martes, 1 de diciembre de 2015

Pensamiento de Billy Cole 2

Cuando usted está orando con alguien, es importante que usted crea que ellos van a recibir el Espíritu Santo. Ahora, puede ser que no lo reciban, puede que ni siquiera se hayan arrepentido; y usted no puede recibir el Espíritu Santo a menos que usted se arrepienta de sus pecados. Puede ser que no lo reciban. Pero usted debería quedar asombrado al irse del lado de esa persona, si no lo recibió. Si usted se asombra porque lo recibe, no fue su fe la que lo logró. Alguien más tuvo fe. 

¿Todo bien hasta aquí?

Pero tenemos que ser capaces de trasmitir esa fe. Y usted lo logra practicando. Usted practica ejercitando la fe. De la misma manera en que usted practica el resto de cosas. Tal como las lenguas y la interpretación requieren práctica para ser avezado, para hacerlo hábilmente, sin equivocarse. Así, de esa manera, usted practica el ejercicio de la fe. Usted aprende a conocer lo que Dios hará en una determinada circunstancia… Usted tiene que ser capaz de determinar lo que Dios hará en una circunstancia determinada, para así apropiarse de la situación y no dejar que su fe vacile. Y usted trasmite esa fe al que está buscando el Espíritu Santo. 

Y también, desde luego, se necesita un método. Si tuviera más tiempo le proveería muchos ejemplos que mostrarían esta verdad. Déjeme darle un breve ejemplo. Recuerdo que fui a Indonesia hace muchos años y cuando llegué a la isla de Célebes… Ellos me habían enviado una carta pidiéndome que fuera. Y cuando llegué a esa isla, el presbítero se acercó y me dijo: "Una mujer evangelista recorrió esta isla hace 18 años y más de 200 de nosotros fuimos bautizados en el nombre del Señor Jesucristo. Ya tenemos 10 pastores, pero ninguno de nosotros ha recibido el Espíritu Santo. Yo soy el presbítero…"                     –Él no era miembro de la UPC– "Yo no he recibido el Espíritu Santo, nuestros creyentes no han recibido el Espíritu Santo. No sabemos cómo recibirlo". Pues bien, esa semana, ellos recibieron el bautismo del Espíritu Santo. Hace pocos días les pregunté a los misioneros de Indonesia cuántos creyentes tenemos en la isla de Célebes. Y él me dijo: "Más de 10.000 llenos con el Espíritu Santo y bautizados en el nombre de Jesús. Solo en esa isla". A ellos les hacía falta un método. Necesitaban saber cómo hacerlo. Y eso es lo que estoy tratando de ayudarle para que usted lo tenga. Darle algunas ideas sobre el CÓMO hacerlo. 

Permítanme que les hable, muy rápido, acerca de algunas cosas que necesitamos mirar de otra manera en el Nuevo Testamento. Tenemos muchísimas tradiciones. Cuando yo regresé a los Estados Unidos… El hermano Baker habló acerca de "hablar y demostrar" Cuando regresé del campo misionero, relataba a las congregaciones las cosas que estaban sucediendo en el extranjero. Y los pastores se me acercaban y me decían: Tenemos una herramienta nueva que se usa en los colegios "hablar y demostrar". En otras palabras, querían que yo demostrara aquí en nuestro país, algunas de las cosas de las que yo hablaba, que estaban ocurriendo en el extranjero. Ahora bien, créanme que ese es un reto complicado. Porque, especialmente, hace algunos años teníamos algunas tradiciones que eran tradiciones estadounidenses, pero no bíblicas. 

Así es. Ahora, tal vez usted estaba esperando algo nuevo para hoy; pues bien, mis notas… Estaba mirando aquí para ver cuándo las había escrito: 1966, escribí yo estas notas. Hace ya 25 años. Esta hoja tiene 25 años; pero todavía corresponde a lo que está escrito en la Palabra. 

Yo regresé a los Estados Unidos y todos querían que yo viajara, usted sabe, y ver algunas de las cosas que yo relataba. Pues bien, no había pasado mucho tiempo desde mi llegada, y fui a un campamento, y había un hombre al que yo vi recibir el Espíritu Santo; habló en otras lenguas, y el gozo del Señor se manifestó en él. Y le voy a decir cómo lo recibió: Se arrodilló de esta manera (se deduce que el hermano Cole dramatiza cómo fue que se arrodilló). Ahora bien, yo no sé quién fue el que salió con esa idea. Con seguridad, no fue el apóstol Pedro –hubo dos o tres amenes. No me importa si usted dice amén o no; voy a decirle la verdad en el día de hoy– Tampoco fue el apóstol Pablo. Yo creo que fue Juan… Juan Wesley. Hora de irse, Billy Cole. 

El día de Pentecostés, lo leímos ya, ellos recibieron el Espíritu Santo en el lugar DONDE ESTABAN SENTADOS (el énfasis lo da él con la voz). "Y mientras el apóstol aún les hablaba, el Espíritu Santo cayó sobre ellos, los que oían la Palabra". 

Alguien dirá: "Pero, hermano Cole, yo recibí el Espíritu Santo arrodillado en un altar". No hay problema. Solo que fue a la manera Metodista. Arrodillado, sentado, como sea. ¿Será que salgo vivo de aquí, hoy? Y había cuatro hombres alrededor de aquel que recibió el Espíritu Santo, y los cuatro querían ayudar a que aquel lo recibiera. Uno de ellos lo agarró de su muñeca izquierda con una fuerza como si estuviera muriendo. De milagro la mano de este pobre hombre no se le secó al faltarle la irrigación sanguínea y le quedó inservible. Y con su mano derecha le agarró el codo, y brincaba y gritaba aleluya y casi le desprendía el brazo de su hombre al pobre hombre. Pero ellos querían ayudar a que el hombre recibiera el Espíritu Santo. 

Y luego, otro hermano… Y, a propósito, esta no es una parábola. Esto sucedió. Tal y como se lo estoy contando. Había otro hermano detrás del candidato y quería ayudar a que este recibiera el Espíritu Santo; y digamos que le estaba administrando un masaje. Lo sobaba hacia arriba y hacia abajo. No sé qué hubiera hecho el pobre hombre, si hubiera sido cosquilloso… Y había un tercero en el otro lado, que también quería ayudar. Y su ayuda consistía en aplaudirle con todas las fuerzas, en todo el oído del candidato… y el cuarto estaba frente al candidato con su mano en la cabeza del candidato moviéndola con fuerza. De milagro no le rompió el cuello. 

Y aunque usted no lo crea, el muchacho recibió el Espíritu Santo. 

Ustedes recuerdan… Algunos de ustedes recuerdan al hermano Winter-Black. Predicó en una asamblea general… Y se juntó con algunos de los que añoran mucho el pasado y les dijo: Hagamos algo distinto, procuremos que alguien reciba el Espíritu Santo… Y alrededor de 100 recibieron el Espíritu Santo esa noche. 

Y me detuve a ver un grupo de hombres. Había como 12 hombres con el candidato… Se lo digo con verdad, no lo estoy inventando. Tenían un hombre ahí en el medio y se lo lanzaban del uno al otro. Y uno de ellos se emocionó tanto, hermano Cisco, que lo golpeó atrás con el pie. Y el hombre empezó a hablar en lenguas. Sabe lo que creo que el hombre estaba pensando: "Si no empiezo a hablar en lenguas, estos me van a matar". 

Sabe qué es lo que ha sucedido. El diablo ha robado nuestra fe. Y hemos puesto como sustitutos los ejercicios físicos. En vez de la fe. Y los ejercicios físicos no pueden suplantar la fe. Tenga fe en Dios, y Dios derramará de su Espíritu. Dios lo hará. 

Otro problema es que nuestra fe es… Tenemos fe, pero esta es limitada. Si uno o dos reciben el Espíritu Santo en el culto. Ahhhhhh, tuvimos un cultazo. Pero si lo reciben 50, dice: Seguro, no fue algo genuino. Nadie levante la mano; pero cuántos de ustedes dudaron que 40 o 50 lo recibieron aquí el domingo. No levante la mano. 

Recuerdo que prediqué una vez en un culto. Asistieron bastantes pastores. Y 67 recibieron el Espíritu Santo en ese culto. Y uno de ellos, buen amigo mío, yo lo aprecio bastante. Ha puesto a prueba mi amor un par de veces. Alcancé oír cuando le decía a alguien: No fue Dios, porque fue muy fácil. Hey, ese pobre hombre habría sufrido una crisis nerviosa el día de Pentecostés, cuando 3.000 lo recibieron en un solo día. 

Todavía no lo he visto; pero creo con todo mi corazón que voy a ver 3.000 recibir el Espíritu Santo en un solo culto. Lo creo con todo mi corazón. Yo creo que lo voy a ver. 

Así que nuestra fe es limitada. 

Otro problema que tenemos es que exigimos… No solo exigimos el arrepentimiento previo; sino que tiene que arrepentirse en presencia nuestra; de otra manera, el arrepentimiento no es válido. Y cuando la gente llega y toma asiento en su congregación, y ya se han arrepentido, y usted les exige que pasen al altar para arrepentirse, ellos no lo van a hacer. Ellos no lo van a hacer. No lo van a hacer. 

Recuerdo una vez que estaba comenzando la obra en Wheeling, Virginia Occidental, en la parte norte de Virginia Occidental. Y estábamos teniendo avivamiento. El hermano Lee Stoneking nos visitó en aquella época. Dios, qué bendición. Empezamos con 20 miembros. 20 constituyentes y 67 recibieron el Espiritu Santo en un solo culto. El hermano Stoneking quería hacer lo mismo que yo estaba haciendo. Yo le dije: Oh, no. Los pastores lo van a ahorcar, porque tú eres muy joven. Así que juntos desarrollamos un método totalmente nuevo. Él todavía lo usa hasta el día de hoy… Algunos de ustedes intentan ahorcarme; pero todavía estoy respirando. 

Y esa noche… La plataforma era pequeña. Usted no me lo va a creer. Solo medía… Porque nosotros empezamos fue en una casa. Cinco metros de ancho por 15 de largo. Y mi pequeña plataforma era tal que la primera vez que prediqué sobre ella me caí. Pero en esta vez tuvimos varios que recibieron el Espíritu Santo. Terminé de predicar y dije: Si alguno aquí desea recibir el Espíritu Santo. Sin música. Sin música. Aquellos que recibieron el Espíritu Santo el domingo, escúchenme, sin música. Hice el llamado al altar. Nosotros somos tan dependientes de las emociones. Desafortunadamente, muchos de nosotros no separamos la emoción del poder. Cómo quisiera tener tiempo suficiente para hablar de esto. Así que dije: Alguien necesita el Espíritu Santo y una dama que era enfermera profesional vino adelante yo quería que ella estuviera de pie frente al púlpito… Pero la plataforma se subía con un solo paso, así que ella se subía a la plataforma y se me acercó y me dijo: ¿Qué hay que hacer? Y yo le puse la mano y le dije: ¡Recibe el Espíritu Santo! Era la primera vez que ella venía a un culto de domingo por la tarde. Había estado en tres dominicales. Y ella empezó a hablar en otras lenguas como el Espíritu de Dios le daba que hablase. Eso inspiró la fe de un muchacho de 17 años. Él vino y se quedó abajo y recibió el Espíritu Santo en el otro costado. Y luego el hermano de este, de 15 años, vino y recibió el Espíritu Santo. Había una pareja joven, una preciosa pareja, casados, provenientes de otra congregación –no le voy a decir cuál–, estaban de visita. Y después del culto esta pareja se me acercó y dijeron: Hermano Cole, acaso usted no cree en el arrepentimiento. Yo les respondí: Claro, ¿por qué lo preguntan? Ella dijo: Pues estas personas vinieron y recibieron el Espíritu Santo. Yo le dije: ¿Ustedes creen que alguien puede recibir el Espíritu Santo sin arrepentirse? Ella dijo: ¡Por supuesto que no! Yo le dije: Entonces, ¿cuál es tu problema? Ella me dijo: Pero me hubiera gustado verlos llorar. Yo le dije: Ah, ya veo. Vera usted, joven dama, este culto no estaba diseñado para su entretenimiento.

Y muchos de nuestros pastores son forzados por los creyentes para entretenerlos.

Gracias!

Bendiciones...

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor

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