martes, 4 de marzo de 2014

Dios habla a tu circunstancia

Cuando Dios Habla a tus Circunstancias

Entonces Jehová dio orden al pez, el cual vomitó a Jonás en tierra.

Jonás 2.10

 

David K Bernard, Austin, Texas, mayo de 2009

 

Introducción

 

Jonás capítulo 2. Y voy a quebrantar una de las reglas de mi madre; pero tengo respaldo bíblico para hacerlo. Así que creo que no voy a tener problemas. "Niños, no se dejen influenciar demasiado por esto". Lo que pasa es que mi madre es una dama sureña[1], así que hay ciertas cosas de las que usted no debería hablar o si tiene que hacerlo, debería utilizar las palabras más agradables posibles. Pero algunas veces usted, sencillamente, tiene que expresar algo tal y como es. Creo yo. Incluso la Biblia dice eso. Pero hay que ser cuidadosos también en esto. Se supone que algunas cosas son para leerlas y no necesariamente para divulgarlas desde una terraza; a menos que sea estrictamente necesario. Si usted es un predicador debe saber esto.

Pero en Jonás capítulo 2. Solo voy a leer el verso 10. Jonás 2.10: "Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra". ¿Sabe?, mi mamá diría: "Si tienes que decirlo, di regurgitó[2]". Pero creo que la mayoría de ustedes piensa en el hecho de que el pez vomitó a Jonás. Es una descripción bastante gráfica de la apariencia, sensación, sabor que tuvo esta experiencia. ¡Mejor no sigamos! Ahora usted se da cuenta del porqué de la regla de mi madre.

Pero este gran pez tragó al profeta y, posteriormente, el Señor habló al pez y este vomitó a Jonás en tierra. Muy bien. Empecemos allí. Veamos si logro hacer algo con este texto.

 

 

 

La congregación atraviesa momentos difíciles

 

Bien. Mencioné esta mañana… Siento… Creo que no solo es un sentir. Sé que nuestra iglesia pasa por momentos, como todas las iglesias… Pero tenemos familias sometidas a ataques espirituales, en este preciso instante. Familias, matrimonios, individuos pasando por varias clases de ataques. Pero no hay que, simplemente, cruzarse de brazos y aguantar. Hay que soportar, es verdad; pero más que eso, hay que contraatacar. No a la gente; sino al espíritu de este siglo que oprime y trata de quitar lo que Dios está haciendo. 

De manera que si hay alguien aquí, esta noche, que tal vez se ha estado dudando de algunas de sus convicciones o tal vez ha estado violando algunas de sus convicciones. Si hay alguien cuyo matrimonio ha estado sometido a tensiones o su familia ha estado sometida a tensiones; entonces, con usted quiero hablar esta noche. No es el momento de cambiar sus convicciones, no es el momento de abandonar sus convicciones, no es el momento de renunciar a sus pactos y compromisos con Dios, no es el momento de renunciar a las promesas que Dios le ha dado, no es el momento de levantar las manos en señal de rendición o desesperación y decir: "Sencillamente, mi situación nunca va a mejorar". Pero este es el momento de permitirle a Dios intervenir en nuestras circunstancias y ordenar que haya victoria. Hay que reclamar la victoria en el nombre de Jesús.

 

Tres fuentes de las dificultades: nuestra carne, el mundo y el diablo

 

Bien. Cuando nos vemos sometidos a pruebas espirituales o ataques espirituales, puede haber varias razones.

En la historia de Jonás, Jonás era un profeta de Dios. Dios le dijo, lo comisionó para ir y predicar en la gran ciudad de Nínive, que era la capital del imperio asirio. Ese imperio era el más poderoso de la época y estaba sometiendo despóticamente a las naciones de alrededor, en el proceso de conquistarlas, incluido el país de Jonás, Israel. Y la historia nos cuenta que en efecto el reino del norte, Israel, finalmente fue invadido y conquistado por los asirios.

Así que, para entender las circunstancias aquí… Jonás desobedeció a Dios, huyó en la dirección totalmente opuesta a la que Dios quería enviarlo. Estando en el barco se levantó una gran tempestad. Jonás se percató de que era un juicio para él, así que les dijo a los marineros que libraran sus vidas, tirándolo al agua. Ellos lo hicieron. Dios preparó un gran pez, que tragó a Jonás. Y Jonás se encontró en el fondo del océano, en el fondo del vientre del pez; sin lugar a dudas, fuera de la voluntad de Dios; aparentemente, sin esperanzas de poder sobrevivir. Puede decirse que estaba en una prueba, puede decirse que estaba siendo objeto de un ataque espiritual, pude decirse que no nos gustaría estar en esa clase de ataque espiritual. ¡Pero él lo estaba enfrentando! 

 

1.    Nuestra carne, nuestra propia desobediencia

 

Bien. Cuando llegan las pruebas o llegan los ataques espirituales, como dije, hay varias causas posibles. Una, como puede verse en el caso de Jonás, es que nuestra propia desobediencia puede ser la causa principal del problema en el que estamos involucrados. Si pecamos, es muy posible que haya consecuencias; si hacemos lo contrario a la voluntad de Dios, en contravía de las orientaciones de nuestros líderes espirituales, es posible que le abramos la puerta a ataques que, de otra manera, no tendríamos que soportar. Así que podemos afirmar que nos sobrevienen ciertas cosas por causa de la carne. Y no me refiero solo a este cuerpo físico; sino a los deseos de la carne. Si cedemos a los deseos de la carne, es muy posible que nos metamos en problemas. Así son las cosas.

 

2.    El mundo, las circunstancias de la vida

 

Pero también hay situaciones que no son necesariamente responsabilidad nuestra o que no pueden ser atribuidas totalmente a nosotros. Podríamos simplemente denominarlas como "las circunstancias de la vida" o "las pruebas de la vida", que son comunes a toda la raza humana. Podemos llamarlas, para usar un término bíblico, "el mundo". El mundo alrededor nos ocasiona problemas, el mundo alrededor nos presenta tentaciones y ataques espirituales. No necesariamente por errores nuestros; sino que así son las cosas, al vivir en un mundo pecaminoso. A usted le tocará enfrentar oposición. El mismo Jesús fue tentado; no porque él quisiera hacer lo malo; sino porque estaba en el mundo. Él no estaba exento de los problemas del mundo.

 

 

3.    El diablo: a la espera de una oportunidad

 

Y, luego, la tercera posibilidad de un ataque espiritual es que el diablo o sus emisarios vengan en contra nuestra. Nuevamente, Jesucristo es un buen ejemplo. Él estaba haciendo la perfecta voluntad de Dios y era guiado por Dios; pero en el proceso de cumplir la voluntad de Dios, el diablo lo atacó y lo tentó para ver si se desviaba.

 

La primera carta de Juan nos presenta estos tres enemigos y la solución

 

Así que nosotros enfrentamos estos tres grandes enemigos del alma: la carne, nosotros mismos; el mundo, lo que nos rodea y el diablo. Usted puede leer 1ª de Juan y usted puede ver… 1 Juan capítulo 1 habla acerca de la carne: "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos". Tenemos problemas dentro de nosotros. Tenemos tentaciones y deseos que son producto de nuestra propia carne. No podemos prestar atención a esos deseos para que no nos conduzcan al pecado. También 1 de Juan capítulo 2 habla acerca del amor al mundo. "No améis al mundo", porque si usted ama los valores mundanos, el sistema mundano que está a su alrededor, terminará yendo en contravía de la voluntad de Dios. Así mismo, Juan capítulo 3 habla sobre el diablo. Si usted permite que el pecado se apodere de usted y empieza a practicar cosas pecaminosas; entonces, le abre la puerta al diablo para que tome el control de su vida.

La buena noticia, si usted lee toda la carta de 1 de Juan, él dice: "Sea que la carne lo tiente, sea que el mundo lo ataque o sea que el diablo venga contra usted, puede tener victoria por Jesucristo; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo" y "esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe en Jesucristo".   

Así que quiero decirle en este momento, independientemente de la situación o de las circunstancias: hay liberación, hay victoria mediante Jesucristo.

 

En la crisis de Jonás se conjugaron estos tres factores

 

Bueno, ocupémonos ahora de Jonás. Algunas veces, las pruebas pueden ser el resultado de los tres factores mencionados atrás. Creo que en el caso de Jonás, hubo circunstancias que le fueron adversas. ¿Cómo se sentiría usted, después de todo, si usted fuera un profeta y fuera llamado para ir a Nínive, la capital de los enemigos? Y si usted pensara, número uno: "Probablemente, me van a rechazar y me van a matar". Ahora, morir en Nínive no era una muerte bonita y agradable. Ellos tenían esta práctica de poner en una estaca a sus enemigos. En otras palabras, ellos tenían estacas gigantes y enclavaban la gente en estas estacas y los dejaban ahí para que murieran en el sol del desierto, enclavados sobre una estaca.

Así que, seguramente, Jonás dijo: "Mira, Señor, si yo voy a Nínive y les predico que son una manada de pecadores y que necesitan arrepentirse, no les va a gustar mucho. Me van a sacar y haberme embarcado parecerá una diversión comparado con lo que ellos me harán: me van a enclavar en una estaca y me van a dejar allí para que muera. No, gracias."

Por otro lado, si todos me escuchan y se arrepienten –algo muy improbable, considerando lo pecadores que son–, ¿qué beneficio representaría? Si todos se arrepienten, y se fortalecen; y se vuelven poderosos, felices, bendecidos; sencillamente, van a atacar y a dominar a Israel. ¿Por qué querría yo que mis enemigos fueran bendecidos? ¿Por qué querría yo que los ejércitos enemigos fueran librados? Antes quiero que los ejércitos enemigos sean destruidos.

Así que… ¿Sabe?, cuando usted lo piensa, Jonás no estaba tan desenfocado. Se presentaron ciertas circunstancias que justificaban –desde un punto de vista humano– el hecho de que Jonás le dijera al Señor: "No, gracias. Tú sabes que normalmente hago lo que me pides; pero esta vez voy a hacer una pequeña excepción". ¿No piensa usted que parecía haber cierta razón para no hacer la voluntad de Dios? ¿No cree usted que parecía haber cierta justificación? ¿No podríamos decir que es una de esas situaciones catalogadas como deseables de evitar? Las circunstancias de la vida presionaron bastante a Jonás.

 

El pecado siempre nos lleva más lejos de lo que pensábamos ir y nos hace pagar más de lo que estábamos dispuestos

 

Y, claro, además estuvo presente su desobediencia, que lo llevó a esa crisis. Y, sin duda, el diablo tenía su parte en todo este enredo. ¿Sabe?, si el diablo no es el directo responsable de su tentación; con seguridad, él está observando y siempre que hay una prueba, siempre que hay una circunstancia adversa, siempre que hay una lucha interna; él está en los alrededores esperando para aprovecharse de la situación. Esa es la razón por la que algunas veces, damos un pequeño paso de desobediencia y pensamos que todo está bajo control; pero la situación se nos sale de las manos en menos de nada, porque tenemos un enemigo de nuestras almas que está a la espera de la oportunidad de atacar con base en algo pequeño. Cuando usted está dentro del lugar seguro, él no puede tocarlo; pero cuando usted siquiera asoma la nariz por la ventana, él está listo para atacarlo y el asunto es que el pecado siempre nos lleva más lejos de lo que pensábamos ir, el pecado siempre nos hace pagar mucho más de lo que pretendíamos pagar.

Así que creo que en el caso de Jonás hubo un gran componente de las circunstancias de la vida, y un gran componente de la voluntad propia y de la carne, y un gran componente de la intromisión del diablo. De tal manera que él terminó envuelto en la tormenta y fue a parar en el fondo del mar, en el vientre del pez. ¡No podía ser peor la situación! Listo para ser digerido en el lapso de unos pocos días. ¡Nada divertido!

Y si usted lograra sobrevivir de alguna manera; si por un milagro, él pez muriera, sería peor; porque usted está atrapado en el fondo del océano. Da manera que si el pez colapsa y muere, ¿a dónde va a ir usted? Si de alguna manera, usted logra salir nadando, o desgarrar el cuerpo del pez o encontrar la manera de salir; usted está en medio del océano. Y si de alguna manera, usted se las arregla para no morir ahogado y sale a la superficie, usted se encuentra en plena tormenta.[3] Así que es una situación sin salida.

No levante su mano; ¿pero alguna vez se ha sentido así? "Como si fuera poco estar en la tormenta, estoy sumergido en el agua, en medio de la tormenta; como si fuera poco estar sumergido en el agua en medio de la tormenta, acabo de ser tragado por un pez. ¿Qué más puede ocurrirme?". No hay nada peor, a excepción de la digestión gradual.

Bien, ¿qué haría usted?

 

Desde el lugar de los muertos clamé al Señor

 

Solo queda una cosa por hacer. Jonás capítulo 2, verso uno: "Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez". Él dijo: "Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; desde el seno del Seol clamé, y mi voz oíste".

Él se refería a que clamó desde el Hades. "Yo ya me contaba entre los que están en el lugar de los muertos. Yo ya me hacía en la tumba. Mi alma ya estaba prácticamente en el Hades. Pero desde la misma muerte; desde el mismo Hades; desde el lugar de donde nadie regresa, aparentemente; clamé al Señor y él oyó mi voz".

 

No hay profundidad a la que puedas llegar donde no puedas ser alcanzado por la gracia de Dios

 

Quiero decirle: No importa la circunstancia en la que usted se encuentre, clame al Señor. Cuando parezca que no hay salida, clame al Señor. Puede ser que estés en una tormenta; pero el Señor puede hacerse presente y ordenar: "Calla, enmudece". Y la tormenta tiene que calmarse. Puede ser que te encuentres en lo profundo de la mar; pero no importa que tan profundo… No hay profundidad a la que puedas llegar, donde no puedas ser alcanzado por la gracia de Dios. Puede ser que te halles en el vientre de un gran pez; puedes estar en el mismo Seol, por así decirlo; pero el salmista dice: "Si en el Seol preparo mi lecho –¿Sabes qué?–, justo allí estás tú." (Versión La Biblia de las Américas).

Piense en Jonás, dando vueltas y más vueltas en el sistema digestivo del gran pez. Y no es necesario ser muy inteligente para imaginar todo lo que podría estar ocurriendo allí dentro: sin duda, los jugos gástricos y los animales y plantas marinas en descomposición. No fue una experiencia muy agradable. Me refiero a que cuando algo es vomitado, ¿de dónde proviene? Jonás se hallaba justo en la fuente de todo aquello. Él se encontraba inmerso en toda esa situación. Tuvo que ser una experiencia muy desagradable. Pero cuando él giró en medio de la mayor repugnancia tratando de abrirse paso por entre las cosas más desagradables que lo rodeaban, sintió la presencia de Dios. Tal vez, se quedó atónito. Como dijo el salmista: "Si en el Seol preparo mi lecho, allí estás tú."

            Alguna vez ha estado usted en una situación en la que era imposible… contraria a los caminos del Espíritu. Quizá un error deliberado. Hay varios testimonios… Y no le recomiendo que lo compruebe. Pero hay testimonios –y no creo que todos sean falsos–. Alguien estaba en un bar emborrachándose, y el Espíritu de Dios le habló. Escuchó la voz de Dios, sintió la presencia de Dios. Tal vez tenía una madre que oraba por él o en algún momento su vida fue tocada con la gracia de Dios. Estaba tratando de ir en contravía del Espíritu tanto como pudiese; llevando la contraria, tal como hizo Jonás; tratando de huir a un lugar donde Dios no lo alcanzara, donde nada lo redarguyera. Y ahí está la persona sentada frente a una película pornográfica, tratando de satisfacer la carne; pero no puede disfrutar plenamente de ese placer, porque Dios le habla allí en el mismo teatro. Allá está, ahogando la voz de la conciencia en una botella de alcohol; pero no es feliz porque el Espíritu de Dios le está hablando en la discoteca, en el bar. Le repito: "Si en el Seol preparo mi lecho, allí estás tú". "Si estoy atrapado dentro de un pez, en el fondo del mar, en medio de una tormenta, Dios aún sigue allí".

Obviamente, Dios no aprueba nuestros pecados. Dios no estaba de acuerdo con lo que Jonás estaba haciendo; pero Dios estaba allí, en medio de las peores circunstancias posibles.

 

No hay diablo que pueda impedir que una pequeña oración llegue hasta el trono de Dios

 

Y Jonás fue lo suficientemente inteligente… En medio de todos sus errores, un punto a su favor fue que tuvo la suficiente inteligencia como para clamar a Dios. Verso siete: "Al sentir que se me iba la vida, me acordé del Señor". En el último minuto. Cuando ya estaba a punto de morir. Se estaba desmayando, estaba a punto de perder el conocimiento; pero en el último instante, se acordó de Dios.

Si usted o yo fuésemos los administradores de la oración, tal vez diríamos: "Hombre, como no oraste cuando las cosas estaban bien; no voy a responder tu oración ahora que las cosas están mal". ¿Sabe?, esas rarísimas conversiones de último minuto en el lecho de muerte no son tan valiosas, esa religión en la cárcel no es tan efectiva; pero si Dios si quiera alcanza a detectar el clamor de alguien, él dice: "Yo escucho". Claro que compete a esa persona mantenerse dentro del compromiso. Pero usted puede contar con Dios. Jonás dice: "Cuando me acordé de Dios en el último instante mi oración llegó hasta ti en tu santo templo". ¿No es asombroso? Esa oración de último minuto, justo antes de quedarse dormido para siempre, traspasó el vientre del pez hasta la misma presencia de Dios.

No hay circunstancia que pueda bloquear una oración, una pequeña oración. No hay diablo que pueda impedir que una pequeña oración llegue hasta el trono de Dios. Escúcheme bien. Espero que nunca llegue a esa situación. Pero si se encuentra rodeado por espíritus demoníacos. Incluso lo voy a poner más complicado. Si usted estuviera oprimido o aun POSEÍDO por espíritus malignos, si algo en lo profundo de su alma ruega por liberación, todos esos espíritus demoníacos juntos no pueden detener un pensamiento dirigido hacia Dios. Usted dirá: No puede ser posible. Acuérdese de aquel hombre poseído por los demonios en Marcos capítulo cinco, el gadareno. Él estaba poseído por los demonios. No podía ser controlado ni dominado. Cuando trataban de encadenarlo, rompía las cadenas. Aullaba en las noches y rompía cualquier atadura que trataran de ponerle. Se cortaba. Tenía un comportamiento suicida. Pero cuando Jesús llegó… Y no me estoy refiriendo a cuando fue liberado. Estoy hablando de cuando todavía estaba poseído por los demonios. Usted lo puede leer. Él corrió hacia Jesús, se postró ante él y le adoró. No tenía poder para liberarse a sí mismo; pero tenía la capacidad de elegir a Jesús, tenía la capacidad para decir: Señor…  –con palabras o sin ellas–, tuvo la capacidad –algo dentro de él– de decir: Necesito a Jesús. Y todos los espíritus demoníacos no pudieron detener a un débil y atormentado ser humano para llegar hasta Jesús. Y Jesús lo liberó.

 

Los que siguen vanidades ilusorias abandonan la misericordia que está reservada para ellos

 

Verso ocho, Jonás dice: "Los que siguen vanidades ilusorias, su misericordia abandonan". Cuando menciona las vanidades, se refiere a los ídolos. Él dice: "Aquellos que adoran a ídolos que no pueden ayudar, pierden la misericordia de Dios". Usted tiene que volverse al único y verdadero Dios. La gracia es algo muy real, como estaba predicando hace unos instantes. Pero usted no puede seguir con el mundo y depender de él, depender de ídolos en su vida para que le ayuden. Usted tiene que volverse a Dios. Cuando ore, tiene que hacerlo al único y verdadero Dios. No puede hacerlo a todas las cosas a las que usted está sirviendo. Usted no puede clamar al alcohol para que lo salve, no puede clamar a las drogas para que lo salven, no puede clamar a la inmoralidad sexual para que lo salve, no puede clamar al placer mundanal para que lo salve. Pero cuando a usted le toca clamar por ayuda, tiene que clamar al único y verdadero Dios.

 

El sacrificio de gratitud

 

Y, luego, él dice en el verso nueve: "Yo, en cambio, te ofreceré sacrificios y cánticos de gratitud. Cumpliré las promesas que te hice. ¡La salvación viene del Señor! (Nueva Versión Internacional)". Él ofreció el sacrificio. Ahora bien, en los tiempos del Antiguo Testamento Dios exigía sacrificios de animales. Obviamente, no había manera en que Jonás pudiera hacerlo. Pero, sencillamente, él ofreció el sacrificio de agradecimiento. Y, realmente, esa es la clave de todo. Si usted no puede hacer nada más, usted puede ofrecer el sacrificio de gratitud. Jonás no esperó hasta salir del vientre del pez; sino que en el vientre del pez él dijo: Gracias, Señor porque acabó de sentir tu presencia; gracias, Señor porque oíste mi clamor. ¡Verdaderamente, la salvación viene del Señor y de nadie más!

Y ahora nuestro texto base aparece en el escenario. Cuando Jonás ofrece el sacrificio de agradecimiento, cuando Jonás confiesa que la salvación proviene de Dios… ¿Entiende? No fue solo un clamor pidiendo ayuda, no fue solo el arrepentimiento; sino que él fue un poco más allá de su plegaria inicial para pedir ayuda o de su inicial arrepentimiento. Él  empezó a adorar al Señor como si ya hubiera sido salvado. Y en ese preciso instante, el Señor habló al pez. El Señor sabe cómo hablar en cada circunstancia. Yo no sé cómo le habló a aquel pez. Se dice que algunas de las ballenas de mayor tamaño pueden emitir sonidos que sean escuchados a miles de kilómetros en el mar. Pero estos sonidos están por debajo del rango auditivo de los humanos. Solo hasta hace algunos años se descubrió este fenómeno. Cuando se implementó la tecnología lo suficientemente desarrollada empezamos a darnos cuenta de que había sonidos por debajo del rango auditivo del ser humano. Bramidos en tono grave viajaban por miles de kilómetros en el océano, permitiendo que estas ballenas se comunicaran entre sí. Es muy asombroso cuando usted lo investiga. Bueno, Dios conoce todo eso. Él le habló a ese pez de la manera en que ellos hablan y le dijo: Abre tu boca. Quiero aplicar un pequeño correctivo aquí, quiero hacer un pequeño cambio aquí, hay una irritación en tu sistema y yo te voy a ayudar". Dios habló y el pez vomitó a Jonás en tierra seca. Y Jonás obedeció.

Y en esta ocasión… Es interesante notar –sería tema para otro mensaje–… "Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo…". Y en esta ocasión… ¿Sabe?, Dios lo devolvió al punto de partida, Dios lo devolvió justo al momento inicial de toma de decisiones. "Bien, ¿qué vas a elegir esta vez, Jonás?". Y Jonás entendió: "Iré a Nínive". Algunas veces, el Señor lo devuelve a usted al punto inicial para que usted pueda tomar de nuevo una decisión.

Lo que quiero enfatizar es… Si quiere que le dé el título, yo le puse: "Cuando Dios habla a tus circunstancias". Cuando Dios habla a tus circunstancias. No importa la situación en la que usted esté. Dios sabe cómo hablar ahí en sus circunstancias, Dios sabe cómo librarlo de los problemas. Puede ser que usted no, pero Dios conoce el sistema legal al derecho y al revés. Dios conoce la psicología del ser humano; Dios conoce a aquellos que quieren oprimirte; Dios conoce los pormenores de cada situación; Dios es el consejero por excelencia, él sabe lo que es mejor, aunque usted no lo sepa; Dios es el médico sin igual; no hay otro defensor o abogado como Dios. Si usted no tiene ni idea de cómo salir de su situación difícil, Dios sabe hablar a sus circunstancias.

Cualquiera sea su problema, tiene que clamar al Señor. No importa lo que haya ocasionado su situación, incluso si es culpa suya, Dios puede librarlo. Y si el ejemplo de Jonás sigue vigente –yo creo que sí–, Dios… Cuando usted clama a él, Dios puede hablar a sus circunstancias, para darle una oportunidad de ser librado. Pero, después, Dios le hablará a usted y usted tendrá que actuar en fe. Dios puede librar de la situación que sea; pero luego él pone la responsabilidad sobre sus hombros, y le habla a usted y usted toma la decisión final de si su liberación va a ser permanente o temporal. He visto a Dios obrar milagros en favor de alguien y después de ser ayudados, regresan a la misma vida antigua, terminando peor que antes. De hecho, 2 de Pedro dice… De manera que voy a tener que violar la regla de mi madre, otra vez. Pero dice que una vez que usted ha sido salvado, una vez que usted ha sido hecho libre, es terrible regresar a aquellos pecados de los que usted fue liberado. Es como un perro que regresa a su propio vómito. Otra vez, lo siento; pero las Escrituras nos impactan acerca de esto. Una vez que Dios lo liberta, usted toma la decisión de si va a permanecer en este estado de liberación o si va a regresar adonde él lo sacó.

Le estoy predicando de que Dios puede hablar a sus circunstancias, sin importar cuáles sean, sin importar la causa. Pero, después, usted tiene que responder a Dios. Así que, esta noche podemos concluir de la historia de Jonás que usted tiene que hacer dos compromisos. El primer compromiso es invocar a Dios; y luego, el segundo compromiso es obedecer a Dios. Y ambos se expresan mediante nuestra adoración. Hay una aplicación directa de esto esta noche. He enseñado esto durante muchos años. Si alguien necesita a Dios hay dos requisitos sencillos, que pueden ser expresados en formas distintas. Pero hay dos requisitos sencillos. Alguien necesita recibir el regalo del Espíritu Santo con la evidencia de hablar en otras lenguas. O para cualquier necesidad que usted tenga en su vida. Funciona de la misma manera. Número uno: arrepentimiento. Usted se aparta de sus pecados, usted clama a Dios. Y número dos: fe. Usted tiene que creer que Dios escucha su clamor y lo va a librar. Si usted no se arrepiente, si usted no se aparta del pecado, si usted no toma la decisión de apartarse de sus fracasos; no puede recibir la verdad. Jonás lo expresó: "Aquellos que dependen de vanidades ilusorias, ídolos vanos, no serán librados; pero los que invocan al Señor, serán librados.". Como ve, Jonás estaba hablando desde su propia experiencia, de la manera en que fue librado: él invocó al Señor. Ahora, en la situación en que se encontraba, Jonás no podía obedecer; pero sí podía comprometerse a obedecer y podía empezar a adorar. Lo mismo es válido esta noche. Usted no puede ir y hacer todo lo que el Señor quiere para usted. Pero usted puede tomar una decisión: "De esta noche en adelante me voy a volver a Dios". Y lo hermoso de esto es que Dios no lo pone a usted en un período de prueba para ver hasta dónde llega. Él se manifiesta en el momento de su compromiso. Si usted se arrepiente de sus pecados y abre su corazón a Dios en fe, Dios lo acepta en el mismo instante y suple su necesidad. Dios hablará a sus circunstancias. Dios lo llenará con el Espíritu Santo.

Pero tiene que ser algo que vaya más allá del clamor y se convierta en alabanza y adoración. Tiene que llegar al nivel de agradecimiento por lo que Dios ha prometido, por lo que ha hecho y por lo que hará. Y cuando usted le agradece a Dios por lo que va a hacer, eso es fe. Como ve, está el arrepentimiento y luego está la fe. Usted se aparta de lo que ha sido y se vuelve en fe hacia lo que Dios quiere que usted sea. Realmente, no es tan complicado.

Si acaso esta noche usted está en el vientre de un gran pez, en el fondo del océano, en medio de una tormenta, aprenda la lección de Jonás: clame al único y verdadero Dios, rinda su corazón a él, empiece a adorarlo y a alabarlo. Con frecuencia, le digo a la gente: Después de que usted se arrepienta… Usted le dice a Dios que está dolido por sus pecados, le pide que lo perdone, hace un compromiso de apartarse de su vida pasada y buscar una vida nueva. Bien, entonces, usted empieza a sentir que su carga desaparece. Usted empieza a sentir que el gozo llega. Así que empiece a darle gracias a Dios, empiece a alabarlo y Dios se manifestará en ese mismo instante. Dios hablará a sus circunstancias. Si usted está en frustración y en desesperación, no tiene por qué seguir así. Si usted es un hijo de Dios; pero está viviendo en frustración, temor, duda; en otras palabras, falta de gozo. De verdad, es decisión suya. Si usted no quiere permanecer en ese estado, no tiene por qué. Dios puede hablar a sus circunstancias y Dios puede librarlo.

 

Traducción cortesía del hno Edisson Mosquera Rengifo.

 

 

 



[1] Se refiere a los estados del sur de los Estados Unidos, como Texas, Louisiana, Mississippi.

[2] Sinónimo de vomitar

[3] Es una imprecisión del hermano Bernard, porque la Biblia dice que el mar se aquietó cuando lanzaron al agua a Jonás.



Muchas gracias.

Paz de Cristo!



ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor




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