domingo, 29 de octubre de 2017

CONOCIMIENTO DE DIOS

EL VERDADERO CONOCIMIENTO
DE DIOS PROCEDE DE LA FE

Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar:
en entenderme y conocerme que yo soy Jehová,
que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra;
porque estas cosas quiero, dice Jehová.
Jeremías 9:24


En 1 Timoteo 6:20–21, Pablo advierte a Timoteo contra "la falsamente
llamada ciencia (en griego, gnosis), la cual profesando algunos, se
desviaron de la fe". Pablo está atacando las tendencias teosóficas y
religiosas que se desarrollaron hasta convertirse en el gnosticismo
del siglo II. Los que enseñaban estar creencias y prácticas les decían
a los creyentes que debían ver su consagración cristiana como una
especie de primer paso algo confuso en el camino hacia el
"conocimiento", y los exhortaban a dar más pasos dentro de ese camino.
Estos maestros consideraban al orden material como algo carente de
valor, y al cuerpo como una prisión para el alma, y trataban la
iluminación como la respuesta total a las necesidades espirituales de
los seres humanos. Negaban que el pecado tuviera parte alguna en el
problema, y la "ciencia" que ofrecían sólo tenía que ver con conjuros,
contraseñas celestiales, y disciplinas de misticismo y despego de la
realidad. Habían clasificado de nuevo a Jesús como un maestro
sobrenatural que había tenido aspecto de humano, aunque no lo era;
negaban la Encarnación y la Expiación, y reemplazaban el llamado hecho
por Cristo a una vida santa con recetas para desarrollar el ascetismo,
o concesiones a la vida licenciosa. Las cartas de Pablo a Timoteo (1
Timoteo 1:3–4; 4:1–7; 6:20–21; 2 Timoteo 3:1–9); Judas 4, 8–19; 2
Pedro 2 y las dos primeras cartas de Juan (1 Juan 1:5–10; 2:9–11,
18–29; 3:7–10; 4:1–6, 5:1, 12; 2 Juan 7–11) se oponen de manera
explícita a las creencias y las prácticas que emergerían más tarde
bajo la forma del gnosticismo.
En contraste con esto, las Escrituras hablan de "conocer" a Dios como
el ideal para la persona espiritual: esto es, llegar a una plenitud de
fe y relación que traiga salvación y vida eterna, y produzca amor,
esperanza, obediencia y gozo. (Véanse, por ejemplo, Éxodo 33:13;
Jeremías 31:34; Hebreos 8:8–12; Daniel 11:32; Juan 17:3; Gálatas
4:8–9; Efesios 1:17–19; 3:19; Filipenses 3:8–11; 2 Timoteo 1:12). Las
dimensiones de este conocimiento son intelectuales (conocer la verdad
acerca de Dios: Deuteronomio 7:9; Salmo 100:3); volitivas (confiar en
Dios, obedecerlo y adorarlo en función de esa verdad) y morales
(practicar la justicia y el amor: Jeremías 22:16; 1 Juan 4:7–8). La
fe—conocimiento se centra en Dios encarnado, Cristo Jesùs hombre, el
mediador entre Dios y nosotros los pecadores, por medio del cual
llegamos a conocer a su Padre como Padre nuestro (Juan 14:6). La fe
busca conocer de manera concreta a Cristo y a su poder (Filipenses
3:8–14). El conocimiento de la fe es el fruto de la regeneración, la
entrega de un corazòn nuevo (Jeremías 24:7; 1 Juan 5:20), y de la
iluminación del Espíritu (2 Corintios 4:6; Efesios 1:17). La relación
de conocimiento es recíproca, e implica afecto y pacto por ambas
partes: nosotros conocemos a Dios como nuestro, porque Él nos conoce a
nosotros como suyos (Juan 10:14; Gálatas 4:9; 2 Timoteo 2:19).
Todas las Escrituras nos han sido entregadas para ayudarnos a conocer
a Dios de esta forma. Esforcémonos por usarlas de la manera correcta.


Packer, J. I. (1998). Teologı́a concisa: Una guı́a a las creencias del
Cristianismo histórico (pp. 30–31). Miami, FL: Editorial Unilit.

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ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
http://adonayrojasortiz.blogspot.com

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