martes, 9 de agosto de 2016

JOB (temas)

Job, Libro de, temas adicionales en el Job, libro de, temas adicionales en el. Registra el relato de un hombre recto que sufre injustamente como resultado de una apuesta entre Dios y un concilio celestial. Incluye los discursos del hombre justo que sufre y los discursos de sus amigos que intentan explicar las circunstancias de Job.

Bosquejo del libro de Job

El libro de Job comienza con un prólogo narrativo que presenta a Job, como un hombre recto y exitoso. El prólogo también relata sobre uno de los participantes del concilio celestial, Satanás, quien argumenta con Dios que Job es recto solamente porque piensa que su éxito es una recompensa de Dios; Dios y Satanás acuerdan probar esa hipótesis quitándole a Job todo menos la vida (Job 1–2).

(Job 3)-Palabras de apertura de Job

(Job 4–14)-Primer ciclo de discursos

(Job 15–21)-Segundo ciclo de discursos

(Job 22–27; 29–31)-Tercer ciclo de discursos

(Job 28)-Poema de sabiduría

(Job 32–37)-Discursos de Eliú

(Job 38–41)-Dios le responde a Job

(Job 42)-Epílogo narrativo: Intercambio final entre Job y Dios

Análisis literario del libro de Job

El libro de Job es uno de los libros más conocidos de la Biblia hebrea. Como relato de un hombre recto que sufre injustamente como resultado de una apuesta entre Dios y el concilio celestial, ha agitado la imaginación y la indignación de los lectores y de los destinatarios del libro. Este libro también ha provocado diversas reacciones artísticas y literarias (ej., las 21 ilustraciones para el libro de Job de William Blake y la obra de teatro en verso de 1958, J.B, de Archibald MacLeish) y en la antigüedad, diversos intentos de superar su ofensa (ver especialmente el Testamento de Job).

Job 1–2: Prólogo narrativo. El prólogo narrativo que con frecuencia se asumía que era una fuente que utilizó el autor del libro, instala el escenario para los discursos que Job y sus amigos presentan en los capítulos 3–37. Describe la riqueza ilimitada de Job en términos de familia y posesiones y su extraordinaria devoción. Aunque el texto no afirma explícitamente que Job le atribuye su riqueza a su justicia personal, la conversación entre Satanás y Dios demuestra que ese es el caso, al menos en lo que concierne a Satanás.

Satanás, que no es la figura demoníaca del judaísmo y el cristianismo primitivos, sino uno de los consejeros celestiales de Dios, presenta el desafío: "¿Acaso teme Job a Dios de balde?" (Job 1:9). Para probar esa propuesta, Dios permite que Job sea afligido tremendamente. Job justifica a Dios, "en todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno" (Job 1:22). Después que Satanás desafía nuevamente a Dios, Dios le da permiso para actuar sobre el cuerpo de Job siempre y cuando no toque su vida (Job 2:1–6). Satanás aflige a Job con heridas supurantes, y un sufrimiento físico tan profundo que Job no puede hacer otra cosa que sentarse sobre un montón de cenizas y dolerse por su condición, rascándose las heridas con un tiesto de arcilla rota, mientras la esposa de Job lo insta a admitir la pérdida de su integridad diciéndole "maldice a Dios y muérete" (Job 2:9). Job defiende a Dios una vez más, recordándole a su esposa que Dios quien da el bien libremente, es igualmente justo al repartir el mal (Job 2:10). Entonces llegan sus amigos para lamentarse con él y se sientan a su lado en silencio durante siete días (Job 2:11–13).

Job 3–37: Los discursos. Los discursos comienzan con el lamento de apertura de Job en el capítulo 3. Maldice el día de su nacimiento y el día de su concepción. Anhela que el tiempo pudiera retroceder hasta antes del momento en que fuera concebido, o que hubiera muerto al nacer. Como no le tocó nada de eso en suerte, desea morir. Termina su lamento con las palabras "no hallo reposo, sino sólo agitación" un presagio literario de los discursos de los amigos de Job que siguen.

A continuación hay tres ciclos de discursos. Los dos primeros ciclos tienen estructuras que combinan: Un amigo habla, Job responde.


Primer ciclo de discursos




Capítulos 4–5 (Elifaz)


Capítulos 6–7


Capítulo 8 (Bildad)


Capítulos 9–10


Capítulo 11 (Zofar)


Capítulos 12–14


Segundo ciclo de discursos




Capítulo 15 (Elifaz)


Capítulos 16–17


Capítulo 18 (Bildad)


Capítulo 19


Capítulo 20 (Zofar)


Capítulo 21


Tercer ciclo de discursos




Capítulo 22 (Elifaz)


Capítulos 23–24


Capítulo 25 (Bildad)


Capítulos 26–27


Capítulo 28 (Poema de sabiduría)


Capítulos 29–31


El tercer ciclo de discursos se aleja del patrón establecido en los dos primeros ciclos. El texto no incluye un discurso obvio de Zofar sino que en su lugar presenta un poema de sabiduría en el capítulo 28. Además, buena parte de las respuestas de Job en los capítulos 26–27 suenan más como si fueran los argumentos de sus amigos que los suyos propios. Esto lleva a algunos a sugerir que en Job 26:1–4 Job interrumpe a Bildad permitiéndole concluir en Job 26:5–14. Job vuelve a hablar en Job 27:1–6, y Job 27:7–23 expresa el discurso de Zofar. En cualquier caso el poema de sabiduría es una interrupción en el esquema general de los discursos (ver más abajo) y los capítulos 29–31 ofrecen la respuesta final de Job a sus amigos.

La idea general de los discursos en los tres ciclos, lo mismo que en los discursos de Eliú en 32–37, es consistente: Todos afirman que Dios es justo al repartir recompensas y castigos de acuerdo a los hechos buenos y malos de las personas. Sin embargo, Clines identifica que cada uno de los amigos de Job tiene su propia contribución y perspectiva distintiva (Clines, Job 1–20, xl-xlii).

Elifaz sugiere que la impaciencia de Job es el resultado de una falta de perspectiva (Job 4:1–6) y luego ofrece un análisis "ortodoxo" de la situación:

Dios no causa el sufrimiento de los inocentes sino que les devuelve a los seres humanos según sus obras buenas o malas (Job 4:7–11).

Los seres humanos nunca son perfectos y por lo tanto deben soportar cierto sufrimiento por su pecado (Job 4:12–21).

El sufrimiento debe verse como el medio que tiene Dios para modelar y enseñar al alma humana (Job 5:17–27).

Bildad concuerda en que Dios castiga a los malvados, afirmando que ha visto a Dios cortar de una vez a los pecadores (Job 8:4) y llevarlos a la muerte. Job todavía vive, lo que indicaría que su pecado es leve.

Zofar afirma que aunque la gente no puede saber todo lo que ha hecho para merecer el castigo, Dios sí lo sabe; Job merece su sufrimiento, sencillamente no sabe lo que Dios sabe y oculta (Job 11:5–6).

Eliú concuerda en que Dios castiga al malvado, pero agrega una nueva dimensión a la relación entre Dios y el acto: El sufrimiento no es meramente retributivo, sino didáctico y también revelador. Llama al pecador a arrepentirse y buscar al Señor.

En más de 10 discursos propios, Job desdeña todas esas posturas y se convence cada vez más de que Dios le debe una explicación. Afirma que es inocente de las acciones malas que ameritarían su sufrimiento. Aunque anhela no haber nacido (Job 3:3) y quisiera morir (Job 6:8–13), finalmente afirma valientemente su inocencia y pide explicaciones a Dios (ej., Job 13:1–19) y al final convoca a Dios a presentarse en la corte (Job 31:35).

Job 38–41: Dios le responde a Job. Dios responde al desafío de Job primero con una lista de preguntas en relación al lugar de Job en la creación, al manejo y al sentido de la misma (Clines, Job 1–20, xlv); en cada caso, Job no tiene respuesta. El pasaje da a entender que solamente Dios es el hacedor, el director y quien da razón de la creación. Job no puede pretender comprender su sufrimiento dentro del cosmos; sólo puede esperar soportarlo, sabiendo que los caminos de Dios sencillamente están más allá de su comprensión.

Intercambio final entre Job y Dios: Job 42. Job se retracta de nuevo como lo hizo inicialmente en Job 40:3–5 y le responde a Dios "me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza" (Job 42:6). Este dicho es algo ambiguo, especialmente en la preposición hebrea que se traduce como "en". Job puede estar afirmando que permanece en su posición de lamentarse "sobre" polvo y ceniza, pero ahora como un ejercicio de piedad desinteresada, sobrecogimiento y respeto por Dios, simplemente porque Dios es Dios. No obstante, también puede estar afirmando que se arrepiente "respecto de" el polvo y la ceniza; en este caso, podría estar diciendo que reconoce la lección que Dios le ha enseñado, o que decide ahora dejar atrás su piedad, tal vez disgustado con la respuesta de Dios. La frase pudo haber sido intencionalmente ambigua.

Los versos finales, Job 42:7–17, también son ambiguos. Dios manda que los amigos de Job se apresuren a hacer un sacrificio para que Job interceda por ellos, porque han hablado equivocadamente en cambio Job lo hizo correctamente. Job observa sus sacrificios y ora por ellos como Dios lo indicara, Dios oye la oración de Job y perdona a sus amigos. Luego Dios le restaura a Job el doble de todas sus riquezas, y le da nuevos hijos para reemplazar a los que había perdido.

Temas críticos al estudiar el libro de Job

Además del tema central de la visión de Job sobre la justicia de Dios y el sufrimiento humano, el estudio de Job se ha enfocado en:

Cuestiones de fechas

obras del Cercano Oriente antiguo relacionadas

historia de la composición.

Recientemente también se ha estudiado el contenido del libro—ej., su estructura, el sentido en su forma actual, y cómo responden los lectores al mismo—y la historia de su recepción.

Carácter textual del libro de Job, TM y LXX. El Texto Masorético del libro de Job es uno de los más difíciles de la Biblia hebrea, comparable únicamente con el de Oseas en ese sentido. Es tentador atribuir su falta de claridad a "corrupciones" de un texto hebreo originalmente más transparente. Sin embargo, la traducción de la Septuaginta de Job indica que era un texto desafiante para los traductores antes de la era cristiana. La traducción griega, una sexta parte más corta que el texto hebreo (y que ofrece un final alternativo y material reorganizado e importado), refleja la lucha de un antiguo traductor para darle sentido a algunas de las dificultades hebreas (incluyendo muchas hapax legomena). Aún cuando algunos caractericen a la LXX como un epítome de la versión hebrea más larga, y en ese caso no como un reflejo de las dificultades de traducción, incluso esa posibilidad se puede explicar como respuesta a un texto enormemente desafiante. Aunque la comparación con otras obras literarias antiguas conocidas compuestas de la misma manera, ha arrojado alguna luz sobre los elementos oscuros del texto hebreo, en muchos aspectos sigue siendo un misterio para muchos lectores y traductores.

La fecha del libro de Job. El autor del libro de Job establece su fecha en el período de los antepasados, como se evidencia por el estilo de vida de Job y por la edad a la que murió. Hay un argumento implícito de que Job se equipara a los grandes antepasados de Israel, Abraham, Isaac, y Jacob. Sin embargo, el libro de Job se sitúa mejor entre los siglos siete y dos a.C. Lo más probable es una fecha en el medio de este período, como lo confirmarían las siguientes observaciones:

La súplica de Job de que sus palabras se escriban en piedra (Job 19:24) podría indicar que el autor sabía de la inscripción de Behistún de Darío (un relieve en roca) de fines del siglo sexto a.C.

Para nombrar reyes y princesas, el texto incluye lenguaje que alude a la era persa (Job 3:14–15).

Job incluye muchos arameísmos: Expresiones hebreas que reflejan la influencia del arameo, el cual era la lengua franca del Imperio persa.

En Job 1–2, el autor usa el artículo definido con Satanás, que refleja el uso similar del título con un artículo definido en Zacarías, fechado a fines del siglo sexto a.C.

El libro comparte intereses y temas similares con Jeremías y el sufrimiento inocente de la figura del siervo en Isa 40–55.

Sin embargo, estos indicadores no determinan concretamente una fecha definida o rangos de fechas.

Composiciones relacionadas del mundo antiguo. Los temas en Job—incluyendo la equidad divina y la economía moral gobernada por principios de justicia retributiva—no son exclusivos. Muchos textos antiguos encaran los mismos temas; especialmente el aparente fracaso del sistema cuando aquellos que parecían inmunes a los problemas gracias a su rectitud, sufren dificultades. Por ejemplo, los diálogos poéticos pueden reflejar en términos generales varios textos egipcios (ej., La disputa entre un hombre y su ba, 405–07; Las advertencias de Ipwer, 441–44). Además, la "Épica de Keret" cananea (ANET 142–49) comparte un marco narrativo similar con el libro de Job.

Obras de la Mesopotamia evocan mucho a Job. En la obra sumeria "El hombre y su Dios" (fechado en ca. 1.000 años antes que Job; ANET, 589–91), el relator afirma respetuosamente haber sido afligido injustamente y su dios escucha compasivamente su clamor. De manera similar, en la Teodicea babilonia (ca. 1100 a.C.; ANET 601–04), la queja asume el tema de la injusticia de su dios con un amigo; aunque su diálogo carece de los arranques de temperamento de Job, el doliente cuestiona la justicia de su dios.

Sin embargo, esos paralelos no necesariamente significan una conexión directa entre Job y cualquiera de esas tradiciones mesopotámicas. Es más probable que todos esos textos exploren la experiencia humana universal: Todos luchan con el misterio angustiante del inexplicable sufrimiento humano que viola las expectativas de justicia divina. Prácticamente todas las culturas humanas han inquirido sobre esas aparentes injusticias, y el asombro naturalmente toma la forma de discursos entre los seres humanos y entre los seres humanos y su Dios o dioses.

Historia de la composición. En un tiempo se pensaba que el marco narrativo (Job 1–2; 42:7–17) era un agregado posterior al núcleo poético del libro de Job. La poesía refleja la larga tradición intercultural de considerar la injusticia del sufrimiento inocente (especialmente con respecto a Dios; comparar la Teodicea babilonia "El hombre y su Dios"), y se pensaba que el marco narrativo era solamente un agregado posterior a esos discursos. No obstante, esa idea se ha revertido en estudios recientes, al observar que el marco narrativo también tiene sus paralelos más antiguos (la Épica de Keret), y que es más razonable imaginar diálogos agregados a una narrativa preexistente que diálogos que presuponen los elementos de la narrativa que los preceden. Además, algunos señalan que el epílogo narrativo parece estar fuera de sintonía con el resto del libro y lo consideran de origen cuestionable. Sin embargo, no hay un acuerdo amplio sobre ninguna de esas especulaciones; de hecho, la lectura del libro como un todo sugiere que si bien puede haber consistido en algún momento de elementos distintos e independientes, en su actual estructura tiene total coherencia.

La historia de la composición del libro también es tema de estudio; especialmente en Job 28 el cual incluye un himno de sabiduría en lugar de otro discurso de Zofar. Aunque este himno de sabiduría parece encajar sólo en términos generales en su contexto, en realidad se alinea bien con el libro como un todo:

Destaca la posición general de Zofar.

Anticipa la respuesta del propio Dios a Job en Job 38–42.

Refleja una lectura de la respuesta final del mismo Job (Job 42:3–5).

También se lo puede ver como las palabras del cada vez más intranquilo Job (una lectura plausible ya que no hay indicación de que Job haya dejado de hablar al final del capítulo 27), como una caracterización sarcástica de esa "sabiduría" como el bocado de autosatisfacción que Dios le permite a los seres humanos. Aunque interrumpa el texto o no lo haga, el poema está profundamente vinculado con el resto del libro de maneras sorprendentes.

El discurso de Eliú también llama la atención por su falta de conocimiento del material que lo rodea y viceversa. Sin embargo, Eliú agrega una dimensión significativa a la visión del libro sobre la justicia retributiva de Dios que se integra bien con el mensaje: La justicia de Dios no es simplemente retributiva, sino didáctica y también amonestadora y tiene la capacidad de llevar al ser humano a tener una correcta relación con Dios de nuevo.

Historia de la interpretación del libro de Job. El Testamento de Job es la interpretación completa más antigua conocida del libro de Job. El texto trata el sufrimiento de Job como la consecuencia advertida y voluntariamente aceptada de su destrucción de un templo de Satanás, sufrimiento que puede soportar porque Dios le promete restaurarle el doble de todo lo perdido y la gloria eterna si soporta con paciencia. Aunque el texto carece del poder de permanencia del libro de Job, sin embargo está a la cabeza de una larga tradición de lucha con las preguntas profundas acerca de la vida humana a los ojos de Dios, que los libros canónicos dejan sin responder. Ejemplos de otras interpretaciones del libro de Job son:

San Agustín leyó el libro como un testamento de la gracia de Dios.

El Zohar—una obra mística judía—ve el sufrimiento de Job como una evidencia del amor de Dios.

Un relato folklórico de autor desconocido sugiere que Dios entregó a Job a Satanás para mantener ocupado al maligno mientras ayudaba a Israel a escapar de Egipto.

Algunas interpretaciones de la obra se oponen directamente entre sí. Por ejemplo, Gersónides, un filósofo judío aristotélico del siglo XIV, afirma que Job rechaza la providencia de Dios, mientras que Tomás de Aquino, un filósofo aristotélico cristiano del siglo XIII lo describe como un ejemplo de aceptación de la divina providencia.

Las interpretaciones modernas del libro de Job también son variadas. Job ha sido interpretado en:

Una obra de teatro (MacLeish, J.B.)

Novelas (Robert Heinlein, Job: A Comedy of Justice; Joseph Roth, Job)

Esculturas (Judith Shea, Job)

Una película (Joel y Ethan Coen, A Serious Man)

Tratados filosóficos (Lev Shestov, In Job's Balances).

Las interpretaciones de Job también difieren en esencia. Por ejemplo, los hermanos Coen utilizaron a Job como trampolín para expresar una visión casi nihilista de la existencia moderna; Shestov lo usó como símbolo de su visión de que la humanidad moderna está atrapada en una batalla épica entre la razón y la fe.

Los temas en el libro de Job

El libro de Job es uno entre un puñado de libros del Antiguo Testamento, que casi siempre genera reflexión teológica. Se han reconocido muchos temas en el libro o a través de la historia de la interpretación del libro. Hay dos temas predominantes:

1. La devoción humana hacia Dios

2. La teología

La devoción humana hacia Dios. El libro de Job—en realidad Job mismo—ofrece un vistazo conmovedor de las motivaciones para la devoción a Dios. La "devoción" se refiere al hábito de creer en Dios y de reverenciarlo, y al compromiso asociado con prácticas que expresan esa creencia y reverencia. El libro se inicia presentando la gran devoción de Job hacia Dios y su gran riqueza personal. Aunque la parte narrativa del texto nunca expresa explícitamente que Job entiende su riqueza como la recompensa de Dios por su devoción, Satanás pone voz a la sospecha natural del lector: Job es piadoso justamente porque se lo recompensa por su reverencia.

La respuesta de Job al cambio repentino de su suerte parece contradecir las sospechas del lector y la certeza de Satanás: Su devoción persiste a pesar del enorme sufrimiento. Sin embargo, una vez que Job habla, se hace claro que en efecto concuerda con sus amigos en que Dios debería recompensar y en que sí recompensa al justo y castiga al malvado. Cada uno a su manera, Job y sus amigos afirman repetidamente esta misma comprensión básica de Dios. La diferencia entre Job y sus amigos radica solamente en que confían en diferentes personajes en relación a la justicia: Los amigos le asignan la cualidad de justo a Dios, y Job conociéndose, se asigna la cualidad a sí mismo y argumenta que Dios carece de justicia y debiera dar cuenta de ello. Todos ellos concuerdan en que a Dios lo limita una lógica básica de justicia retributiva: La devoción sí trae las recompensas del cielo.

A lo largo del relato, Dios permanece evasivo ante la pregunta sobre la relación entre la devoción y el éxito, la riqueza y la alegría. Su respuesta a Job no ofrece otra cosa que la certeza de que él creó todas las cosas y que a los seres humanos no se les permite saber otra cosa que eso. Dios no niega estar abocado a recompensar a los devotos, pero tampoco lo confirma; solamente afirma su autoría de todas las cosas.

La respuesta de Job aparenta ser de una piedad desinteresada, es decir, una continua reverencia hacia Dios y fe en él a pesar de lo que ha aprendido o (no) sobre la justicia de Dios. Por lo tanto, a medida que los discursos se acercan a un cierre en Job 42:1–6, el lector parece ser motivado a adoptar la misma visión piadosa. No obstante, justo cuando Job parece adoptar un enfoque franco a la devoción, Dios reprende a los amigos de Job por sus perspectivas (lo que implica la confirmación de la nueva postura desinteresada de Job), y va más allá al recompensar a Job con el doble de su riqueza anterior y una nueva familia para reemplazar a la perdida: Un Dios comprometido con la justicia retributiva parece haber dado un giro sorpresivo, sin embargo extrañamente, lo hace censurando a algunos de los más firmes creyentes en esa perspectiva teológica y recompensando a Job por su valentía. El libro concluye con esa nota, dejando a los lectores sin una respuesta definitiva a la pregunta sobre si Dios está a favor de la noción de justicia retributiva o no.

Discrepancias sobre la naturaleza de Dios: La teología como debate. El libro también presenta un argumento implícito de que la teología—la reflexión sobre la naturaleza de Dios—no es tanto la reflexión sistemática como las afirmaciones diferentes y a menudo conflictivas acerca de Dios, que hacen los creyentes cuando se debaten en un mundo acosado por las dualidades de la alegría y el dolor, la maravilla y el temor, la prosperidad y la pobreza, la guerra y la paz.

El libro incluye muchas afirmaciones acerca de la verdadera naturaleza de Dios, que compiten enérgicamente entre sí.

La esposa de Job está convencida de la justicia retributiva de Dios e igualmente segura de que su esposo se había provocado la miseria a sí mismo. También parece confiada en que la justicia de Dios no deja lugar para el perdón. Los amigos de Job comparten la insistencia de su esposa en el compromiso de Dios con la justicia retributiva, pero ellos rechazan su visión de que Dios no acepta el arrepentimiento, sosteniendo que Dios perdona a los que se arrepienten. El discurso de Eliú afirma la perspectiva de sus amigos, pero agrega la noción de que el sufrimiento injusto entre los seres humanos es sólo aparentemente injusto en vista de que también se podría explicar cómo la pedagogía y la disciplina de Dios. Job representa, en las personalidades literarias alternadas, la postura de una devoción a Dios incondicional (Job 1:20–21; 2:10) y humillada (Job 40:4–5; 42:1–6) a pesar de todo el sufrimiento inocente; también representa la visión valiente de que el principio de la justicia divina retributiva de Dios se mantiene apartado de Dios como un juicio sobre las acciones de Dios (ver especialmente Job 31:29–37). Juntas, estas diversas posturas teológicas en el libro de Job dan testimonio no solamente sobre la naturaleza fundamentalmente diferente de la teología como producto de la experiencia vivida, sino también sobre las tensiones entre las perspectivas naturalmente concomitantes con la teología hecha de esta manera.

Bibliografía

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Rob Kugler


Kugler, R. (2014). Job, Libro de, temas adicionales en el. In J. D. Barry & L. Wentz (Eds.), Diccionario Bíblico Lexham. Bellingham, WA: Lexham Press.

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