viernes, 14 de enero de 2011

Convención en Cali, lunes 10 de enero de 2011

El mensaje poderoso que predicamos!

Álvaro Torres Forero

Jesús se acercó y les habló diciendo: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»

Amén.

Mt 28.18-20

Somos 40 millones de colombianos ¿cuántos son cristianos? Ahí debe estar nuestra prioridad. Que no haya estadio en Colombia donde podamos celebrar una convención. Que cada uno de nosotros lleve una tremenda convención en el corazón.

No fuimos salvos para divertirnos, aunque nos divertimos, la realidad y la razón de la vida es otra.

me hizo sacar del pozo de la desesperación,

del lodo cenagoso;

puso mis pies sobre peña

y enderezó mis pasos.

Puso luego en mi boca cántico nuevo,

alabanza a nuestro Dios.

Verán esto muchos y temerán,

y confiarán en Jehová. (Sal 40.2-3).

Nuestro mensaje está llamado a ser un mensaje de transformación. Juan predicaba y la gente se arrepentía. Si usted predica y la gente no se arrepiente es hora que revise su mensaje.

Juan les anunciaba que pronto vendría la solución y que se debía estar preparado para recibirlo. Aparece entonces Jesucristo y la luz de Juan comienza a menguar.

El mensaje del evangelio no es complicado, es un mensaje simple, sencillo, que debe llegar directo al alma y producir un impacto en el corazón de los oyentes. No lo complique, porque ese es el problema, la gente no se convierte porque a veces no entiende el mensaje porque el predicador lo complica.

Tenemos que conquistar este mundo y no necesitamos nada más que la presencia del Dios todopoderoso, con eso es suficiente.

El mensaje de Jesucristo es un mensaje sencillo pero poderoso. Jesús va por la playa y ve a dos pescadores, les dice Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. (Mt 4.19). Un mensaje sencillo pero esos hombres no lo resistieron, Ellos entonces, dejando al instante las redes, lo siguieron. (Mt 4.20). Ese es un llamado poderoso! Los otros dos estaban con su padre, la barca, las redes, pero al recibir el mensaje de Jesús lo dejan todo y lo siguen. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan, en la barca con Zebedeo, su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. Ellos, dejando al instante la barca y a su padre, lo siguieron. (Mt 4.21-22).

Llega Jesús con sus seguidores a una Sinagoga y le dan la oportunidad de leer la Palabra. Y se admiraban de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. (Mr 1.22).

Llegó Jesús y estaba un hombre endemoniado, y los que comenzaron "a sudar la gota gorda" fueron los demonios, no Jesús.

Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu impuro, que gritó:—¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios.

 Entonces Jesús lo reprendió, diciendo: — ¡Cállate y sal de él!

Y el espíritu impuro, sacudiéndolo con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: — ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta, que con autoridad manda aun a los espíritus impuros, y lo obedecen? Muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea. (Mr 1.23-28).

Es que tenemos un poderoso mensaje y es bueno creerlo. Asumamos nuestra posición y caminemos con firmeza.

El diablo no lo midió bien, comenzó a ponerle pruebas en el camino, una mujer con fiebre, muchos enfermos y endemoniados. Pero con todos pudo Jesús.

Y en gran manera se maravillaban, diciendo: —Bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír y a los mudos hablar. (Mr 7.37).

Vino a él un leproso que, de rodillas, le dijo: —Si quieres, puedes limpiarme.

Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano, lo tocó y le dijo: —Quiero, sé limpio. (Mr 1.40-41).

Ese es el poderoso mensaje que predicamos.

Después de algunos días, Jesús entró otra vez en Capernaúm. Cuando se supo que estaba en casa, inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. Entonces vinieron a él unos trayendo a un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, quitaron parte del techo b de donde él estaba y, a través de la abertura, bajaron la camilla en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico:

—Hijo, tus pecados te son perdonados.

Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban para sí: «¿Por qué habla éste de ese modo? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?»

Y conociendo luego Jesús en su espíritu que pensaban de esta manera dentro de sí mismos, les preguntó:

— ¿Por qué pensáis así? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decirle: "Levántate, toma tu camilla y anda"? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—:A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

 Entonces él se levantó y, tomando su camilla, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron y glorificaron a Dios, diciendo: —Nunca hemos visto tal cosa. (Mr 2.1-12).

Prueba que el diablo le ponía, prueba que Jesús superaba.

El hombre que muere, ¿volverá a vivir? (Job 14: 14)

La muerte es un problema serio para cualquier hombre. Pero Jesus dijo: —Destruid este templo o y en tres días lo levantaré.

Entonces los judíos dijeron: —En cuarenta y seis años fue edificado este Templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había dicho. (Jn 2.19-22).

Lo mataron y lo sepultaron, le pusieron soldados romanos en la tumba para que no se robaran el cuerpo. Pero no hay poder que sobrepase el poder de Jesucristo, se levantó de entre los muertos!

Resucitó y se le presentó vivo a los que creían en él y les dijo:

1.       Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

2.       Por tanto (en virtud de lo anterior), id y haced discípulos a todas las naciones.

¡Tenemos que predicarles a todos y contarles quien es el vencedor! Ya no estamos esperando nada, lo que habían prometido ¡ya llegó!

La realidad nuestra está del Calvario para acá, del Calvario para allá es otra la situación.

Antes del calvario el diablo dominaba como si fuera el señor, aunque no lo era, pero le había usurpado la posición al hombre y se creía dueño y señor de todo. Pero entonces aparece Cristo Jesús. Y el diablo acostumbrado a engañar a todos los seres humanos y hacerlos caer se encontró personalmente con Jesucristo, y ¡qué sorpresa se llevó!

Pondré enemistad entre ti y la mujer,

y entre tu simiente y la simiente suya;

ésta te herirá en la cabeza,

y tú la herirás en el talón. (Gn 3.15).

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. (He 2.14-15).

El diablo lo intentó de muchas maneras, quiso acabar de cualquier forma con Jesús y por eso decidió quitarle la vida, sin saber que estaba cumpliendo el propósito divino.

Jesucristo lo hizo porque quiso, a él no lo obligó nadie.

De manos del seol los redimiré,

los libraré de la muerte.

Muerte, yo seré tu muerte;

yo seré tu destrucción, seol. (Os 13.14).

El grande problema de la humanidad estaba a punto de resolverse.

Él anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz. Y despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. (Col 2.14-15).

Jesucristo venció, él ya lo hizo todo, nosotros solo tenemos que proclamarlo, eso fue lo que hicieron los hermanos de la Iglesia Primitiva.

Pedro en su primer discurso el día de Pentecostés basó su discurso en la victoria de Cristo:

»Israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándolo. Y Dios lo levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuera retenido por ella…A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís… »Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Cristo.» (Hch 2.22-24, 32-34 ,36).

Y el paralítico de la puerta de la Hermosa se levantó bajo la invocación del nombre de Jesús!

Eso causó confusión y los residentes pensaron que era por el poder o la consagración de Pedro y Juan.

Éste sanó porque el que murió resucitó dijo Pedro:

«Israelitas, ¿por qué os admiráis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiéramos hecho andar a éste? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerlo en libertad. Pero vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diera un homicida, y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios resucitó de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. Por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, lo ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros. (Hch 3.12-16).

¡Prestémosle atención al mensaje de la Biblia!

Solamente uno murió por nosotros!

—Gobernantes del pueblo y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste ha sido sanado, sea notorio a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra rechazada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (Hch 4.8-12).

¡Jesucristo es la clave!

Pedro. Pablo, Esteban, Felipe, los que fueron esparcidos, ¿Qué predicaban que tenían tanto éxito? Predicaban a Cristo, anunciaban su muerte y su resurrección, proclamaba que Jesús está vivo!

Ese es el mensaje poderoso que hemos recibido.

¡NO LE DEMOS MÁS VUELTAS AL ASUNTO, LA CUESTIÓN ESTÁ EN CREER Y PROCLAMAR EL PODEROSO MENSAJE QUE HEMOS RECIBIDO!


 
 
Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor 
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia 
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM, Domingos 8 AM y 10 AM.
Calle 30 # 22 61, Cañaveral, Floridablanca.
http://adonayrojasortiz.blogspot.com/
 


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