sábado, 3 de marzo de 2012

Regocijándonos en el sufrimiento

Regocijándonos en el sufrimiento

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

(Ro 5.3–5)

Introducción

Dos palabras que parecen contradictorias se nos presentan juntas de la manera más natural en este pasaje: 

  1. regocijo 
  2. sufrimiento

Contenido del tema

Y no sólo esto, sino que aun nos regocijamos en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento trae perseverancia; la perseverancia, carácter probado; el carácter probado, esperanza.

en nuestros sufrimientos significa en medio de y por causa de las tribulaciones que experimentamos en la ejecución de la obra del Señor: 

Ro. 8:35–39; 1 Co. 4:9–13; 2 Co. 1:4–10; 11:23–30 (la extensa lista); 12:7–10; Gá. 6:17; 2 Ti. 3:11, 12 (en la medida en que este pasaje considera sucesos anteriores).

¿Pero cómo era posible que el apóstol se regocijase en sus sufrimientos? ¿Cómo puede el sufrimiento—que aquí probablemente se refiera especialmente a la tribulación por amor a Cristo y al evangelio—ser considerado una bendición? Para una respuesta algo más detallada véase:

Sal. 119:67, 71

Jer. 31:18. 

Fil. 1:29, 30. 

Heb. 12:5–11 

A todo esto añádase 2 Co. 12:7–10. Especialmente el v. 9: Mi gracia es suficiente para ti, porque mi poder se perfecciona en la debilidad.

La propia debilidad de un creyente afligido sirve, a modo de contraste, para magnificar el poder de Dios.

Es exactamente cuando el afligido reconoce su debilidad pero también que Dios es fuerte y está presto a ayudar, que buscará el auxilio de lo alto. Ya que esta ayuda es suficiente, su fe será fortalecida. Es así que el sufrimiento trae perseverancia.

Aunque es cierto que la perseverancia (fuerza para soportar, más la persistente aplicación de esta fuerza) es en lo esencial el resultado de la operación del Espíritu Santo en los corazones y vidas de los hijos de Dios, ella implica la acción humana. No es de ningún modo una cualidad pasiva. La persona que la tiene persevera

Ap. 2:25

Ap. 2:10.

La perseverancia produce carácter probado, el carácter que ha soportado la prueba a la cual fue sujeto.

Con respecto a esta prueba: Zac. 13:9: Los fundiré como se funde la plata y los probaré como se prueba el oro. Así como el fuego refinador del orfebre libra al oro y a la plata de las impurezas que en su estado natural se apegan a ellas (cf. Is. 1:25; Mal. 3:3), del mismo modo la resistencia paciente o perseverancia de los hijos de Dios los purifica, esto es, por la operación del Espíritu Santo produce un carácter probado un carácter que ha soportado exitosamente la prueba de fuego.

Es inmediatamente evidente que el conocimiento de parte de ellos de haber superado la prueba, de manera que la aprobación de Dios descansa sobre ellos, fortalecerá su esperanza. El carácter probado trae esperanza

Y esta esperanza no decepciona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Hay gente sin esperanza:

Ef. 2:12

1 Ts. 4:13 

También hay quienes se aferran a esperanzas ilusorias o engañosas:

Pr. 11:7

Hch. 16:19 

Pero los que hemos sido justificados por la fe y reconciliados con Dios disfrutamos de la clase de esperanza que no decepciona:

Sal. 22:5

Nuestra esperanza está firmemente anclada en el amor redentor de Dios. 

Además, el amor de Dios no se raciona con cuentagotas. Por el contrario, por medio del Espíritu Santo ese amor es "derramado" en los corazones de los redimidos; en otras palabras, es provisto libre, abundante, copiosa y profusamente, lo que es cierto de todos los dones de Dios en general (Nm. 20:8, 11; 2 R. 4:1–7; Sal. 91:16; Is. 1:18; 55:1; Ez. 39:29; Jl. 2:28, 29; Zac. 12:10; Mt. 11:27–30; 14:20; 15:37; Lc. 6:38; Jn. 1:16; 3:16; Hch. 2:16–18; 10:45; 14:17; 17:25; Ro. 5:20; 1 Co. 2:9, 10; 2 Co. 4:17; Ef. 1:8; 2:7; Stg. 1:5; Ap. 22:17). "El da y da y vuelve a dar". Juan 1:16, 17 ("gracia sobre gracia").

La referencia apunta claramente al propio amor de Dios, como lo testifica el v. 8 

Ro. 8:35; 

1 Co. 13:13.

La adopción humana no es en realidad una ilustración adecuada de la adopción divina. En la adopción humana los padres desearían transmitir algo de su propia carácter o espíritu al niño adoptado. A veces esto sucede hasta cierto punto; otras veces nada de ello sucede. Pero cuando Dios adopta, él también planta su propio Espíritu en el corazón del adoptado, transformándole a él o ella en su propia imagen. (Ro. 8:15).

Conclusión y aplicación

Este sistema de vida imperante en la sociedad actual quisiera borrar para siempre de la mente humana palabras como disciplina, abnegación, tribulación, sufrimiento, etc. para dar paso solo a lo que genera placer personal. 

Como cristianos estamos llamados no a conformarnos, sino a ser luz y baluarte de la verdad en medio de tan caótica situación que nos demanda.

Bibliografía 

Hendriksen, W. (2006). Comentario al Nuevo Testamento: Romanos (194). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.


Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia
Calle 30 # 22 61 Cañaveral, Floridablanca
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM. Domingos 8 AM, 10 AM y 5 PM
Le esperamos!

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