La fiabilidad de la palabra de Dios: inerrancia
Objetivos del capítulo
Después de terminar el estudio de este capítulo, debería ser capaz de:
• Citar varios conceptos diferentes de inerrancia y comprender el significado de cada perspectiva.
• Evaluar la importancia de la inerrancia en el desarrollo una teología en su relación con la iglesia.
• Intentar resolver los problemas de los fenómenos de las Escrituras en su relación con la inerrancia.
• Designar principios y ejemplos para definir la inerrancia.
• Caracterizar los temas que han surgido en torno a la inerrancia.
Resumen del capítulo
La inerrancia es la doctrina que afirma que la Biblia es completamente verdadera en todas sus enseñanzas. Los teólogos han discutido sobre los niveles en los que la Biblia es inerrante. Si la Biblia no es inerrante, entonces nuestro conocimiento de Dios puede ser impreciso y poco fiable. La inerrancia es un corolario de la completa inspiración de la Biblia. Los teólogos han empleado una serie de estrategias para explicar las discrepancias aparentes entre los pasajes bíblicos. Aunque no es posible hacer descripciones científicas detalladas o afirmaciones matemáticamente exactas, la inerrancia significa que la Biblia, cuando es juzgada por el uso de su tiempo, enseña la verdad sin ninguna afirmación de error.
Cuestiones de estudio
1. ¿Qué se quiere decir con inerrancia absoluta, plena o limitada?
2. ¿Cuál es la importancia epistemológica de la inerrancia?
3. Considerando las discrepancias existentes entre pasajes paralelos de las Escrituras, ¿hay razón para descartar la inerrancia en su conjunto?
4. ¿Cuál es el enfoque armónico a los fenómenos bíblicos y quiénes son los representantes de este enfoque? ¿En qué se diferencia esta posición de otros enfoques?
5. Defina brevemente la inerrancia.
6. ¿Cuáles son los tres temas respecto a la inerrancia y cuál es la respuesta del autor a ellos? ¿Cómo apoya el autor su posición sobre la inerrancia?
Distintos conceptos de inerrancia
La importancia de la inerrancia
Importancia teológica
Importancia histórica
Importancia epistemológica
Inerrancia y fenómenos
Definición de inerrancia
Temas subordinados
La inerrancia de las Escrituras es la doctrina que afirma que la Biblia es completamente verdadera en todas sus enseñanzas. Como muchos evangélicos lo consideran un tema de suma importancia, incluso crucial, requiere un examen cuidadoso. En un sentido real, es la culminación de la doctrina de las Escrituras. Porque si Dios ha dado una revelación especial de sí mismo e inspirado a sus siervos para que la recojan, querremos asegurarnos de que la Biblia es realmente una fuente fiable de esa revelación.
En un sentido real, la inerrancia es parte de un tema más amplio, que es la infalibilidad. Aunque en el pasado a menudo se utilizaron como sinónimos, en los últimos años se ha utilizado como una alternativa, queriendo expresar en algunos casos que la Biblia no era necesariamente precisa en todas sus referencias, pero que cumplía con su propósito divino.
Sin embargo, la teoría del acto del habla, como señalamos en el capítulo del lenguaje teológico, ha enfatizado la variedad de tipos de declaraciones en las Escrituras, o, para decirlo de otra forma, los diferentes aspectos gramaticales, además del indicativo. Hay órdenes, deseos, preguntas y otros tipos de actos del habla, además de las afirmaciones. Como indica Kevin Vanhoozer, la infalibilidad significa que en cualquier aspecto en el que estén funcionando las Escrituras, expresan adecuadamente la orden o la pregunta de Dios o cualquier acto del habla que se esté produciendo. Esto surge de la doctrina de la inspiración desarrollada anteriormente. Estos tipos de declaraciones, sin embargo, normalmente no se pueden evaluar mediante el uso de fuentes distintas a la de la intención del que emite el acto del habla. Por lo tanto, la subclase de los actos del habla a los que hacemos referencia aquí como afirmaciones o aseveraciones ha sido objeto especial de escrutinio, y es con respecto a ellos que el tema de la infalibilidad toma la forma de inerrancia.
Distintos conceptos de inerrancia
El término inerrancia significa cosas diferentes para diferentes personas, que pugnan por saber qué posición merece ser llamada de esa manera. Por lo tanto es importante resumir brevemente las posiciones actuales en el tema de la inerrancia.
1. La inerrancia absoluta mantiene que la Biblia, que incluye un tratamiento detallado de temas científicos e históricos, es totalmente cierta. Da la impresión de que los escritores bíblicos intentaban ofrecer una cantidad considerable de datos científicos e históricos exactos. Por lo tanto se pueden y se deben explicar las discrepancias aparentes. Por ejemplo, la descripción del mar de metal fundido en 2 Crónicas 4:2 indica que su diámetro era de 10 codos mientras que su circunferencia era de 30 codos. Sin embargo, como todos sabemos, la circunferencia de un círculo es π (3,14159) veces el diámetro. Si, como dice el texto bíblico, el mar de metal fundido era una circunferencia, existe una discrepancia, y es necesario dar una explicación.
2. La inerrancia plena también mantiene que la Biblia es completamente verdad. Aunque la Biblia no trata principalmente de los datos científicos e históricos, las afirmaciones científicas e históricas que hace son completamente ciertas. No hay diferencia esencial entre esta posición y la inerrancia absoluta en lo que se refiere a su punto de vista sobre el mensaje religioso/teológico/espiritual. La forma de entender las referencias científicas e históricas, sin embargo, es bastante distinta. La inerrancia plena considera estas referencias como fenomenológicas; esto es, se cuentan como aparecen ante el ojo humano. No son necesariamente exactas; más bien, son descripciones populares, que a menudo implican referencias generales o aproximaciones. Sin embargo son correctas. Lo que enseñan es esencialmente correcto en la manera en que ellos lo enseñan.
3. La inerrancia limitada también considera que la Biblia es inerrante e infalible en sus referencias doctrinales salvíficas. Sin embargo, se hace una distinción clara entre las materias no empíricas reveladas por una parte y las referencias empíricas naturales por otra. Las referencias científicas e históricas de la Biblia reflejan la comprensión que se tenía en el momento en que se escribió. Los escritores de la Biblia estaban sujetos a las limitaciones de su tiempo. La revelación y la inspiración no colocan a los escritores por encima del conocimiento ordinario. Dios no les reveló la ciencia o la historia. En consecuencia, la Biblia puede muy bien contener lo que podríamos denominar errores en estas áreas. Sin embargo, este no tiene grandes consecuencias, ya que la Biblia no pretende enseñar ciencia e historia. Para los propósitos para los que se ofreció, la Biblia es completamente verdadera e inerrante.
4. La inerrancia de propósito mantiene que la Biblia cumple de forma inerrante con su propósito. El propósito de la revelación bíblica es llevar a la gente hacia una comunión personal con Cristo, no comunicar verdades. Cumple este propósito con eficacia. Sin embargo, es inadecuado relacionar inerrancia con precisión de datos. Por lo tanto inerrancia a nivel de datos es un concepto inadecuado. La verdad no se considera una cualidad de las proposiciones, sino un medio para cumplir un fin. En esta posición está implícito un punto de vista pragmático de la verdad.
5. Todas las posiciones anteriores desean mantener el término y la idea de inerrancia en un sentido o en otro. Sin embargo, los defensores de la teoría de la revelación adaptada no piden ni desean utilizar este término. Esta posición pone el énfasis en la idea de que la Biblia se introdujo a través de canales humanos, y por tanto participa de las imperfecciones de la naturaleza humana. Esto sucede no sólo con los temas científicos e históricos, también con los religiosos y teológicos. Pablo, por ejemplo, en sus enseñanzas doctrinales expresó ocasionalmente los puntos de vista convencionales de los rabinos. Esto no es sorprendente ya que Pablo fue educado como rabino. Así que, incluso en los temas doctrinales, la Biblia contiene una mezcla de elementos de revelación y de no revelación. Pablo revisó y contradijo sus enseñanzas en temas como la resurrección. W. D. Davies, por ejemplo, mantiene que Pablo cambió su perspectiva sobre la resurrección entre la escritura de 1 Corintios y 2 Corintios. Su enseñanza sobre este tema en 1 Corintios 15 no se puede armonizar con la que aparece en 2 Corintios 5, ni existe ninguna necesidad de hacerlo. De la misma manera, Paul Jewett encuentra una mezcla de ideas reveladas de forma divina e ideas humanas en los escritos de Pablo sobre el estatus de las mujeres.7 El punto de vista rabínico básico está claramente presente en lo que escribió. Sin embargo, hay momentos en los que se aprecia la revelación de Dios de algo nuevo en esta área. Pablo trato de mantener el equilibrio entre su intento de captar la palabra de Dios y su entrenamiento como rabino judío. Algunos incluso creen que Jesús no sólo ignoraba sino que se equivocó sobre el momento de su regreso. Él creía y enseñó que sucedería durante la vida de sus oyentes, y por supuesto esto no fue así.
6. Los que mantienen que la revelación no es proposicional dicen que la Biblia en sí no es revelación. Su función es señalarnos hacia el encuentro persona a persona que es la revelación, en lugar de expresar proposiciones. Por lo general, en la epistemología "verdad" se utiliza sólo para las proposiciones. De las personas o las experiencias se dice que son genuinas o "verídicas."Por lo tanto, toda la cuestión de la verdad o la falsedad no les concierne. La Biblia contiene errores, pero estos no son la palabra de Dios; son únicamente las palabras de Isaías, Mateo o Pablo. La presencia de errores de ninguna manera está en contra de la utilidad funcional de la Biblia.
7. Finalmente, está la posición de que la inerrancia es un tema irrelevante. Esta posición tiene mucho en común con la precedente (aunque no necesariamente mantiene que la revelación no sea proposicional). Por varias razones, todo el tema de la inerrancia se considera algo falso o que distrae. Por una parte el término "inerrante" se considera negativo. Sería mucho mejor utilizar un término positivo para describir la Biblia. Además, la inerrancia no es un concepto bíblico. En la Biblia errar es un asunto espiritual o moral más que intelectual. La inerrancia nos distrae de los temas importantes. Centrando nuestra atención en los pequeños detalles del texto e impulsándonos a gastar energía en intentar resolver las pequeñas discrepancias, esta preocupación por la inerrancia nos distrae de escuchar lo que la Biblia está realmente tratando de decirnos sobre nuestra relación con Dios. También inhibe la investigación bíblica. Si está ligado a la idea de que la Biblia está totalmente libre de error, el exégeta no tiene total libertad para investigar las Escrituras. A priori es algo innecesario y poco útil, que se convierte en una carga para la exégesis imparcial. También es algo impuesto artificial y externamente. No sólo hace preguntas que los autores bíblicos no harían; pide respuestas que muestran una exactitud apropiada sólo para nuestra época científica. Es más, representa una posición que es reciente en la historia de la iglesia cristiana. El tema de la inerrancia no fue discutido por los teólogos anteriores. Surge por la imposición de un punto de vista filosófico particular sobre el estudio de la Biblia. Finalmente, este tema es dañino para la iglesia. Crea desunión entre los que en otro caso tendrían mucho en común. Hace un tema de gran importancia de algo que debería ser como mucho poco importante.
La importancia de la inerrancia
¿Por qué debería preocuparse la iglesia por la inerrancia? Especialmente a la vista de las consideraciones planteadas por la posición final vista anteriormente, ¿no sería mejor descartar sin más este asunto y "seguir para adelante"? En respuesta señalaremos que hay una preocupación práctica en la raíz de la mayoría de la discusión sobre la inerrancia. Un seminarista pastor de una pequeña iglesia rural resumió bien la preocupación de su congregación cuando dijo: "Mi gente me pregunta: 'Si la Biblia lo dice, ¿puedo creerlo?' " La preocupación por la veracidad o la fiabilidad de la Biblia es un ejemplo de lo que Helmut Thielicke ha denominado "el instinto espiritual de los hijos de Dios." Desde luego, si la Biblia es totalmente verdad o no, es importante teológica, histórica y epistemológicamente.
Importancia teológica
Como señalamos en el capítulo de la inspiración, Jesús, Pablo y otros consideraban y empleaban detalles de las Escrituras como autoridad. Esto argumenta a favor del punto de vista de que la Biblia fue completamente inspirada por Dios, incluso en la selección de los detalles que hay en el texto. Si es este el caso, se producen ciertas implicaciones. Si Dios es omnisciente, debe conocer todos los detalles. No puede ignorar o estar equivocado sobre ninguna cosa. Es más, si es omnipotente, es capaz de influir en lo que está escribiendo el autor para que no se introduzca nada erróneo en el producto final. Y siendo un ser verdadero y veraz, deseará sin duda utilizar estas habilidades de manera que los seres humanos no sean engañados por las Escrituras. Por lo tanto, nuestra posición sobre la inspiración lógicamente implica la inerrancia de la Biblia. Inerrancia es un corolario de la doctrina de la inspiración plena. Entonces, si hubiera que demostrar que la Biblia no es completamente cierta, nuestra visión de la inspiración también estaría en peligro.
Importancia histórica
La iglesia históricamente ha defendido la inerrancia de la Biblia. Aunque no ha habido una teoría completamente enunciada hasta la actualidad, no obstante había, a lo largo de la historia de la iglesia, una creencia general en la fiabilidad completa de la Biblia. Agustín, por ejemplo, escribió:
He aprendido a ofrecer este respeto y honor sólo a los libros canónicos de las Escrituras: sólo en esos creo firmemente que los autores estaban completamente libres de error. Y si en estos escritos quedo perplejo por cualquier cosa que a mí me parece que se opone a la verdad, no dudo en suponer que o bien el manuscrito tiene fallos, o el traductor no ha captado el significado de lo que se dijo, o yo no he sido capaz de entenderlo.
Del mismo modo Martín Lutero dijo: "Las Escrituras nunca erraron… Las Escrituras no pueden errar… Es cierto que las Escrituras no se contradicen a sí mismas; sólo les parece así a los hipócritas insensatos y obstinados."
Vendría bien matizar algunas de estas afirmaciones. Aunque Agustín aseveró la verdad y fiabilidad completa de la Biblia, también tomó un enfoque bastante alegórico a su interpretación; eliminó dificultades aparentes en el significado superficial del texto mediante la alegorización. Y Lutero no siempre fue un modelo de coherencia. Además, Juan Calvino, no sólo en su Institución, un tratado sobre teología sistemática, sino en sus comentarios sobre la Biblia, señaló cierta libertad en los autores del Nuevo Testamento a la hora de citar el Antiguo Testamento. No obstante, parece que la iglesia a lo largo de la historia ha creído que la Biblia está libre de cualquier falsedad. Si esto es lo que los inerrantes contemporáneos quieren expresar con el término inerrancia, no resulta aparente de forma inmediata. Cualquiera que sea el caso, sabemos que la idea general de la inerrancia no es una creación reciente.
Mientras hablamos de este tema, deberíamos señalar brevemente el impacto que la inerrancia ha tenido históricamente. La mejor manera de proceder es observar las implicaciones que se dan normalmente en otras áreas de la doctrina cuando se abandona la inerrancia bíblica. Hay evidencias de que cuando un teólogo, una escuela o un movimiento empieza a considerar la inerrancia bíblica como materia periférica u opcional y abandona esta doctrina, con frecuencia acaba abandonando o alterando otras doctrinas que la iglesia normalmente ha considerado muy importantes, como la deidad de Cristo o la Trinidad. Ya que, como argumentamos en el capítulo primero de este libro, la historia es el laboratorio en el que la teología pone a prueba sus ideas, debemos concluir que apartarse de la creencia de la absoluta fiabilidad de la Biblia es un paso muy serio, no sólo por lo que le hace a una doctrina, sino por el efecto que causa en otras doctrinas.
Importancia epistemológica
La cuestión epistemológica es simplemente: ¿Cómo lo sabemos? Algunas afirmaciones de la Biblia son, al menos potencialmente, verificables o falseadas independientemente. Esto es, las referencias a los temas históricos o científicos se pueden descubrir, dentro de la limitación de los métodos históricos y científicos y de los datos disponibles, que son verdaderos o falsos. Algunos otros asuntos, como las afirmaciones doctrinales sobre la naturaleza de Dios y la expiación, trascienden el campo de la experiencia sensorial. No podemos comprobar su verdad o validez empíricamente. Si se pudiese comprobar que la Biblia tiene errores en esos campos donde su afirmaciones pueden ser verificadas, ¿sobre qué base posible continuaríamos manteniendo su infalibilidad en áreas en las que no podemos verificar lo que dice?
Pongámoslo de otra manera. Nuestra base para mantener la verdad de cualquier proposición teológica es que la Biblia la enseña. Sin embargo, si concluyéramos que ciertas proposiciones (históricas o científicas) enseñadas por la Biblia no son ciertas, las implicaciones son amplias. No podemos pues continuar defendiendo otras proposiciones sólo basándonos en que la Biblia las enseña. No es que se haya probado que estas otras proposiciones sean falsas, sino que nosotros no podemos estar seguros de que sean verdaderas. Debemos profesar el agnosticismo en lo que se refiere a ellas o encontrar otras bases para mantenerlas. Como se ha abrogado el principio de que todo lo que enseña la Biblia es necesariamente cierto, el mero hecho de que la Biblia enseñe estas otras proposiciones es una base insuficiente por sí misma para mantenerlas. Uno puede seguir manteniendo estas proposiciones, por supuesto, pero no gracias a la autoridad de la Biblia.
Este punto a menudo es considerado (e incluso ridiculizado) como una especie de teoría del dominó: "falsa una, falsas todas." Sin embargo, este análisis es bastante superficial. Ya que los que mantienen esta posición no están sugiriendo que todas las otras proposiciones sean falsas; simplemente están pidiendo una base que mantenga estas otras proposiciones. Otro resumen más preciso de su posición sería: "falsa una, inciertas todas." Seguramente podría suceder que todas las afirmaciones de la Biblia que están sujetas a evaluación empírica fueran ciertas, pero algunas de las afirmaciones trascendentales no lo fueran. En ese caso, sin embargo, habría al menos una presunción a favor de la verdad de las últimas. Pero si se prueba que algunas de las primeras son falsas, ¿sobre qué base posible seguiríamos manteniendo las últimas?
Es como si fuéramos a escuchar una conferencia sobre algún tema esotérico del que no sabemos demasiado. El conferenciante podría hacer muchas afirmaciones que estuvieran fuera de nuestra experiencia. No tenemos manera de evaluar su verdad. Lo que dice suena muy profundo, pero podría ser simplemente un galimatías rimbombante. Pero supongamos que durante unos minutos el conferenciante habla sobre un tema que nosotros conocemos bastante bien. Aquí detectamos varias afirmaciones erróneas. ¿Qué deberíamos pensar de las otras afirmaciones, cuya veracidad no podemos comprobar? Concluiremos sin duda que en ellas también puede haber imprecisiones. La credibilidad, una vez comprometida, no es fácil de recuperar o mantener en otras materias.
Por supuesto, se puede continuar sosteniendo las afirmaciones teológicas con una distinción ad hoc, manteniendo que la autoridad bíblica se aplica sólo a las verdades trascendentes o doctrinales. Al hacer esto libraremos a esas proposiciones de una posible refutación. Pero quizá la fe se ha convertido en nada más que, parafraseando a Mark Twain, "creer en lo que no sabes, no es así" ¿Cuál es el precio de adoptar tal recurso? Ser inmune a la refutación se puede haber conseguido al precio de que tenga sentido la afirmación de que las enseñanzas bíblicas son verdad. Ya que si no se permite que haya nada en contra de la veracidad de las enseñanzas bíblicas ¿puede haber algo a su favor? (Una declaración cognitiva es capaz de ser verdadera o falsa, y por tanto debe ser posible especificar lo que podría estar a su favor o en su contra). Aunque esto superficialmente puede parecerse al principio de verificación del positivismo lógico, hay una diferencia significativa, ya que en este caso los medios de verificación (y por lo tanto la medición del significado) no son necesaria y exclusivamente datos de los sentidos.
Se puede abandonar la afirmación: "Todo lo que enseña la Biblia es verdad," y tomar todavía una postura llamémosla puramente fideista: "Creo estas cosas no porque estén en la Biblia, sino porque yo escojo creer en ellas," o "Escojo creer todas las afirmaciones de la Biblia que no han sido (o no han podido ser) rebatidas." O se puede encontrar una manera independiente de establecer estos principios. En el pasado, esto ha seguido diversos canales. Algunos teólogos liberales desarrollan la base de sus doctrinas sobre una filosofía de la religión. Aunque Karl Barth y los neoortodoxos encuentran la verificación de las doctrinas en una directa presencia personal de Dios, Barth titula la forma reconstituida de su obra magna Dogmática eclesial, lo cual sugiere que estaba empezando a apoyar sus puntos de vista en parte en la autoridad de la iglesia. Wolfhart Pannenberg ha intentado basar la teología en la historia, utilizando métodos sofisticados de la historiografía. En la medida en que los evangélicos abandonen la posición de que todo lo que las Escrituras enseñan o afirman es verdad, se buscarán nuevas bases para la doctrina. Muy bien podría ser a través del resurgir de una filosofía de la religión o lo que es más probable dada la orientación "relacional" actual, basando la teología en las ciencias del comportamiento, como la psicología de la religión. Pero cualquiera que sea la forma que tome una base alternativa, la lista de principios probablemente se acortará, ya que es difícil establecer la Trinidad o el nacimiento virginal de Cristo sobre un argumento filosófico o sobre la dinámica de las relaciones interpersonales.
Inerrancia y fenómenos
Creer en la inerrancia de las Escrituras no es una conclusión inductiva a la que se llega como resultado del examen de todos los pasajes de la Biblia. Por su misma naturaleza, una conclusión de ese tipo sólo podría ser probable, como mucho. La doctrina de la inerrancia bíblica no se confirma o enseña explícitamente en la Biblia. Más bien, es un corolario de la doctrina de la inspiración absoluta de la Biblia. La visión de la Biblia mantenida y enseñada por los que escribieron las Escrituras implica la verdad absoluta de la Biblia. Pero esto no nos explica la naturaleza de la inerrancia bíblica. Así como el saber que Dios se ha revelado a sí mismo no nos explica el contenido de su mensaje, que la Biblia esté libre de error tampoco nos explica lo que implica ese carecer de error.
Debemos tratar ahora el verdadero fenómeno de las Escrituras. Y aquí nos encontramos con dificultades potenciales. Algunas son aparentes discrepancias entre pasajes paralelos de los Evangelios, o en Samuel, Reyes y Crónicas. Parece haber suficientes problemas aquí como para obligarnos a pensar en cómo se relacionan con nuestra doctrina de las Escrituras. Marcos 6:8 cuenta que Jesús le dijo a sus discípulos que llevaran bastón, mientras que en Mateo 10:9–10 y Lucas 9:3 se lo prohibió. Cuando se relata la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, Lucas cuenta que la multitud gritaba: "Gloria en las alturas" y en los demás evangelios la palabra es "Hosanna en las alturas."En los cuatro evangelios se cuenta de forma diferente la inscripción que había sobre la cruz de Jesús.
También hay problemas con la cronología de la Biblia en varios puntos. Los reinados de los reyes de Israel, por ejemplo, están fechados según los reinados de los reyes de Judá, pero existen varias discrepancias reales. La cronología de Esteban sobre la estancia de los israelitas en Egipto (fueron esclavizados durante cuatrocientos años: Hechos 7:6) no coincide con la de Éxodo. También aparecen problemas con los números. En pasajes paralelos, 2 Samuel 10:18 habla de 700 carros mientras que en 1 Crónicas 19:18 se dice que son 7.000; en 2 Samuel 8:4 se habla de 1.700 hombres a caballo y 20.000 hombres a pie, mientras que en 1 Crónicas 18:4 se habla de 7.000 hombres a caballo y 20.000 a pie; 2 Samuel 24:9 habla de 800.000 hombres de Israel y 500.000 de Judá, mientras que en 1 Crónicas 21:5 se dice que había 1.100.000 hombres de Israel y 470.000 de Judá. Parece que también hay discrepancias éticas. Según 2 Samuel 24:1, el Señor estaba enfadado con Israel, e incitó a David a cometer el pecado de hacer un censo; pero según 1 Crónicas 21:1, Satanás se levantó contra Israel, incitando a David a realizar un censo de Israel. Y se dice que Dios, que ni puede tentar ni ser tentado (Stgo. 1:13), envió un espíritu maligno contra Saúl (1 S. 18:10) de manera que Saúl intentó matar a David. Estas dificultades sugieren que hay que hay que reconciliar los datos reales de la Biblia con la afirmación de que es completamente inerrante. ¿Cómo hay que manejar estos fenómenos? Los teólogos conservadores han empleado varias estrategias en el pasado y hoy en día se están utilizando de forma activa.
1. El enfoque abstracto de B.B. Warfield tendía a centrarse principalmente en la consideración doctrinal de la inspiración de las Escrituras. Aunque era consciente de los problemas y ofrecía soluciones para algunos de ellos, tendía a pensar que no todos tenían que ser explicados. Son meras dificultades. El peso de la evidencia para la inspiración y la consiguiente inerrancia de la Biblia es tan grande que ninguna cantidad de datos de este tipo puede derribarla.
2. El enfoque armónico lo representan Thy Word Is Truth (Tu palabra es verdad) de Edward J. Young, e Inspiration of the Holy Scriptures (Inspiración de las Sagradas Escrituras) de Louis Gaussen. Una vez más la creencia en la inerrancia de la Biblia se basa en la enseñanza doctrinal de la inspiración. Los defensores de este enfoque afirman que las dificultades que presentan distintos fenómenos se pueden resolver, e intentan hacerlo utilizando la información disponible en la actualidad.
Un ejemplo que encontramos en Gaussen es la manera de morir de Judas. Como es bien sabido, hay una discrepancia aparente entre Mateo 27:5, según el cual Judas se suicidó ahorcándose, y Hechos 1:18, que dice: "cayó de cabeza y se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron." Gaussen ofrece la historia de un hombre en Lyon que se suicidó. Para asegurarse de los resultados, el hombre se sentó en la repisa exterior de la ventana de un cuarto piso y se disparó en la boca. Gaussen dice que se puede contar su muerte de tres maneras diferentes: por el disparo, por la caída y por ambas cosas a la vez. Él dice que las tres serían correctas. De la misma manera, especula que Judas se ahorcó y luego cayó de cabeza. Presumiblemente, aunque Gaussen no lo dice explícitamente, la cuerda se rompió y Judas se estrelló contra el suelo. Nos falta esta información en particular que explicaría todos los detalles de la historia. No existe contradicción aquí. Se le da un tratamiento similar a otros pasajes. La explicación de Harold Lindsell sobre la aparente discrepancia entre el diámetro y la circunferencia del mar de metal fundido en 2 Crónicas 4:12 es un ejemplo del mismo tipo; se explica que la circunferencia se mide desde la parte interna del borde y el diámetro desde la parte externa.
3. El enfoque armónico moderado sigue hasta cierto punto el estilo del enfoque armónico. Los problemas se toman en serio, y se realiza un esfuerzo por resolverlos o eliminar las dificultades en lo que sea razonablemente posible según los datos de los que disponemos actualmente. Everett Harrison, por ejemplo, señala que la inerrancia, aunque no se explica de forma explícita en la Biblia, es no obstante un corolario de la inspiración plena. Intenta ofrecer la solución a muchos de los pasajes problemáticos, pero no intenta forzar una resolución prematura de los problemas. Algunos de los datos relevantes no están a nuestra disposición en la actualidad, pero puede que sí lo estén en un futuro a medida que avancen los descubrimientos arqueológicos y filológicos. Puede que algunos datos se hayan perdido. Si tuviéramos todos los datos, podríamos resolver todos los problemas.
4. Una cuarta posición posible fue presentada por Edward Carnell, aunque no hay pruebas de que la adoptara ni siquiera él mismo. Esta posición es relativamente simple, y es una extensión de una táctica empleada de manera limitada por muchos teólogos. Si nos viéramos obligados a ello, dice Carnell, podríamos adoptar la posición de que la inspiración garantiza sólo la reproducción exacta de las fuentes de las Escrituras que el escritor empleó, no su corrección. Por lo tanto, si la fuente contenía un error, el escritor de las Escrituras recogió ese error tal y como estaba en la fuente. Incluso Harrison sugería que esta posición podría ser a veces oportuna,22 y James Orr muchos años antes propuso que las lagunas informativas de las fuentes, no tuvieron que ser necesariamente completadas por el Espíritu Santo.
Carnell señaló que Warfield, en su debate con Smith, tuvo que conceder que hasta cierto punto en las declaraciones bíblicas puede existir algún error; sólo su transcripción desde la fuente original puede considerarse inerrante. Este parece ser el caso, por ejemplo, de los discursos de Elifaz el temanita y los otros amigos de Job. También hay otros casos obvios de declaraciones erróneas que se transcribieron en la Biblia como por ejemplo: "No hay Dios" que es, por supuesto, la afirmación de un necio (Sal. 14:1; 53:1). Esta línea de razonamiento se puede extender para explicar muchos de los problemas aparentes de la Biblia. Por ejemplo, el cronista podría estar fiándose de una fuente falible y errónea al extraer la lista del número de carros y hombres a caballo.
5. Finalmente, está la visión de que la Biblia pueda errar. Dewey Beegle dice básicamente que podemos reconocer que la Biblia contiene problemas reales e insolubles. Debemos tratarlos como lo que son y reconocer que la Biblia contiene errores. En lugar de intentar explicarlos, deberíamos aceptar el hecho de que son genuinos, y construir nuestra doctrina de la inspiración teniendo esto en cuenta. Nuestra doctrina de la inspiración no debería desarrollarse de forma abstracta o a priori. Cuando hacemos eso, simplemente adoptamos un punto de vista y decimos lo que debe significar. En su lugar, deberíamos ver lo que la inspiración de la Biblia ha producido, y después deducir de ahí la naturaleza de la inspiración. Sea lo que sea la inspiración, no es verbal. No podemos considerar que la inspiración se extienda hasta la elección misma de las palabras en el texto.
De las alternativas examinadas relativas a los fenómenos, la de Harrison parece la más adecuada. La posición de Warfield, como se considera aquí, pone el énfasis adecuadamente en la enseñanza de las Escrituras más que en los fenómenos. Sin embargo, al hacer esto, presta poca atención a los fenómenos. Para el exégeta este fallo se acerca a la irresponsabilidad. Es muy fácil denominarlos meras dificultades en lugar de pasajes problemáticos, como hemos señalado nosotros. La escuela armónica en muchos casos ha hecho un auténtico favor a la causa de la erudición bíblica encontrando soluciones creativas a las problemas. Sin embargo, insistir en reconciliar todos los problemas utilizando los datos disponibles en la actualidad me parece que conduce a un manejo forzado del material. Algunas de las sugerencias, como la de Gaussen sobre la muerte de Judas, parecen casi increíbles. Es mejor reconocer que no tenemos todavía todas las respuestas. Este enfoque humilde probablemente hará más creíble la Biblia que el pedir a la gente que acepte algunas de las explicaciones ofrecidas, y con ello sugerir que la integridad de la doctrina de la inerrancia bíblica depende de la aceptación de estas soluciones un tanto rebuscadas que se han ideado. La sugerencia de Carnell es muy recomendable, especialmente dado que prácticamente todos los teólogos reconocerían haberla utilizado al menos hasta cierto punto. Sin embargo, los problemas inherentes a aceptar este enfoque tal como sugiere Carnell son considerables. En la práctica, podemos estar seguros de que tenemos la verdad solo si estamos seguros de que el pasaje en cuestión no emplea fuentes. Pero hacer este juicio es realmente difícil. En consecuencia, la doctrina de la inspiración y la autoridad de la Biblia se convierten en un algo meramente formal cuya aplicación es incierta. El punto de vista de Beegle parece acercarse mucho a la conclusión de que la revelación no es proposicional, una posición que se sale de la visión ortodoxa de la revelación. Por lo tanto, por eliminación, llegamos a una visión como la de Harrison, pero con ciertas matizaciones.
Definición de inerrancia
Podemos establecer ahora lo que entendemos nosotros por inerrancia: la Biblia, cuando se interpreta correctamente a la luz del nivel cultural y de comunicación que había en los tiempos en los que se escribió, y según los propósitos para los que fue dada, es completamente cierta en todo lo que afirma. Esta afirmación refleja la posición que se denominó en principio inerrancia plena. Ahora es necesario elaborar y explicar esta definición, señalando algunos principios y ejemplos que nos ayudarán a definir la inerrancia específicamente y a eliminar algunas de las dificultades.
1. La inerrancia pertenece a lo que se afirma o asevera más que a lo que meramente se cuenta. Esto incorpora el punto válido de la sugerencia de Carnell. La Biblia recoge declaraciones falsas hechas por gente profana. La presencia de este tipo de declaraciones en las Escrituras no significa que estas sean verdaderas; solo garantiza que han sido contadas de forma correcta. El mismo juicio se puede emitir sobre ciertas declaraciones de gente piadosa que no estaban hablando bajo la inspiración del Espíritu Santo. Esteban, en su discurso de Hechos 7, puede que no estuviera siendo inspirado aunque si estuviera lleno del Espíritu Santo. Por lo tanto su declaración cronológica en el versículo 6 puede que no esté necesariamente libre de error. Parece que incluso Pablo y Pedro hicieron afirmaciones incorrectas en algún momento. Sin embargo, cuando un escritor bíblico toma una declaración de cualquier fuente y la incorpora a su mensaje como afirmación y no como mera declaración, debe ser considerada cierta. Esto no garantiza la canonicidad del libro que se cita. Los no creyentes, sin una revelación o inspiración especial, pueden estar no obstante en posesión de la verdad. Aunque todo lo que hay en la Biblia es verdad, no es necesario mantener que toda la verdad está en la Biblia. Las referencias de Judas a dos libros no canónicos no suponen necesariamente un problema, porque no es necesario creer que lo que Judas afirmaba era un error o que Enoc y la asunción de Moisés son libros inspirados divinamente que tienen que ser incluidos dentro del canon del Antiguo Testamento.
Surge la cuestión: ¿La inerrancia tiene aplicación con otros modos que no sean el indicativo? La Biblia contiene preguntas, deseos y órdenes además de afirmaciones. Sin embargo, estos normalmente no se juzgan como verdaderos o falsos. Por lo tanto la inerrancia parece que no se les aplica a ellos. Sin embargo, dentro de las Escrituras hay declaraciones o afirmaciones (expresas o implícitas) de que alguien hizo esa pregunta, expresó ese deseo, o pronunció esa orden. Mientras que el mandamiento "Ama a tus enemigos" no se puede considerar verdadero o falso, la declaración "Jesús dijo: 'Ama a tus enemigos' " se puede considerar verdadera o falsa. Y como declaración de las Escrituras, es inerrante.
Lo que estamos resaltando aquí son las declaraciones o las afirmaciones, no la intención del que las decía o escribía. Se da mucha importancia en los círculos evangélicos a la intención del escritor: el mensaje no puede ni debe desviarse de la dirección pretendida por el escritor. En particular, los evangélicos están en contra de la práctica de interpretar un pasaje, no según lo que el autor quiso expresar, sino según lo que el lector encuentra en el pasaje, o lo que aporta al pasaje. Esta preocupación es de lo más recomendable. El enfoque se debe poner en lo que el autor intentó afirmar.
Sin embargo, hay ciertos problemas que van unidos al concepto de intención. Uno es que a veces se restringe de forma inadecuada el significado de un pasaje a una intención central. Por ejemplo, cuando Jesús dijo que ningún pajarillo cae a la tierra sin el permiso del Padre (Mt. 10:29), su propósito no fue enseñar que Dios vigilaba a los pájaros. Su propósito era afirmar que Dios vigila a sus hijos humanos (v. 31: "Así que no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos"). Sin embargo, Jesús afirmó que Dios protege y se preocupa de los pajarillos; por supuesto, la verdad de la declaración sobre su preocupación por los humanos depende de la verdad de la afirmación sobre los pajarillos.
Otro problema que resulta de enfatizar el concepto de la intención del autor es que no tiene en cuenta las perspectivas psicológicas que han aparecido en el siglo xx sobre el inconsciente. Ahora sabemos que mucho de lo que se comunica no es de forma consciente. El error freudiano, el lenguaje corporal, y otras comunicaciones inconscientes a menudo revelan con más claridad de la que pretendemos lo que realmente creemos. Por lo tanto, no debemos restringir la revelación y la inspiración de Dios a asuntos sobre los cuales el escritor de las Escrituras era consciente. Parece bastante posible que cuando Juan escribió sobre la gran visión que había tenido en Patmos, comunicaba más de lo que entendía.
2. Debemos juzgar la verdad de las Escrituras por su sentido dentro del panorama cultural en el que se expresaron sus declaraciones. No deberíamos emplear criterios anacrónicos para intentar entender lo que se dijo. Por ejemplo, no deberíamos esperar que los criterios de exactitud en las citas a los que nuestra edad de prensa escrita y distribución masiva nos tiene acostumbrados estuvieran presentes en el siglo primero. También deberíamos reconocer que los números antiguamente tenían con frecuencia un sentido simbólico, mucho mayor que el que tienen en nuestra cultura actual. Los nombres que los padres elegían para sus hijos también tenían un significado especial; cosa que no suele pasar hoy en día. La palabra hijo tiene básicamente un único significado en nuestra lengua y cultura. Sin embargo, en los tiempos bíblicos, tenía un significado más amplio, casi paralelo a "descendiente." También existe una amplia diversidad entre nuestra cultura y la de los tiempos bíblicos. Cuando hablamos de inerrancia, queremos decir que lo que la Biblia afirma es completamente cierto según la cultura de aquel tiempo.
3. Las afirmaciones de la Biblia son completamente ciertas cuando se juzgan según los propósitos para las que fueron escritas. Aquí la exactitud puede variar (la especificidad sobre la que escribimos antes) según el uso que se pretenda dar al material. Supongamos un caso hipotético en que la Biblia hable de una batalla con 9.476 hombres. ¿Cuál sería aquí un informe correcto (o infalible)? ¿10.000 sería correcto? ¿9.000? ¿9.500? ¿9.480? ¿9.475? ¿O sólo sería correcto hablar de 9.476? La respuesta es que depende de la intención que tenga el escrito. Si se trata de un informe militar oficial que un militar tiene que dar a un superior, el número tiene que ser exacto. Esta es la única manera de saber si ha habido algún desertor. Por otra parte, si se trata de ofrecer solamente una idea del tamaño de la batalla, un número redondo como 10.000 sería adecuado, y en este contexto, correcto. Lo mismo ocurre con el mar de metal fundido de 2 Crónicas 4:2. Si el objetivo al hablar de su dimensión es proporcionar un plano a partir del cual se pueda construir una réplica, es importante saber si se tiene que construir con un diámetro de 10 codos o una circunferencia de 30 codos. Pero si el propósito es únicamente el de comunicar una idea sobre el tamaño del objeto, la aproximación que da el cronista es suficiente y se puede considerar perfectamente verdadera. A menudo encontramos aproximaciones en la Biblia. No hay auténticos conflictos entre lo que se dice en Números 25:9 sobre que murieron 24.000 por la plaga y lo que dice Pablo en 1 Corintios 10:8 de que fueron 23.000. Ambas son aproximaciones, y para el propósito que tenían ambas pueden considerarse adecuadas y por lo tanto ciertas.
Dar aproximaciones es una práctica común en nuestra propia cultura. Supongamos que mis ganancias brutas el año pasado fueron $50.137,69 (una cifra puramente hipotética). Y supongamos que usted me pregunta cuánto gané el año pasado y yo contesto "Cincuenta mil dólares." ¿He dicho la verdad? Eso depende de la situación y de con quién esté hablando. Si es un amigo y me lo pregunta en una charla informal sobre el coste de la vida, he dicho la verdad. Pero si es un empleado de hacienda que está realizando una auditoría, entonces no he dicho la verdad. Ya que una frase para ser adecuada y por tanto verdadera requiere mayor especificidad en esta segunda situación que en la primera.
Esto se puede aplicar no sólo a los números, sino también a asuntos como el orden cronológico en la narrativa histórica, que fue modificado ocasionalmente en los Evangelios. En algunos casos un cambio en las palabras era necesario para comunicar lo mismo a personas distintas. Por eso Lucas dice "Gloria en las alturas" donde Mateo y Marcos dicen "Hosanna en las alturas;" los gentiles que leían a Lucas entendían mejor lo primero que lo segundo. Incluso la expansión y la compresión, que utilizan hoy en día los predicadores sin que por ello se les pueda acusar de infidelidad al texto, la practicaron también los escritores bíblicos.
4. Los informes de eventos históricos y científicos se escriben en lenguaje fenomenológico más que en lenguaje técnico. Es decir, el escritor cuenta cómo aparecen las cosas ante los ojos. Esta es la práctica ordinaria en cualquier tipo de escrito popular (en contraste con el técnico). Un ejemplo comúnmente apreciado de esta práctica tiene que ver con la salida del sol. Cuando el hombre del tiempo dice por la noche que al día siguiente el sol saldrá a las 6:37, desde el punto de vista estrictamente técnico ha cometido un error, ya que desde los tiempos de Copérnico sabemos que el sol no se mueve, es la tierra la que se mueve. Sin embargo, no hay ningún problema con esta expresión popular. De hecho, incluso en los círculos científicos, el término salida de sol se ha convertido en una especie de frase hecha; aunque los científicos utilizan este término con regularidad, no piensan en ello de forma literal. De igual manera, los relatos bíblicos no intentan ser científicamente exactos; no intentan teorizar sobre qué sucedió exactamente cuando los muros de Jericó cayeron o cuando las aguas del río Jordán se detuvieron, o si el hacha flotó. El escritor simplemente contaba lo que se veía, tal como parecía ante los ojos. (En cierto sentido, el principio de que la Biblia utiliza un lenguaje popular en lugar de un lenguaje técnico es simplemente un subpunto del principio anterior, esto es, que las afirmaciones de la Biblia son completamente ciertas cuando se juzgan de acuerdo con el propósito para el que fueron escritas).
5. Las dificultades para explicar el texto bíblico no deberían prejuzgarse como indicadores de error. Es mejor esperar a que aparezcan los datos que faltan, confiando en que si tenemos todos los datos, los problemas se puedan resolver. En algunos casos, puede que los datos no aparezcan nunca. Una vez que se ha excavado un yacimiento, queda excavado, ya lo haya hecho un grupo de arqueólogos bien preparados, un bulldozer o un grupo de ladrones buscando cosas de valor. Sin embargo, anima pensar que existe una tendencia a resolver dificultades cuando surgen nuevos datos. Algunos de los problemas más serios de hace un siglo, como el desconocido rey Sargón que menciona Isaías (20:1), se han explicado de forma satisfactoria y sin contorsiones artificiales. E incluso el rompecabezas de la muerte de Judas parece tener ahora una solución viable y razonable.
La palabra específica en Hechos 1:18 que causó la dificultad en cuanto a la muerte de Judas es πρηνὴς (prēnēs). Durante mucho tiempo se creía que significaba solo "caer de cabeza." Sin embargo, las investigaciones hechas en el siglo xx sobre papiros antiguos, han revelado que esta palabra tenía otro significado en la koiné griega. También significaba "inflar." Es posible un hipotético final de la vida de Judas que se ajuste a todos los datos que tenemos, pero sin la artificialidad con la que Gaussen resolvió el problema. Judas se colgó, pero tardo tiempo en ser encontrado. En esa situación sus vísceras empezaron a descomponerse, con lo que el abdomen se hinchó, algo característico en los cadáveres que no se han embalsamado correctamente. Por eso "[Judas] se reventó por la mitad y todas sus entrañas se derramaron."Aunque no hay manera de saber si fue esto lo que realmente ocurrió, esta puede ser una solución factible y adecuada para el problema.
Debemos, pues, continuar trabajando en la tarea de resolver cualquier tensión que haya en nuestra forma de entender la Biblia. Esto implicará consultar los mejores materiales lingüísticos y arqueológicos. La arqueología en particular ha confirmado la veracidad de la sustancia de las Escrituras. En general, hay menos dificultades ahora para creer en la inerrancia de datos de la Biblia que hace cien años. Al mismo tiempo, debemos darnos cuenta de que nunca habrá una confirmación completa de todas las proposiciones ni se resolverán todos los asuntos problemáticos. En lugar de buscar explicaciones demasiado imaginativas, es mejor dejar esas dificultades sin resolver confiando en que, basándonos en la doctrina de las Escrituras, se irán resolviendo a medida que vayamos disponiendo de nuevos datos.
Ahora que hemos definido específicamente la inerrancia, debemos señalar ciertos puntos que nuestra definición no incluye. La doctrina de la inerrancia no nos dice a priori qué tipo de material contendrá la Biblia. No nos dice cómo tenemos que interpretar pasajes individuales (esto pertenece a la esfera de la hermenéutica). En particular, la inerrancia no tiene que por qué significar que exista siempre el mayor grado de especificidad posible. Más bien nuestra doctrina de la inerrancia mantiene simplemente que cualquier afirmación que se hace en la Biblia es totalmente cierta cuando se interpreta correctamente según el significado que tenía en la cultura en la que se hizo y según el propósito para el cual fue escrita.
Temas subordinados
1. ¿Inerrancia es un buen término o debería evitarse? Hay ciertos problemas unidos a él. Uno es que suele llevar implicado la especificidad extrema, que palabras como corrección, verdad, honestidad, lealtad y, en menos medida, exactitud, no tienen. Si no se entiende la inerrancia con el sentido de la exactitud científica, puede resultar un término útil. Cuando enumeramos las características de las Escrituras, sin embargo, la inerrancia debería estar en última posición; las primeras deberían ser positivas. Aunque la Biblia no yerra, lo realmente importante de la Biblia es que nos enseña la verdad. Es más, la inerrancia no se debería entender como que la Biblia nos dice todo lo posible sobre un tema. El tratamiento no es exhaustivo, sólo suficiente para cumplir con el fin que pretende.
Como el término inerrancia se ha hecho común, probablemente es bueno utilizarlo. Por otra parte, no es suficiente sólo con utilizar el término, ya que, como hemos visto, la gente le ha asociado significados radicalmente diferentes. La declaración de William Hordern puede servir aquí de advertencia: "Parece que para los fundamentalistas y los no conservadores, lo que los nuevos conservadores están tratando de decir es que 'la Biblia es inerrante, pero esto, por supuesto, no significa que carezca de errores.' " Debemos explicar claramente qué queremos decir cuando utilizamos el término para que no haya malos entendidos.
2. Debemos definir también lo que queremos decir con error. Si no se hace esto, si no tenemos unos límites fijos que separen claramente las declaraciones verdaderas de las proposiciones falsas, el significado de la inerrancia se perderá. Si hay un "coeficiente infinito de elasticidad del lenguaje", de manera que la palabra verdadera puede alargarse un poco, y un poco más, y un poco más, al final acabará incluyéndolo todo y por lo tanto nada. Para que una creencia tenga algún significado, debemos estar preparados para definir lo que nos obligará a abandonarlo, en este caso, indicar qué se podría considerar un error. Las declaraciones de las Escrituras que contradicen completamente los hechos deben ser consideradas erróneas. Si Jesús no murió en la cruz, si no detuvo la tormenta en medio del mar, si los muros de Jericó no cayeron, si el pueblo de Israel no fue liberado de su esclavitud en Egipto y salió en busca de la tierra prometida, entonces la Biblia estaría en error. En todo esto vemos que está funcionando una forma modificada del principio de verificación, pero sin las dimensiones extremas que prueban la anulación de ese criterio tal como hace el positivismo lógico, porque en este caso los medios de verificación no quedan limitados a los datos sensoriales.
3. La doctrina de la inerrancia en el sentido estricto de la palabra solo puede aplicarse a los originales, pero en un sentido derivativo también a las copias y a las traducciones, esto es, en la medida en que estén reflejando el original. Este punto de vista a menudo es ridiculizado como un subterfugio, y se señala que nadie ha visto los autógrafos inerrantes. Sin embargo, como ha señalado Carl Henry, nadie ha visto tampoco los originales erróneos.31 Seguramente el concepto de que sólo los originales son inerrantes se puede utilizar como evasión. Se podría sugerir que todos los posibles errores son meramente errores de copia; no estaban en los originales, pero fueron introducidos en las copias. En realidad, el concepto de que la inerrancia sólo se aplica a los originales rara vez se utiliza. La critica textual es una ciencia lo suficientemente desarrollada como para que el número de pasajes en la Biblia donde haya dudas sea relativamente corto. En muchos de los pasajes problemáticos no hay realmente problemas de lectura. Más bien, lo que se afirma al decir que sólo los originales son inerrantes es que la inspiración no se extendió a los copistas o a los traductores. Aunque la divina providencia estaba sin duda operativa, no era el mismo tipo de acción del Espíritu Santo que la que había en la escritura original del texto.
No obstante, debemos reafirmar que las copias y las traducciones son también Palabra de Dios, en la medida en que conserven el mensaje original. Cuando decimos que es palabra de Dios, no tenemos en mente, por supuesto, el proceso original de la inspiración del escritor bíblico. Más bien, son palabra de Dios en un sentido derivado que va unido al producto. Así fue posible que Pablo escribiese a Timoteo que todas las Escrituras estaban inspiradas, aunque, sin duda, las Escrituras a las que se refería eran una copia y probablemente también una traducción (la Septuaginta).
En un mundo en el que hay tantos conceptos erróneos y tantas opiniones, la Biblia es una fuente de dirección segura. Porque cuando se interpreta correctamente, se puede confiar plenamente en lo que enseña. Es una autoridad segura, veraz y fiable.
Erickson, M. J. (2008). Teología sistemática. (J. Haley, Ed., B. Fernández, Trans.) (Segunda Edición, pp. 246–265). Viladecavalls, Barcelona: Editorial Clie.
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