia y a la Iglesia. Durante la enseñanza Dios le mostró al Pastor que el hermano Ignacio estaba necesitando a Mauro Fortalezas para que le ayudara en la obra. Al terminar la enseñanza el Pastor se acercó al hermano Ignacio y le preguntó si le interesaría recibir a un joven con llamamiento para que le ayudara en el trabajo ministerial en su congregación, el hermano Ignacio respondió “Pues esto es de Dios”. Se acordó que el Pastor hablaría con el joven y luego le transmitiría la decisión al hermano Ignacio.
En las afueras de su casa se dio la charla con Mauro Fortalezas, el pastor le habló sobre la obra de Dios, sobre el sostenimiento de su obra, sobre la visión ministerial. El joven aceptó el reto. Lo despedimos y se fue a colaborar como pastor asistente a la congregación donde pastoreaba el hermano Ignacio. Y de allí a un lugar misionero, noble labor y digna de admiración.
Ya en el trabajo de tiempo completo en la obra de Dios contrajeron matrimonio el hermano Fortalezas y la hermana Ballestas. No fue el Pastor quien celebró la ceremonia, aunque sí estuvo allí presente.
Tristemente el hermano Gardel comentó a alguien acerca del futuro insignificante que le esperaba a la pobre hermana Ballestas al casarse con un simple misionero de pueblo. Lo más triste es que el hermano Gardel también era pastor. ¿Qué visión ministerial tendrá alguien que menosprecie el trabajo de un misionero?
Mauro Fortalezas fue el primer obrero que el Pastor promocionó a la obra ministerial de tiempo completo, aunque alguien una vez le dijo “Oye él no dice que tú lo promocionaste a la obra sino el hermano Ignacio”. Da igual, sea Pablo o sea Apolos, el llamamiento lo hace el Señor y gracias doy a él por poder identificar ese llamado en alguien y ayudarle a cumplir con la comisión encomendada.
El Maestro dijo una vez “Cuando Dios llama a alguien que nadie se atreva a ponerle la zancadilla. Porque Dios es capaz de partirle la zancadilla con tal de llevar a su siervo a donde él quiera”.

No seamos obstáculo para la obra, más bien colaboremos para que otros cumplan plenamente la tarea divinamente encomendada.

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor

3 comentarios:

adonayrojasortiz.blogspot.com dijo...

Es una historia ficticia, nombres de personajes y lugares son fruto de la imaginación. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

adonayrojasortiz.blogspot.com dijo...

Es una historia ficticia, nombres de personajes y lugares son fruto de la imaginación. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Unknown dijo...

Ok..linda historia

Generalidades de la Escatología Bíblica

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