jueves, 20 de junio de 2024

BIOÉTICA

LA BIOÉTICA

No hay ninguna área de la cultura que avance más rápido que la biotecnología y la técnica genética. Es tan serio que los gobiernos, cuando escriben las leyes, están rogando por pautas, direcciones y consejo para manejar estos asuntos explosivos. Por ejemplo, en al año 1977, el gobernador Ben Nelson de Nebraska, me pidió que sirviera en el comité de la tecnología de genética humana para el estado de Nebraska. Constituido para trabajar durante un año, se le encargó al comité la tarea de escribir un informe que estableciera pautas y recomendaciones en la compleja área de la tecnología de la genética humana. El gobierno federal, por ejemplo, está financiando el proyecto del genoma humano, que está haciendo un mapa de los filamentos de ADN para identificar cada gen humano y su función. Los resultados, que se esperan temprano en el tercer milenio, será información que la raza humana nunca ha poseído. Esto significa también un grado de control que la raza humana nunca ha tenido. ¿Qué haremos con esta información y este control?

Para ilustrar la importancia de pensar bíblicamente acerca de este asunto de la biotecnología, considere las siguientes situaciones y piense en cómo responder:

Supongamos que un matrimonio cristiano que usted conoce viene a pedirle consejo. Son infértiles y comparten con usted las opciones que su médico les ha ofrecido para resolver su problema. El médico dijo que la esposa podría ser inseminada artificialmente, usando el esperma de otro hombre. Nadie sabría. El doctor también ha compartido un proceso conocido como fertilización in vitro, en que varios de los óvulos de la esposa serían removidos de su cuerpo, y el esperma sería provisto por el marido. En una caja de Petri, los óvulos serían fertilizados por el esperma, y el mejor sería implantado en el vientre de la esposa.

Supongamos que otro matrimonio, también luchando con la infertilidad, busca su consejo acerca de contratar a una madre sustituta para llevar un bebé, que ha sido producido por medio de la inseminación artificial con el esperma del marido. Según el contrato, este bebé sería entregado al matrimonio cuando naciera.

Supongamos que un matrimonio cristiano desea tener un hijo, pero sabe que si tienen un niño varón, será hemofílico. Saben también que las técnicas de selección de género aseguran que hay 95% de probabilidad que pudieran tener una niña.

Supongamos que tiene amigos que son enanos. Les gustaría tener a hijos que fueran de altura normal, para evitar que sus hijos sufran el dolor que ellos han sufrido. Descubren un procedimiento en que un médico puede alterar los genes del feto en el útero, para asegurar que los hijos sean más altos.

Cada uno de estos escenarios o se está practicando o se podría practicar. El poder de la tecnología médica es maravilloso, pero produce miedo, porque la raza humana ahora es capaz de manipular y controlar áreas de la vida desconocidas por todas las generaciones previas. Dirección de la palabra de Dios hace mucha falta.

Enfoques modernos de la humanidad

Desde la época de la Ilustración en el siglo dieciocho, el enfoque occidental de la gente ha experimentado un cambio radical. Cada vez más, los pensadores han visto al ser humano más como una máquina que como la imagen de Dios. En cada uno de los siguientes individuos o movimientos, los hombres ya no son la corona de la creación; al contrario, los humanos son productos de fuerzas impersonales más allá del control humano. Los últimos 200 años no han sido buenos para los que ven a los humanos como únicos.20

Charles Darwin propuso la teoría de la evolución en sus libros, Origen de las especies (1859) y La descendencia del hombre (1872). Según la hipótesis de Darwin, los humanos somos meros productos de la misma fuerza de la selección natural que produjo todas las demás formas. No hay nada especial en los humanos según esta teoría.

Sigmund Freud postuló que toda conducta humana es motivada consciente o inconscientemente. En muchos casos estas fuerzas son increíblemente poderosas y profundas en la subconciencia. Toda la discusión acerca del pecado y la responsabilidad humana estaba cambiando.

Benjamín Watson y B. F. Skinner arguyeron que la conducta es todo lo que se pueda estudiar en los humanos, y que la conducta humana se puede explicar totalmente por la herencia o por el medio ambiente. El propósito o el control divino está fuera del asunto según los conductistas.

Hoy en día, los sociólogos e historiadores enfatizan las fuerzas sociales e históricas que informan y explican virtualmente toda la conducta social humana. Dios, la teología, y el pecado humano tienen poco o nada que hacer con la conducta humana según estas explicaciones.

Genetistas y fisiólogos enfatizan las causas genéticas y químicas de la conducta humana.

El resultado de estas perspectivas es minimizar toda responsabilidad humana y descubrir la explicación que cubre todo aspecto de conducta humana. El objetivo de cada una de estas disciplinas es encontrar una explicación comprensiva de las fuerzas —internas y externas— de la conducta humana. El corolario es que, una vez que se entiendan estas fuerzas, es posible controlar la conducta humana, ya sea para mejorarla o para eliminar los aspectos más dañinos a la raza humana.

Los desarrollos históricos que han producido una apertura a la manipulación humana

Otra vez, desde la Ilustración del siglo dieciocho, varios desarrollos históricos han producido una apertura en la civilización occidental hacia el control y manipulación de los seres humanos. Primero, hay un enfoque mecánico del hombre. Por ejemplo, con el transplante de órganos en la medicina, bancos de órganos donados, bancos de espermas, discusión acerca de usar órganos de cadáveres, etc., no es un paso lejano ver a los seres humanos como meras máquinas que, cuando un repuesto falla, se reemplaza con otro. Esto no es la intención de la medicina, pero el nivel de expectación es que debe haber un «repuesto» para mí. Lo que sigue naturalmente es ver al cuerpo humano como una máquina que puede seguir funcionando con el mantenimiento correcto y con los arreglos necesarios. Esto produce una apertura a la aceptación de la manipulación genética en la cultura.

Otro desarrollo es el aumento en el control humano sobre casi cada aspecto de la vida. Vivimos en edificios con el clima controlado, viajamos en vehículos con el clima controlado, podemos acceder a voluminosas cantidades de información mundial al hacer «clic» con el mouse de la computadora, podemos viajar a cualquier lugar del mundo en menos de un día, y vivir más tiempo que en cualquier época reciente de la historia del mundo. ¿Cuál es la razón? La tecnología. Ya que el ser humano depende de la tecnología, existe la expectación natural de que todos los problemas humanos pueden ser resueltos por la tecnología, incluyendo problemas de fertilidad, problemas de salud, y problemas emocionales.

El concepto del imperativo científico es otra causa de la apertura tecnológica moderna. Este concepto presupone que, ya que la tecnología ha hecho posible algún proceso, invento, o práctica, la civilización debe utilizarlo. El «logro» del científico se convierte en el «deber» de la civilización. Esta es una presuposición poderosa que es penetrante en la civilización occidental. Globalmente, el invento de armas o procedimientos mortales (aun algo tan impensable como armas químicas y biológicas) sigue aumentando desenfrenadamente hasta que alguien decida que estas armas se deben producir. La misma lógica está detrás de los procedimientos genéticos y los métodos de concepción. Una vez que se haya desarrollado el procedimiento, es casi imposible impedir que alguien en alguna parte lo utilice.

Otro desarrollo que produce esta apertura a la manipulación técnica es el énfasis moderno en el placer y en la reducción del dolor casi como imperativos morales. Piense, por ejemplo, en el típico dolor de cabeza de cada día. Casi todas las farmacias tienen docenas de medicamentos para el dolor de cabeza. El dolor y la incomodidad son inaceptables en nuestro estilo de vida, y nuestras expectativas son que «debe haber un medicamento para este malestar». Esta expectativa también se traspasa a la «buena vida» producida por las conveniencias modernas. Esperamos, casi exigimos, la facilidad, la comodidad, y el placer diario, en la forma de comida buena, entretención, y diversión. En las palabras de Francis Schaeffer, «la paz y la abundancia personal» son los motores de esta civilización.21 El resultado es una disposición abierta y una expectativa positiva acerca de la manipulación tecnológica de los seres humanos.

La doctrina del yo autónomo como meta final es lo que ha llevado a la civilización occidental a fomentar esta apertura tecnológica. Autónomo significa «ley para sí mismo». Con el enfoque actual de la ley y la práctica tan común de defender la conducta humana en términos de derechos y libertades (como el aborto, la eutanasia, y la homosexualidad), el individualismo ha aumentado a un nivel extremo. La civilización occidental ha aceptado la proposición de que el individuo es soberano en su pensamiento y conducta. Este enfoque se ejemplificó en el caso Casey en el año 1992, en que se dictó que «en el corazón de la libertad está el derecho de cada individuo a decidir por su propia cuenta el significado del universo».22 Los asuntos de control de manipulación de genes o de concepción están en las manos del individuo.

Tipos de manipulación humana

En los escenarios mencionados arriba en la introducción de este capítulo, se nombraron varios ejemplos de concepción y manipulación genética, a decir, la fertilización in vitro, la inseminación artificial, usando esperma de un donador, la maternidad sustituta, la selección de género, y cirugía genética in útero. Además, hay docenas de otros procedimientos que son posibles o que se están discutiendo:

La clonación —hay una variedad de métodos que se usan en la investigación con animales, pero la idea principal es remover la materia ADN del núcleo de la célula de un animal (por ejemplo, una oveja), y poner esa materia en el núcleo de la célula de otro animal (otra oveja), produciendo virtualmente una reduplicación del original. Tecnológicamente, este procedimiento se puede hacer con seres humanos, pero el estigma social en contra de tal procedimiento todavía es muy fuerte. Es probable que gradualmente llegue a ser más aceptado.

El transplante de órganos humanos/animales —durante décadas, la medicina ha usado órganos animales para curar la enfermedad humana. Las venas de vacas han sido entretejidas en los brazos de humanos que necesitan diálisis para enfermedades de los riñones. Las válvulas del corazón de cerdos han sido utilizadas para arreglar los corazones humanos. En los últimos años, los doctores de Loma Linda Medical Center en California han reemplazado el corazón de un niño con el corazón de un mandril. Los hígados de animales se han usado en los cuerpos de niños. La discusión sigue acerca del uso de otros órganos para tratar otras enfermedades en niños.

Una variación del tema de la fertilización in vitro —En la primavera de 1998, el diario USA Today (14 de mayo) informó de dos parejas que estaban peleando por un óvulo fertilizado. Cada pareja, ahora separada, había procesado y congelado embriones de cuatro a ocho células anteriormente. En un caso, la esposa deseaba que el embrión fuera implantado en su vientre, y en el otro caso, la esposa deseaba que fueran destruidos los embriones. En los dos casos, los maridos estaban peleando en contra de los deseos de sus esposas en la corte.

El asunto de los embriones congelados, ha medida que aumenta su práctica, llega a ser más y más complejo, tanto en el aspecto ético como legal. El Reino Unido tiene una ley que prohíbe guardar los embriones congelados más de cinco años. En el año 1997, más de 3.000 embriones congelados estaban cerca de cumplir los cinco años, y enfrentaban la destrucción. El Vaticano condenó la destrucción inminente; parejas y organizaciones de todo el mundo ofrecieron «adoptar» los embriones. Pero fueron destruidos. Nuestras leyes no saben cómo manejar este tipo de situación.

En Australia, una pareja había previamente congelado varios embriones producidos por la fertilización in vitro, pero la pareja murió trágicamente en un accidente automovilístico. Las autoridades legales estaban tratando de determinar si los embriones podrían legalmente heredar las posesiones de sus padres. De nuevo, no hay parámetros legales.

Supongamos que el proyecto del genoma humano tiene éxito en hacer «mapas» genéticos y en descubrir la función de cada gen humano y su relación con todas las enfermedades humanas. Supongamos también que una experimentación genética completa ocurre, y hay información genética disponible acerca de cada ciudadano. ¿Las compañías de seguros rehusarán asegurar a las personas que, según las pruebas genéticas tienen genes fallados, llamándolo una «condición preexistente»?

Aunque parecen extraños y en algunos casos extremos, estos escenarios representan unos ejemplos de la confusión legal, médica, y ética causada por la tecnología de la concepción y de la genética. No solamente tenemos una crisis de autoridad moral, porque no tenemos absolutos para considerar estos asuntos, sino que tampoco las leyes y las compañías de seguro han podido mantenerse al día con la medicina. Hay una tremenda necesidad para algunas pautas.

Principios que orientan las prácticas de concepción y genética

Lo que sigue es una lista de principios que deben ser considerados acerca de la genética y de la manipulación de la concepción. Probablemente no sea una lista completa. La meta es ofrecer algo de dirección, arraigada en o sugerida en, la Palabra de Dios. Estos principios no proveen todas las respuestas para las preguntas planteadas en este capítulo, tampoco pretenden insinuar que todos los procedimientos acerca de la concepción y la genética deban detenerse o ser prohibidos. Más bien, deben servir para guiar a los cristianos a tomar decisiones sabias en estas áreas de la vida moderna que son tan dolorosamente difíciles.

1. Como planteamos en los capítulos anteriores, los seres humanos son creados a la imagen de Dios. Esto hace que los humanos tengan más valor que cualquier otra criatura de Dios. Podemos estipular que los humanos siempre tienen más valor (intrínsicamente) que todas las demás cosas creadas. Hay una distinción esencial, ordenada en la creación, entre el hombre y las otras cosas creadas (tanto con vida, como sin vida). Estas pautas son establecidas en Génesis 1 y 2.

2. Las preguntas y las prácticas de la concepción y de la genética caen bajo la responsabilidad de mayordomía del ser humano. En Génesis 1:26ss., Dios crea a los humanos —hombre y mujer— a su imagen, y les da una responsabilidad: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.» (1:28). El versículo 29 extiende este dominio a las plantas, los árboles y las semillas. Aunque ha sido teñido por el pecado humano, este rol de dominio se repitió para Noé en Génesis 9:1, 2. Ya que Dios es soberano y los seres humanos tienen el dominio, una consecuencia necesaria es que el hombre tiene que rendir cuentas a Dios. Esta rendición de cuentas tiene implicaciones muy importantes en las áreas de la concepción y la manipulación genética. Estas tecnologías dan a los humanos un poder jamás visto en la historia. Ya que los hombres están corruptos por el pecado, es difícil ser muy optimista acerca del uso de las tecnologías genéticas. Lo que tiene que quedar muy claro en nuestras mentes cuando hablamos de esta tecnología es que Dios es soberano, ¡y nosotros somos mayordomos!

3. La pregunta acerca de estas tecnologías probablemente no es si se van a usar, sino cómo, cuándo, y a qué costo se van a usar. Por ejemplo, la fertilización in vitro involucra embriones múltiples producidos en una caja de Petri. Uno o dos embriones se implantan en el vientre de la mujer. Los demás embriones son destruidos o congelados. Si la vida comienza en el momento de la concepción (como sugiere la Biblia), entonces la destrucción de los embriones es la destrucción de vida. La selección del género de los niños, que ahora es posible, podría seriamente desajustar el equilibrio de géneros de cualquier civilización. Dar permiso a los padres para ejercer este tipo de control parece poco sabio, incluso imprudente. Los desafíos de la clonación humana son tan inmensos que no parece sabio solamente usar precaución; parece más sabio prohibirla totalmente. En el caso de muchas de estas tecnologías, simplemente no sabemos cuáles serán los efectos del uso generalizado.

4. Como establecimos en el capítulo anterior, la vida humana misma tiene más valor que la calidad de vida humana. Con la perspectiva bíblica, muchas de estas tecnologías se acercan a la ética de la calidad de vida. Considere el ejemplo de la pareja de enanos en el comienzo del capítulo. Éxodo 4:11 tiene la respuesta de Dios para el reclamo de Moisés que no era elocuente: «¿Quién ha hecho la boca del hombre? ¿O quién hace al hombre mudo o sordo, con vista o ciego? ¿No soy yo, el Señor?» (BDLA) La soberanía de Dios se extiende a los enanos. El hecho de que Dios los haya hecho a su imagen les da valor, no la altura, la vista, ni el oído. Se puede hacer la misma pregunta acerca de controlar el color de los ojos, del pelo, o del género de un bebé que está todavía en el útero. ¿Con qué terminarán tales prácticas que parecen inocentes al principio? ¿Qué podrán hacer los impíos con tanto poder y tanto control?

5. Desde la perspectiva de Dios, la preocupación por la mejoría del «hombre interior» es siempre más importante que la preocupación por la mejoría del «hombre exterior». Por causa de la muerte y su inminente suceso, ningún procedimiento o práctica la puede prevenir. Posiblemente por eso las Escrituras den tanta atención a los asuntos como el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22, 23) y las ocho cualidades llamadas las Bienaventuranzas (Mateo 5:1–16). En la perspectiva de la Biblia, estos son más importantes que el uso de ciertas tecnologías que pretenden acercar al hombre a la perfección física. Carl Henry arguyó que hay base bíblica clara para los procedimientos que restauran al hombre; pero no hay base bíblica clara para la manipulación hacia la perfección, una pauta perspicaz para tomar decisiones acerca de algunas de las tecnologías mencionadas en este capítulo.23

6. Cuando alguien analiza la creación de Dios, se da cuenta de que un aspecto clave de la obra creativa de Dios era hacer que muchas cosas fueran impredecibles, variadas, diversas, y únicas. Algunas de las técnicas genéticas parecen, por lo menos potencialmente, violar sus valores. El control sobre la selección del género y sobre otras características humanas podría producir una «igualdad» que Dios no quiso. ¿El hombre sabrá usar sabiamente el tipo de poder que traen estos procedimientos? Tomando en cuenta la realidad del pecado, es difícil contestar que sí. La precaución, una precaución metódica, meticulosa, es necesaria para caminar por el campo de minas de la genética. Es por eso que la posición bíblica y prudente es que, si un procedimiento probablemente violará eventualmente las pautas bíblicas, es mejor seguir con el procedimiento en forma selectiva, o quizás no seguir de ninguna manera.

7. Finalmente, esta civilización debe examinar críticamente el imperativo científico. El simple hecho de que la sociedad tiene la capacidad de realizar un procedimiento médico, conceptivo, o genético ¡no significa que sea necesario hacerlo! Especialmente en el área de la genética, «podemos» no significa «debemos». El potencial de ejercer control, y su obvio abuso, exige un cuestionamiento de este imperativo. Posiblemente con algunos de estos procedimientos, sería mejor evitarlos totalmente.24

Este capítulo ha presentado asuntos cargados con complejidad e incertidumbre. Simplemente no sabemos en qué terminará todo esto. Por lo tanto, es urgente buscar orientación de la Palabra de Dios para analizarlos.


Gerald Nyenhuis and James P. Eckman, Ética Cristiana (Miami, FL: Editorial Unilit, 2002), 237–249.


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ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
http://adonayrojasortiz.blogspot.com


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