La información que tenemos sobre los detalles de las ceremonias nupciales judías (que no es lo mismo que las leyes del contrato matrimonial) en el primer siglo es bastante incompleta. Podemos asumir que durante un período las costumbres no podían cambiar tanto, usar las otras referencias a este tipo de acontecimientos. Sabemos que la boda estaba precedida por los desposorios, que era algo mucho más serio que cuando en la actualidad nos referimos a "estar comprometido". Suponía un juramento que la pareja se hacía, y para romperlo, se tenían que hacer trámites de divorcio. La boda era el clímax del período de los desposorios, en miércoles si la novia era virgen, y en jueves si era viuda (Ket. 1:1). El novio y sus amigos iban en procesión a la casa de la novia, normalmente por la noche, porque así la comitiva, con sus antorchas luminosas, resultaba más espectacular. Luego, recibían un sinfín de discursos, consejos, y deseos de bendición antes de dirigirse juntos a casa del novio, donde tendría lugar el banquete de boda. Suponemos que había una ceremonia religiosa, pero no poseemos ningún detalle al respecto. Las procesiones y la fiesta son los únicos elementos de los que tenemos información. La fiesta era bastante larga; incluso podía durar una semana (cf. Jue. 14:12).
Morris, L. (2005). El evangelio según Juan, vols. 1 y 2. (N. A. Ozuna, A. F. Ortiz, & D. G. Bataller, Eds., D. G. Bataller, Trans.) (Vol. 1, p. 216). Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE.
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