domingo, 13 de marzo de 2011

EL ORIGEN DEL HOMBRE

EL HOMBRE

PARTE 1

Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,

la luna y las estrellas que tú formaste, digo:

 «¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria,

y el hijo del hombre para que lo visites?»

Salmo 8: 3 y 4

Habiéndose descubierto en el medio de un universo maravilloso y siendo del más alto orden de las criaturas físicas, el hombre, naturalmente, buscaría la forma de entender su propio origen así como el de todas las cosas existentes.

El escritor de la carta a los Hebreos nos recuerda que es por fe que entendemos haber sido compuesto el universo por la palabra de Dios y que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles:

Por la fe comprendemos que el universo fue hecho por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. (Hebreos 11.3)

Obviamente no hubo espectadores humanos de la creación, y debido a que el primer hombre fue situado en un universo ya existente, tenemos que aceptar por fe todo lo que Dios ha revelado al respecto. De otra forma no tendríamos certidumbre alguna en cuanto a la creación.

EL ORIGEN DEL SER HUMANO

Es razonable esperar que Dios revelara los hechos esenciales acerca de la creación del hombre en la Biblia. En los primeros capítulos del Génesis, y donde se quiera en la Biblia, la creación del hombre se enseña claramente en la Escritura.

Aparte de la Biblia, ¿tiene el hombre algún tipo de conocimiento con respecto a su origen? Aquellos que han tratado de contestar esta pregunta apartándose de la Escritura han hecho numerosas tentativas para explicar el origen del hombre, pero el hombre no tiene información cierta acerca de su origen a no ser la que la Biblia le pueda dar, y sólo en la Escritura uno puede esperar encontrar un relato completo y exacto.

LA EVOLUCIÓN

Uno de los puntos de vista más comunes que se han levantado en contradicción con la doctrina de la creación del hombre revelada en la Biblia es la teoría de la evolución.

Esta teoría enseña que hace varios miles de millones de años, algunas sustancias químicas en el mar, sobre las cuales la luz del sol y la energía cósmica actuaron, por azar, se convirtieron en uno o varios organismos unicelulares, y a partir de allí se han ido desarrollando por medio de mutaciones beneficiosas y selección natural hasta llegar a ser todas las plantas, animales, y personas existentes hoy.

La evolución intenta explicar todas las complicadas formas de vida en este mundo por este proceso natural.

De acuerdo a la teoría de la evolución, todas las plantas, animales y el hombre fueron formados por un proceso de pequeños cambios llevados a cabo por mutaciones, las cuales se cree que explican todas las variaciones de especies. Sin embargo, las mutaciones son casi invariablemente dañinas más que beneficiosas, y nunca se han observado series de mutaciones que sean beneficiosas o que hayan producido una nueva especie.

Esta teoría va en contravía de la palabra de Dios pues aquí se declara que Dios creó los animales según su especie:

Ø  Dijo Dios: «Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en el firmamento de los cielos». Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su especie, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. Y los bendijo Dios, diciendo: «Fructificad y multiplicaos, llenad las aguas en los mares y multiplíquense las aves en la tierra». Y fue la tarde y la mañana del quinto día.

Luego dijo Dios: «Produzca la tierra seres vivientes según su especie: bestias, serpientes y animales de la tierra según su especie».

Y fue así. E hizo Dios los animales de la tierra según su especie, ganado según su especie y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. (Génesis 1: 20 al 25)

Pero en contraste con los animales, el hombre fue hecho a la imagen y semejanza de Dios: 

Ø  Entonces dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra».

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.  (Génesis 1: 26 y 27)

Aunque muchos adeptos a la evolución admiten que es sólo una teoría y los fósiles revelan que no ha habido evolución sistemática desde las formas más bajas de vida a las formas más altas, la evolución se constituye en la única explicación que el hombre natural ha sido capaz de ofrecer como alternativa a la doctrina bíblica de la creación; está basada claramente en un concepto naturalista, más bien que en el origen sobrenatural del hombre. En otras palabras, nada en esta teoría requiere la idea o actividad de Dios.

Hay una variante de esta teoría, la teoría de la evolución teísta. La evolución teísta sostiene que Dios dirigió, usó, y controló los procesos de la evolución natural para crear al mundo y todo lo que está en él. Generalmente este punto de vista incluye las siguientes consideraciones:

  1. que los días de Génesis 1 eran edades más bien que días literales de 24 horas,
  2. que procesos evolucionarios estuvieron involucrados en la creación de Adán,
  3. que la tierra y formas prehumanas son de gran antigüedad.

Pero para que esta teoría sea sostenida se debe negar el significado literal de la narración de la creación que encontramos en la Biblia. Así que la evolución teísta trata de cabalgar sobre dos caballos que van en direcciones opuestas, la evolución y la creación).

En la Escritura no hay evidencia del desarrollo evolucionario de las especies por leyes naturales.

Quienes creemos y sostenemos la inspiración e infalibilidad de la Biblia atribuimos entonces la presente existencia de los animales y del hombre a la creación inmediata de Dios.

LA CREACIÓN

La doctrina de la creación del hombre está enseñada claramente en la Escritura. En el principio Dios creó al hombre inocente, puro y santo. Ninguna criatura subhumana estuvo involucrada, ni tampoco ningún proceso evolutivo.

La Biblia lo dice:

Ø  Entonces dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra».

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. (Génesis 1: 26 y 27)

Ø  Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente. (Génesis 2: 7)

Ø  Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo, varón y hembra los creó y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día que fueron creados. (Génesis 5: 1 y 2)

Ø  El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida. (Job 33: 4)

Ø  Él respondió, les dijo: ¿No habéis oído que el que los hizo al principio varón y hembra los hizo? (Mateo 19: 4)

Muchos otros pasajes bíblicos implican que Dios es el Creador de Adán y Eva. Los creacionistas mantienen diferentes puntos de vista en cuanto a los días de creación, pero para ser creacionista uno tiene que creer que el relato bíblico es de hecho histórico y que Adán fue el primer hombre.

EL PROPÓSITO

El propósito del Señor para con el hombre, fue el de coronarlo de honra y de gloria en medio de la creación. Como se presenta en Génesis, el hombre es la máxima obra de Dios en la creación, su alta dignidad, según el propósito original de Dios, se destaca bien en textos como el del Salmo 8:

Ø  Lo has hecho poco menor que los ángeles

y lo coronaste de gloria y de honra.

Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos;

todo lo pusiste debajo de sus pies:

ovejas y bueyes, todo ello,

y asimismo las bestias del campo,

las aves del cielo y los peces del mar;

¡todo cuanto pasa por los senderos del mar! (Salmo 8. 5 al 8)

Dios tenía derecho de decidir a quién le dejaba el señorío de la tierra y ese  privilegio fue reservado para Adán y su descendencia. Así que el hombre fue creado para ser administrador de la creación, pues aunque esta le pertenece a Dios, fue puesta por él mismo bajo los pies del hombre.

Por tanto, ante los ojos de Dios, el hombre tiene el mayor valor en el universo entero:

Ø  Y si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? (Mateo 6: 30)

Ø  Así que no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. (Mateo 10: 31)

Ø  Pero, ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, está permitido hacer el bien en sábado. (Mateo 12: 12)

Ø  ¿De qué le servirá al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? ¿O qué dará el hombre a cambio de su alma? (Mateo 16: 26)

Ø  Los que confían en sus bienes y de sus muchas riquezas se jactan, ninguno de ellos podrá, en manera alguna, redimir al hermano ni pagar a Dios su rescate (pues la redención de su vida es de tan alto precio que no se logrará jamás). (Salmo 49: 6 al 8)

Dios creó al hombre para eternidad. Para que viva en una permanente comunión con él. Esta comunión es un tipo de relación que no puede ser rota ni siquiera por la muerte:

Ø  Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos. (Eclesiastés 3: 11)

Ø  Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; él nos guiará aun más allá de la muerte. (Salmo 48: 14)

Así que concluimos que de acuerdo con el testimonio de la Escritura, el hombre, en su forma humana presente, fue creado por Dios como la conclusión y consumación de toda la creación universal, y con un propósito sublime y eterno.

LA NATURALEZA DEL HOMBRE

Además la Biblia nos dice del hombre que:

  1. fue hecho a la imagen y semejanza de Dios:

Entonces dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra».

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. (Génesis 1: 26 y 27)

  1. Dios respiró en el ser humano el aliento de vida:

Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente. (Génesis 2: 7)

Estas dos distinciones especiales y particulares exaltan al hombre por sobre todas las otras formas de vida que están sobre la tierra e indican que el hombre es una criatura moral con intelecto, capacidad para sentir y con voluntad propia.

En síntesis, la creación del hombre incluyó aquello que era material el polvo y lo inmaterial el aliento de vida. Lo material perece, pero lo inmaterial permanece:

Ø  antes que el polvo vuelva a la tierra, como era,

y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. (Eclesiastés 12: 7)

En este orden de ideas podemos entender lo que habló nuestro Señor sobre que la gente puede matar el cuerpo pero no matar el alma:

Ø  No temáis a los que matan el cuerpo pero el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. (Mateo 10: 28)

Dada la variedad de términos que a veces son usados en sentido similar y a veces en contraste el uno con el otro, muchos han considerado la división del hombre en material e inmaterial como la división básica; pero aun así expresiones como «alma» y «espíritu» a veces son usadas para la totalidad del hombre incluyendo su cuerpo.

El cuerpo humano del hombre es la habitación del alma y el espíritu del hombre hasta que muera. Aunque acaba con la muerte, el cuerpo está sujeto a resurrección. Esto es verdadero en cuanto a los salvos y los no salvos, aunque las resurrecciones de unos y de otros son diferentes.

Jesucristo poseía un cuerpo humano perfecto antes de su muerte, y después de su resurrección tenía un cuerpo de carne y hueso que es el ejemplo o modelo del cuerpo de resurrección que tendremos los creyentes.

El término «cuerpo» se usa también como una figura de la iglesia como el cuerpo de Cristo y del cual Cristo es la cabeza.

Ahora bien, el hombre está dotado de libre albedrío, pues Dios quería que su criatura, corona de la creación, correspondiera li­bremente a su amor por medio de la obediencia pronta pero voluntaria.

No sabemos cuánto tiempo disfrutaría el hom­bre del dominio de la naturaleza en plena inocen­cia y en comunión con Dios, pero las Escrituras pasan rápidamente a la narración de la caída.

 


 
 
Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor 
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia 
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM, Domingos 8 AM y 10 AM.
Calle 30 # 22 61, Cañaveral, Floridablanca.
http://adonayrojasortiz.blogspot.com/
 


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