jueves, 6 de enero de 2011

Primera señal

CONVERSIÓN DEL AGUA EN VINO

Juan 2: 1 al 11

A veces hay dificultades en nuestras vidas y no sabemos qué hacer para solucionarlas.

¡Qué bueno es esos momentos poder acudir con toda confianza a aquel que tiene todo el poder y el interés en ayudarnos, ese es nuestro precioso Señor Jesucristo!

En Juan las señales muestran a Jesús de modo tal que la gente crea en El, y así lleguen a ser salvos.

Al tercer día se celebró una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús se encontraba allí. También habían sido invitados a la boda Jesús y sus discípulos.

Hasta ahora se describe una situación normal de la vida, es que es en medio de la normalidad de la vida en donde ocurren los problemas.

Fue al tercer día después de haber ganado Jesús dos discípulos más: Felipe y Natanael.

La madre de Jesús se encontraba en la fiesta, quizás colaborando –por lo que se enteró de lo del vino-, pero Jesús mismo y sus discípulos habían sido invitados.

El Señor Jesucristo honra con su presencia la unión marital.

Cuando el vino se acabó, la madre de Jesús le dijo: —Ya no tienen vino.

A medida que la fiesta se iba desarrollando, el vino empezó a faltar. No sabemos por qué razón sucedió esto, y lo mejor es no especular.

María reconociendo es problema se muestra interesada en ayudar y acude a quien puede solucionar la situación.

De todos los presentes nadie sabía mejor que María misma quién era Jesús.

Téngase en cuenta que ella no le dijo lo que tenía que hacer. Simplemente se limitó a mencionarle la necesidad; pero aquel indicio era suficiente. Es casi seguro que María esperaba un milagro.

—Mujer, ¿eso qué tiene que ver conmigo? —respondió Jesús—. Todavía no ha llegado mi hora.

Jesús, a primera vista, no parece interesado en colaborar.

Cuando el Señor dijo "mujer" no se expresó rudamente. Ni la pregunta ni el término "mujer" expresan falta de respeto, aunque en español lo parece. Es una expresión idiomática hebrea. Él quería comunicar a su señora madre que su programa no era el de ella. En otras palabras, ya no se ceñía al horario o plan familiar dirigido por su madre. Con toda la ternura posible, le hizo ver que tenía que obedecer otras órdenes.

Por el contrario, fue un acto de cariño de su parte el usar esta palabra para hacer ver a María que ya no debía seguir pensando en él como si fuera únicamente su hijo; pues cuanto más lo concibiera como su hijo, más sufriría cuando él sufriera. María debía empezar a mirar a Jesús como su Señor. La relación de madre a hijo tenía que ser sustituida por la de creyente a Salvador.

Las palabras "aún no ha venido mi hora" indican claramente el conocimiento que Cristo tenía de que estaba cumpliendo una obra encomendada por el Padre, cuyos detalles se iban cumpliendo según el decreto eterno de manera que para cada acción existía un momento determinado. Cuando Jesús supiera que su momento había llegado, entonces actuaría, pero no antes.

Su madre dijo a los sirvientes: —Hagan lo que él les ordene.

Sin embargo la orden que da María es una muestra de esperanza y de confianza en que Jesús algo hará, algo dirá y solo será entonces cuestión de obedecerle. Quizás lo que Jesús ordenaría les podría parecer absurdo a estos sirvientes y se resistieran a hacerlo.

Había allí seis tinajas de piedra, de las que usan los judíos en sus ceremonias de purificación. En cada una cabían unos cien litros.

Esas tinajas tenían otro uso, se usaban para la ceremonia de la purificación, pero Jesús en su soberanía puede usar los instrumentos como él quiera, como él los necesite y cuando los necesite.

En Mr. 7:3 se explica la función de estas grandes tinajas: "Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen". De acuerdo a las leyes ceremoniales judías, la gente se ensuciaba, en forma simbólica, al entrar en contacto con diferentes objetos cada día. Antes de comer, derramaban agua sobre sus manos para limpiarse de cualquier influencia perniciosa relacionada con lo que tocaban. No era asunto de higiene, sino una costumbre ritual que las autoridades judías exigían antes de comer.

Jesús dijo a los sirvientes: —Llenen de agua las tinajas.

La orden de Jesús parece absurda, como que no tiene mucha lógica, no podía entenderse el objetivo de esa acción.

De todos modos los deberes son nuestros, los eventos son de Dios. Es nuestro deber llenar las tinajas; es Cristo quien convierte el agua en vino.

Y los sirvientes las llenaron hasta el borde.

Era una gran cantidad de agua, es que la respuesta de Jesús no solo es sorprendente sino abundante.

Gracias a Dios por la obediencia de estos sirvientes a la orden divina. Muchos escuchan la orden pero no la obedecen y entonces frustran el propósito que Dios tiene para sus vidas.

—Ahora saquen un poco y llévenlo al encargado del banquete —les dijo Jesús.

Otra vez una orden sin sentido.

Así lo hicieron.

De nuevo sobresale la sumisión al mandato de Jesús y el acatamiento a la recomendación de María de hacer todo lo que él les dijera.

El encargado del banquete probó el agua convertida en vino sin saber de dónde había salido, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Entonces llamó aparte al novio y le dijo: —Todos sirven primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido mucho, entonces sirven el más barato; pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora.

Aparentemente existía la costumbre de reservar el vino de menor calidad hasta que los invitados hubieran bebido bastante y no fueran capaces de discernir el sabor del que se servía al último. Por esta razón el maestresala expresó su asombro de que este novio hubiera invertido el orden normal. El encargado no sabía de dónde venía el agua hecha vino, pero sí sabía que era vino de muy buena calidad, lo que le sorprendió.

Jesús solucionó el problema transformando un elemento en otro. Ninguna explicación natural es suficiente. Es un milagro que o se acepta o se rechaza. No hay otra forma de resolver el problema.

Si toda el agua fue hecha vino, además de satisfacer la falta del momento, Jesús estaba proveyendo un regalo valioso para los recién casados, pues seguramente el grupo no podría consumir tanto vino en lo que faltaba de la fiesta.

En todo caso, el milagro revela la superabundancia de las provisiones de Cristo para los suyos.

Ésta, la primera de sus señales, la hizo Jesús en Caná de Galilea. Así reveló su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

Señal indica un milagro que es considerado como prueba de la autoridad y majestad divinas. La señal desvía la atención más allá de sí misma hacia Aquel que la realizó. Las señales realizadas por Jesús eran como flechas luminosas apuntándole a él e identificándole como el Mesías. Las señales en Juan apuntan al lector a esa realidad de que el Dios del AT está actuando de nuevo, solo que ahora manifestado en carne en Cristo Jesús.

El Señor Jesús mostró su poder.

Conclusión y aplicación:

Jesús tenía como misión salvar al mundo, la más grande misión en la historia de la humanidad. A pesar de esto empleó tiempo para asistir a una boda y participar en las festividades. Quizás nos sintamos tentados a pensar que no debiéramos ocupar tiempo de nuestro trabajo «importante» en asuntos sociales. Pero a lo mejor esas actividades sociales pueden ser parte de nuestra misión. Jesús dio importancia a estas festividades nupciales porque asistían personas y Él vino para estar con ellas. A menudo nuestra misión puede llevarse a cabo en momentos agradables de celebración con otros. Incluya a Jesús lo mismo en sus momentos de placer que en su tiempo de trabajo.

Los que creen en Jesús y se hallen en situaciones que no entienden deben seguir confiando en que Él hará lo que es mejor.

La gente siempre anda en busca de emociones y sentido en todo menos en Dios. Quizás temen que Dios sea aburrido, muerto. Así como el vino que Jesús hizo era el mejor, también la vida en Él es mejor que la nuestra.

¿Por qué esperar hasta que se agote todo para acudir a Dios?

¿Por qué reservar lo mejor para el final?

Acudamos a Jesús en nuestra dificultad.

1.       Dejemos que él actúe en la situación, en obediencia.

2.       Dios mostrará su poder en nuestra vida, él se quiere glorificar en esa situación.

3.       Cada problema es a la vez una oportunidad de ver a Dios en acción.


 
 
Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor 
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia 
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM, Domingos 8 AM y 10 AM.
Calle 30 # 22 61, Cañaveral, Floridablanca.
http://adonayrojasortiz.blogspot.com/
 


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