Iglesia Pentecostal Unida Latinoamericana Baltimore, MD. Viernes 6 de Septiembre de 2019
¡MÉTASE EN DIOS!
David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues el alma de todo el pueblo estaba llena de amargura, cada uno por sus hijos y por sus hijas. Pero David halló fortaleza en Jehová, su Dios. (1 Samuel 30:6).
Torre fuerte es el nombre de Jehová…
La situación para David no era nada fácil, tenía motivos para angustiarse, la multitud ya pensaba en matarle. Algo similar le pasó a Moisés en el desierto, el pueblo intentó lapidarlo. A veces las cosas se tornan así, parece que ya no hay por donde, se encuentra uno entre la espada y la pared. ¿Con qué nos escudamos? ¿Dónde nos escondemos? ¿Cómo nos defendemos? No sirven ahí nuestras habilidades, los conocimientos, los títulos obtenidos, nada material, lo secular nos llevaría a la catástrofe en estos momentos. Moisés se postró rostro en tierra, no se defendió a sí mismo, y David se fortaleció, cobró ánimo, en el Señor su Dios. ¡Qué tremenda lección la de estos dos hombres! Ellos conocieron el mejor escudo, el escondite perfecto, la defensa infranqueable, el socorro oportuno. Siempre hay tiempo para una oración más.
¡Que el Señor Jesucristo nos regale a todos un hermoso día hoy!
Gracia y Paz
Adonay Rojas Ortiz
Pastor
7869853401
8301 Liberty Rd,
Windsor Mill, MD 21244
Miércoles 7 PM
Domingos 8 AM
https://www.facebook.com/pentecostalesdebaltimore/
pentecostalesdebaltimore@gmail.com
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¡MÉTASE EN DIOS!
David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues el alma de todo el pueblo estaba llena de amargura, cada uno por sus hijos y por sus hijas. Pero David halló fortaleza en Jehová, su Dios. (1 Samuel 30:6).
Torre fuerte es el nombre de Jehová…
La situación para David no era nada fácil, tenía motivos para angustiarse, la multitud ya pensaba en matarle. Algo similar le pasó a Moisés en el desierto, el pueblo intentó lapidarlo. A veces las cosas se tornan así, parece que ya no hay por donde, se encuentra uno entre la espada y la pared. ¿Con qué nos escudamos? ¿Dónde nos escondemos? ¿Cómo nos defendemos? No sirven ahí nuestras habilidades, los conocimientos, los títulos obtenidos, nada material, lo secular nos llevaría a la catástrofe en estos momentos. Moisés se postró rostro en tierra, no se defendió a sí mismo, y David se fortaleció, cobró ánimo, en el Señor su Dios. ¡Qué tremenda lección la de estos dos hombres! Ellos conocieron el mejor escudo, el escondite perfecto, la defensa infranqueable, el socorro oportuno. Siempre hay tiempo para una oración más.
¡Que el Señor Jesucristo nos regale a todos un hermoso día hoy!
Gracia y Paz
Adonay Rojas Ortiz
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