Ahora, usted no puede, sencillamente, de un solo golpe… estar dedicado a entretener toda una vida y, de pronto, parar. Hay que hacerlo gradualmente, porque si no, la gente se va a ir.
Otra cosa que hacemos es que preguntamos: "¿Recibió usted el Espíritu Santo?". Lo que pasa es que cuando usted está teniendo avivamiento genuino, habrá gente que recibirá el Espíritu Santo, que no saben la diferencia entre Génesis y Apocalipsis… Cierta vez, estaba en un culto… Bastantes recibieron el Espíritu Santo. Y estaba ayudándoles a entender lo que les había acontecido, y una hermana que no lo había recibido dijo: No necesito que nadie me diga si recibí el Espíritu Santo. Le dije: "Claro que no, mujer. Usted ha estado en el seno de la iglesia por 18 años, usted sabrá cuando lo haya recibido". Ella había estado allí 18 años, y el Espíritu Santo me lo reveló. Pero si usted solo ha estado allí 18 minutos, usted no sabrá lo que ha ocurrido.
Si algunos hicieran con los recién nacidos como hacen con los nuevos convertidos, sería como si el abuelo, o la abuela, o el papá, o la mamá, o el papá; fueran al pabellón de maternidad del hospital y la enfermera que tiene el bebé los pusiera en manos de ellos, y ellos preguntaran: "Bebé, ¿ya naciste?". Y que, por cuanto el bebé ni siquiera les prestara atención, ellos dijeran: "Todavía no ha nacido".
Déjeme decirle algo: Si usted es una mamá, y acaba de tener un bebé, y no se ha dado cuenta; usted es torpe. Y si usted ha estado en esta iglesia diez años, y alguien empieza a hablar en lenguas, y usted no sabe si ellos recibieron el Espíritu Santo; usted es torpe.
Qué es lo que nosotros acostumbramos a hacer, que es lo que acostumbramos hacer… Ellos están allí, ya llevan media hora, o una hora, hablando en lenguas, 5 idiomas distintos. Y, luego, los esperamos. "Vamos, dígalo". Y solo porque ellos no dicen: Recibí el Espíritu Santo, todos nos vamos a casa creyendo que no lo recibieron. Eso es una torpeza.
¿Estoy enfocado?
¿Qué es lo que usted debería hacer? Vaya al capítulo 10 de los Hechos y lea. "Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios". Y Pedro dijo: "¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos QUE HAN RECIBIDO EL ESPÍRITU SANTO". Pedro lo afirmó. Él se refirió a ellos como quienes ya habían recibido el Espíritu Santo.
Sé que me estoy metiendo con una vaca sagrada en este momento; pero mi propósito es sacrificarla antes de que venga el Señor.
Recuerdo cuando abrí la primera, la primera, obra misionera nacional. Tuvimos nuestro despegue: 16 personas metodistas se bautizaron, en ese primer mes de avivamiento; y luego, tres de ellos recibieron el Espíritu Santo. La primera fue la hermana Smith… Ella tenía un hijo que tenía un trauma de combate, había estado en el ejército; y se había ido de la casa. Y ella estaba enormemente preocupada por él. Y estando en esta angustia, se cayó, y presentó un esguince de tobillo. Y, prácticamente, había que cargarla para que pudiera ir a la iglesia. Pero Dios escogió llenarla con el Espíritu Santo aquella noche; y ella fue la primerísima persona, no solo en esa congregación, sino en ese condado. La primera que recibió el bautismo del Espíritu Santo de entre todas las denominaciones. Fue la primera.
Y ella recibió sanidad. Su tobillo fue sanado. La habíamos traído en una silla. Y ella se paró y caminaba por todas partes, orando aferrada a aquellos que se lo permitían, y hablando en lenguas. Y esto se extendió por 30 minutos. Por todo el salón. Y cuando ella se apaciguo, yo le dije: Hermana Smith… -me habían enseñado a hacer así, ¿se da cuenta?- Hermana Smith, ¿recibió usted el Espíritu Santo? Y ella dijo: Yo no sé.
Le robé el gozo. Tan rápido como el chasquido de los dedos, ella ya no tenía ni un gramo de gozo. El gozo… El gozo no se produce porque usted tenga el Espíritu Santo; usted tiene gozo porque usted CREE que tiene el Espíritu Santo. Eso explica porque algunos tienen gozo sin haber recibido el Espíritu Santo, pero creen que lo han recibido.
El gozo es el resultado de creer que tenemos el Espíritu de Dios viviendo dentro de nosotros… Pero si le convencemos de que no o sembramos duda en su mente, acerca de si lo tienen o no; el gozo se va de inmediato, de inmediato.
Tengo que apresurarme, tengo que apresurarme. Hay mucho qué decir… Me estoy metiendo con una vaca sagrada.
Usted los escucha hablar en lenguas, y el gozo del Señor, y les preguntamos… Esto es lo que yo comúnmente pregunto: ¿Expresaste palabras u oraciones que no alcanzaste a entender? Y ellos dicen: Sí. Entonces, yo me vuelvo hacia un creyente que ha presenciado y que sepa discernir el asunto –tiene que ser alguien que conozca de esto– ¿Escuchaste que él o ella hablara en lenguas? –Sí, claro. Yo lo (la) escuché hablar en lenguas. Entonces, yo les leo el capítulo 10 de Hechos, y les explico qué es lo que les ha ocurrido. Pero no falta el que dice: "No estoy satisfecho". Aquel hermano me lo dijo esta mañana, después de hablar en lenguas por largo rato. Me dijo: Yo no estoy satisfecho. Yo le dije: ¿Cómo es posible que usted sea miembro de "Los Pentecostales de Alexandria" y alguna vez se sienta satisfecho?
Le dije: el año pasado, viajé… A la vez que pastoreaba una iglesia que de 200 miembros, llenos con el Espíritu Santo, bautizados; creyentes con el Espíritu Santo; pasó a 400 miembros, con el Espíritu Santo y bautizados; en solo un año. Y viajé 322.000 kilómetros, prediqué en 33 distritos, y en cuatro continentes; y qué tal que el pastor Anthony Mangun se hubiera parado frente a mí anoche y me hubiera dicho que yo no me estaba esforzando suficiente por estar a tono.
Le dije: ¿Cómo es posible que usted sea miembro de esta iglesia y alguna vez llegué a sentirse satisfecho? No hay manera.
Pero usted tiene que apropiarse de lo que ya ha recibido, para que el gozo del Señor se produzca en su vida.
Yo le dije: "¿Hablaste en lenguas?". Me dijo: "Oh, sí. Sin lugar a dudas, hablé en lenguas". Le dije: "Entonces, de acuerdo con la Palabra de Dios, Dios lo ha llenado a usted con el Espíritu Santo". Y él empezó a danzar. El gozo del Señor vino sobre él.
Recuerdo… Me encantaba ir y trabajar con el hermano Prize, ¿sabe?, en California. Una de mis personas favoritas. Yo predicaba en su iglesia por lo menos una vez al año. Cada vez me regalaban un tiquete de avión. Él no quería pagar mi viaje en avión (risas). Cuando podía dormir, me hospedaban en la casa de alguien, del hermano Comb o de alguien más. Prediqué para el hermano Prize… De todos modos, allí estaba yo ayudando en campañas pro recepción del Espíritu Santo. Una vez hicimos una de once noches. Una noche en cada sección del distrito. Y 181 personas recibieron el bautismo del Espíritu Santo.
Recuerdo que en Sacramento… En aquella época yo acostumbraba a que los candidatos estuvieran sentados en sillas. ¡Ja! Esta es mi UPC… ¡Estamos frente a un milagro! ¡Nunca me quitaron la licencia! … ¡Yo no se las entregué! Y yo los tenía sentados en sillas, verá usted. Y ocho ya habían recibido el Espíritu Santo, incluyendo esta hermana… Creo que su nombre era Whitmore. La hermana Whitmore. Ella habló en lenguas con mucha fluidez, y lo demás. Así que yo los detuve a todos… Qué sentido tiene dejar que la gente avance en la dirección equivocada, a 80 km. por hora. Si van en la dirección equivocada, ¡párelos! Sencillamente, implemente un pequeño correctivo y, ¡en marcha otra vez! Yo no estaba tratando de controlar al Espíritu Santo; sino tratando de dejarme guiar por el Espíritu Santo; queriendo ser sensible a los problemas y necesidades de estas personas.
Así que le dije a la creyente: "¿Pronunciaste palabras y oraciones que no hayas podido entender?". –Sí. Y luego les pregunté a aquellos que estaban como testigos –Es conveniente tener siquiera dos testigos. Es bueno que el pastor esté como testigo. Es bueno que el pastor los escuche hablar en lenguas. De esta manera usted estará seguro de la experiencia de ellos. Es muy importante. No siempre es posible, pero sí es muy importante–. Así que yo permití que ellos dieran su testimonio. "¿Ustedes los escucharon?" –Sí. Dos o tres testigos por cada uno de los candidatos. Yo les dije: Muy bien, quiero que se pongan de pie. Y siete de ellos lo hicieron. Esta hermana, a la que yo mismo había oído hablar en lenguas, no se puso de pie. Y le dije a la hermana Whitmore: "¿Usted no habló palabras y oraciones que no pudo comprender?" –Claro que sí. Tan pronto como comenzamos a adorar a Dios, yo no entendí lo que dije… Le dije: "¿Entonces por qué no se paró?". Ella dijo: "Porque no estoy satisfecha". Yo le dije: Comprendo. Usted no está satisfecha. Le dije: ¿Por qué? Ella me dijo: –Y ella sabía la respuesta– Ella dijo: Porque la hermana fulana de tal me dijo que cuando recibiera la experiencia genuina usted caerá al suelo. Obviamente, la hermana no había caído al piso, cuando recibió el Espíritu Santo. Le dije: Entiendo. Les dije: Adoremos todos al Señor, nuevamente. Y todos ustedes, amigos, hablen en lenguas otra vez. Al hermano Prize le da risa eso hasta el día de hoy, porque él estaba parado justo detrás de ella y oyó lo que yo le dije a ella. Y ella levantó sus brazos, usted sabe. Y empezó a hablar en lenguas. Y yo le había pedido que se distensionara. ¿Sabe? Nosotros le enseñamos a la gente que levante los brazos de una forma tan rígida y los brazos están tan estirados que no pueden pensar en otra cosa que: "¡Dios mío, cómo me duelen los brazos!". Pero si levantan las manos con normalidad no tienen por qué cansarse. Y también les había dicho que abrieran sus manos. Hay quienes aprietan los dientes. Todo eso opone resistencia al Espíritu Santo. Realmente, sí, resiste al Espíritu Santo.
Así que yo les dije que se relajaran. No se imagina todo el énfasis que yo puse en la palabra relajarse.
También salí vivo en esa ocasión. Les dije que se relajaran. Y le dije a la hermana… Ella estaba hablando en lenguas. Yo le dije a ella: Ahora, aprete su puño, bien apretado. Y cuando ella tenía su puño apretado, y seguía hablando en lenguas… Y mientras apretaba sus puños –ya no estaba en la silla– cayó al piso. ¡Pum! Así no más. Y dijo: Eso es, eso es, eso es.
¿Si ve? Todo lo que ella tuvo que hacer fue oponer resistencia al poder, y este la derribó. Antes, ella estaba permitiendo que el poder fluyera a través de ella; pero en el momento en que ella lo resistió, este la derribó.
¡Ahora, ufánese de caer al piso!
La Biblia no dice que usted caerá al suelo; la Biblia dice que usted hablará en otras lenguas. Y hay algunos de nosotros afirmando: "Sí, hablaron en lenguas; pero no fue la experiencia genuina". Y agregan: "Quiero advertirles, cuidado, no vaya usted a blasfemar contra el Espíritu Santo".
Y cuántos se han sumado a nuestras filas, provenientes de las Asambleas de Dios y de la Iglesia de Dios, y tan pronto como son bautizados, nosotros aceptamos su experiencia previa en cuanto al bautismo del Espíritu Santo. Y ellos no han recibido un Espíritu Santo diferente.
No hay muchos amenes, en alta voz; pero es la verdad, de todas maneras. … También tenemos nuestras cositas raras en la UPC.
¿Será que salgo vivo de aquí?
¡Cómo amo lo que estoy enseñando!
Nosotros exigimos una gran exteriorización de las emociones; de otra manera, no aceptamos la experiencia. ¿Qué vamos a hacer cuando un sargento de las fuerzas del orden reciba el Espíritu Santo? Sí él ha sido enseñado que en el momento en que su mano tiemble, está totalmente acabado. Le han enseñado que en el momento en que él exteriorice sus emociones, que sus emociones no estén totalmente bajo control, él está acabado como sargento. No espere que él se comporte como yo. Yo soy Billy, el de las montañas.
Y mientras usted no aprenda este concepto, usted solo tendrá creyentes como yo. En mi iglesia hay bastantes Billies de la montaña, porque yo soy así… Y eso se multiplica, tal cual. Un pastor me dijo: No tengo sino alocados en mi iglesia. Entonces, le dije: Caballero, si quiere le digo por qué. Se reproducen de acuerdo al modelo.
Hermano Kilgore, ¿recuerda aquel doctor que recibió el Espíritu Santo en su iglesia, que sacó una cita para venir a su oficina. Vino después del culto, si no estoy mal. Dijo: "Mi esposa y yo estamos listos para recibir el Espíritu Santo, ¿qué tenemos que hacer?" Yo escuché el caso de labios del hermano Kilgore, en la dedicación de un templo. Y él dijo: Bien, me vino a la mente que Billy Cole estaba por ahí, siéntense. Les di algunas pautas; pero no nos preparan para estas ocasiones. Luego llegué yo y les dije que se pusieran de pie. Ellos dijeron: Ya nos hemos arrepentido. Les impuse las manos y ¡pum! Ambos recibieron el Espíritu Santo.
Nos tocará tratar con tal variedad de personas con las que no estemos acostumbrados a tratar. Y van a recibir el Espíritu Santo.
Nos va a tocar empezar a tolerar distintas clases de emociones.
Quiero decirles algo a los pastores. Ustedes, muchachos, que enseñan y predican que a menos que la gente dance y corra, no han recibido el Espíritu Santo; quiero decirles algo: Usted no sabe de lo que está hablando.
Yo pastoreo… No he predicado en una sola iglesia donde la gente corra y dance más que donde yo pastoreo. No sé por qué lo hacen. Yo nunca lo he hecho. Yo creo que es el hermano Halt el que lo hace… La primera canción, la primera estrofa; y arrancan a correr. Yo les dije que corrieran en un solo sentido, y les dije que corrieran con los ojos abiertos. No quiero choques de frente. Tumban a alguien en nuestra iglesia y sale en primera plana en el periódico. Que si danzan, Dios mío, vaya que sí. Pero yo no lo hago, y recibí el Espíritu Santo.
¿Sabe lo que yo hago? Y claro que siento algo dentro de mí. Nunca he corrido, nunca he danzado.
Tengo amigos que cuando sienten el poder de Dios empiezan a hacer así (dramatiza una cierta manera que es imposible saber, ya que es solo audio). Hey, yo nunca he sentido algo sí en mi vida. Un día le dije al Señor: ¿Dios, por qué no me das una experiencia así, solo una vez, por diversión?".
Hey, pero yo tengo el Espíritu Santo. Estoy listo para la venida del Señor.
Necesito ir rápido.
Otra cosa es que nos aproximamos al altar, empezamos a ayudar a alguien... Todos digan: "El hermano Cole está enseñando; el hermano Cole no está ridiculizando". Espero que lo que están repitiendo sea lo que sienten. No estoy ridiculizando a los que son de Dios. Lo que pretendo es enseñar. Pero nos acercamos al altar y empezamos a orar con alguien y nos transportamos por allá al noveno cielo. Y estamos orando por alguien y este recibe el Espíritu Santo. Y nosotros cerramos los ojos y oramos. Y más de una vez yo me he acercado y les digo a los que están ayudando: "¿Ya han hablado en lenguas?". –No sé, no sé. Gloria, aleluya. Y usted acerca su oído a la boca del candidato. "Le dije que estuviera pendiente". Qué gran revelación. Usted le pone el oído a la boca del candidato. Y les digo a los que ayudan: "Están hablando en lenguas". Y usted no creerá lo difícil que es lograr que algunos dejen de hacer lo que están haciendo por un largo rato, para que ESCUCHEN. Ellos creen que usted les va a apagar el Espíritu, ¡el pecado imperdonable! Yo les digo: ESCUCHEN.
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