jueves, 4 de febrero de 2016

JESUCRISTO, LA IMAGEN DE DIOS

JESUCRISTO, LA IMAGEN DE DIOS

2Cr 6:18 Mas ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que he edificado?

Aquel a quien el universo no puede contener es más grande que el universo. Todo lo demás está contenido en él. Dios desborda todos los límites.

Hch 17:28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos

La inmensidad del Creador imposibilita a sus criaturas el poder verlo en su plenitud. Toda referencia en la Biblia en la que se afirma que alguien vio a Dios, debe entenderse como una visión parcial de Dios, ya que nunca ha habido un momento en la historia del cielo y de la Tierra, cuando ya sea un ángel u hombre, haya visto plena y completamente a Dios.

Sabemos que los ángeles son seres creados por Dios antes que el hombre y con una naturaleza espiritual que les permite morar en el cielo. Pero, a pesar de esto, la Biblia dice que el hombre fue hecho "un poco menor que los ángeles" (He.2.7). Esto significa que ni siquiera el ángel más grande y poderoso puede ver a Dios en toda la plenitud de su Ser.

Jn 1:18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Nadie de su propia cuenta, sea en el cielo o en la tierra ha visto o verá a Dios plenamente. Siempre que una criatura ha podido ver algo de Dios, lo ha hecho por la iniciativa divina y sólo, lo que Dios ha permitido ver de sí mismo.

Entonces, antes de crear cualquier cosa, Dios decidió usar una manifestación de su ser para vincularse con sus criaturas angelicales. Una Imagen visible a estos seres espirituales por la que podrían tener contacto, o relacionarse con Aquel que es el objeto de su adoración, sujeción y reverencia.

Esta Imagen sin embargo, no constituye una nueva personalidad, o voluntad; sino que es, por decirlo así, una proyección visible de la invisible sustancia divina. Era "el rostro de Dios"; Isaías lo llama "el ángel de su faz" (Isa 63:9 En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó…); En

Ezequiel es "la semejanza de la gloria de Jehová" (Eze 1:26-28 Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él… Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová…); era "la apariencia de Jehová" que Moisés veía cuando hablaba con él "cara a cara" (Núm 12:8 Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová.); Juan prefiere llamarlo "El Verbo" (Jua 1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.)

Siendo la imagen visible del Dios invisible, "el Verbo era con Dios" al mismo tiempo que "era Dios". Cuando alguien se pone frente al espejo, proyecta su imagen en él. Esa imagen no es otro ser distinto a él, pero está con él. Es el reflejo de su ser; la imagen de su sustancia. El Verbo es la plenitud de Dios emitida en una imagen; Dios mismo. Necesariamente la Imagen de Dios es de naturaleza divina pero sin constituir otra deidad. Dios hizo, hace y hará todo en y por medio de esta Imagen; el Verbo.

Cuando Isaías lo vio en el templo, los ángeles que volaban sobre su trono lo llamaban "Jehová de los ejércitos" e Isaías lo reconoció: "han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos". Luego, muchos años más tarde, hay un hombre en la Tierra llamado Jesús, a quien el evangelista Juan identifica como aquel a quien vio Isaías:

Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos.

Jua 12:37 Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él;

Jua 12:38 para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo:

Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?

¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?

Jua 12:39 Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías:

Jua 12:40 Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane.

Jua 12:41.

Isaías dijo esto cuando vio su gloria , y habló acerca de él

Jua 12:42 Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.

Jua 12:43 Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.

Sin discusión alguna, en este pasaje Juan está afirmando que ese mismo Jesús, en quien los judíos no podían creer, es ese mismo Jehová a quién vio Isaías en el momento de su llamamiento. Juan dice: "Isaías dijo esto cuando vio su gloria."

Es decir, que esa enigmática figura que en el A.T. es denominada "la semejanza de la gloria de Jehová"; o "la apariencia de Jehová"; la misma que vio Isaías, Jehová de los ejércitos; la misma a quien Juan llama "el Verbo", Verbo que en el principio "era con Dios" y "era Dios"; ahora está en la Tierra en carne y hueso y se llama Jesús.

Jesús, el Verbo, es aquella imagen del Dios invisible que fue creada antes que cualquier cosa y por medio de quien Dios creó y sustenta todas las cosas.

Jua 1:2,3 Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

Col 1:15-17 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten

Heb 1:1-3 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas

las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas

Apo 3:14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto:

Antes de crear cualquier cosa, Dios creó su propia imagen; al ser la imagen de la sustancia de Dios, esta imagen es de naturaleza divina sin ser otra deidad o personalidad dentro de la deidad. Por medio de esta imagen Dios creó y sustenta todas las cosas. Esta imagen que estaba en el cielo era inmaterial, aunque visible a los seres angélicos y en ocasiones a algunos hombres de la antigüedad por medio de algún tipo de visión especial y según ellos, tenía forma o semejanza humana. En otras ocasiones se presentó sobre la Tierra en forma de ángel o varón y fue identificado como el ángel de Jehová. Dios mismo.

Sin embargo, llegó el momento en que la imagen de Dios, el ángel de Jehová, el Creador, el Verbo, según el designio divino debía venir a la Tierra; pero no como visión o teofanía sino él mismo presente en carne, como humano. "Aquel Verbo fue hecho carne" (Jn.1.14); "Dios fue manifestado en carne" (1 Tim.3.16).

Cuando la Biblia dice que "Dios fue manifestado en carne" debemos entenderlo como que la imagen de Dios, aquella forma inmaterial que fue creada antes de todas las cosas y que era poseedora de toda la plenitud divina, y por medio de la cual Dios creó todo, fue hecha carne; es decir, se materializó. O para decirlo con las palabras de Juan, "aquel Verbo fue hecho carne". Esto implica que desde el momento que nuestro Señor Jesucristo fue engendrado, aquella imagen inmaterial dejó su lugar en el cielo para venir materialmente a habitar en la Tierra. De esta forma ya no es solamente el primogénito sino ahora también el unigénito. El Hijo de Dios. En quien "habita corporalmente toda la plenitud de la deidad" (Col.2.8,9). Dios manifestado en carne.

En la Biblia, cuando algún ser viene a la existencia por creación directa de Dios, recibe el título de hijo de Dios; es el caso de los ángeles (Job

38:7) y de Adán (Lc.3:38). Cuando se aplica a Cristo, el título "Primogénito" significa "el primero de la creación" y es usado en concordancia a la cronología del acto creativo en relación con el resto de las criaturas.

Antes de la creación, Dios primero creó al primogénito; su imagen; el Verbo y por medio del primogénito creó el universo. Es decir, que en relación con los llamados hijos de Dios por creación directa, Cristo es el Primogénito, quien no sólo fue creado antes que ellos sino que también es su Creador.

Antes de ser el Hijo de Dios Cristo ya era el Primogénito; pero luego de su nacimiento en Belén Cristo también es el Unigénito; esto es, "el único engendrado por Dios". A diferencia del término "Primogénito", que se usa en relación con el modo y tiempo de su creación, el título de "Unigénito" se usa en relación al modo de su nacimiento. Cristo es el único nacido que fue engendrado por Dios.

El Señor Jesucristo tuvo preexistencia antes de nacer como el hijo de María, pero no como el Hijo de Dios, sino como el primogénito de toda creación, depositario de la plenitud divina; el Verbo; la Imagen de Dios. Pero siendo manifestado en carne y habiendo habitado entre nosotros como el Unigénito Hijo de Dios, regresó al cielo, pero ahora con una nueva naturaleza, la humana. El primogénito, aquel que desde el principio es poseedor de la naturaleza divina, regresó al cielo, y hoy también es "el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre" (Jn.1.18); "Jesucristo hombre" (1 Tim.2.5), nuestro mediador ante el Padre. El término "Primogénito" llama la atención a su deidad mientras que el término "Unigénito" pone de relieve su humanidad.

Antes de nacer de María, Jesucristo:

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Era Dios Juan 1:1

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Era el primogénito de toda creación Colosenses 1:15

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Era El principio de la creación de Dios Apocalipsis 3:14

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Era antes de todas las cosas Colosenses 1:17

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Era la imagen del Dios invisible Colosenses 1:15

· Era en forma de Dios e igual a Dios Filipenses 2:5,6

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Era con Dios y era Dios Juan 1:1,2

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Tuvo gloria con el Padre Juan 17:5

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Hizo los cielos y la Tierra Juan 1:3; Hebreos 1:10

Durante los días de su carne aquí en la Tierra, Jesucristo:

* Era Dios Juan 20:28

* Era un hombre Juan 8:40

* Era el Hijo de Dios Lucas 1:35

* Era inferior al Padre Juan 14:28

* Era subordinado al Padre Juan 5:30

· Tenía una voluntad humana Juan 6:38

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No conocía el día de su venida Marcos 13:32

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Era nuestro salvador

Después de su ascensión al cielo, Jesucristo: Lucas 2:11

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Es Dios Romanos 9:5

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Es un hombre 1 Timoteo 2:5

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Es el Hijo de Dios Hebreos 4:14

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Tiene un cuerpo glorificado Filipenses 3:21

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Posee corporalmente toda la plenitud de la Deidad Colosenses 2:9

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Está a la diestra de Dios Romanos 8:34

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Está esperando el sometimiento de sus enemigos Hebreos 10:12,13

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Intercede por nosotros Romanos 8:34

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Es nuestro Sumo Sacerdote Hebreos 4:14

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Es nuestro mediador 1Timoteo 2:5

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Dios es su cabeza (subordinación) 1 Corintios 11:13

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Es el Señor 1 Corintios 8:6

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Es el Espíritu

En un tiempo futuro, Jesucristo: 2 Corintios 3:17

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Regresará así como se fue Hechos 1:11

· Será el juez de todos 2 Timoteo 4:1

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Someterá a sus enemigos 1 Corintios 15:25

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Entregará el reino al Dios y Padre 1 Corintios 15:24

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Se sujetará al que le sujetó todas las cosas 1 Corintios 15:28

Dios manifestado en carne es el Hijo de Dios. La implicación necesaria es que el Hijo de Dios no existía como tal antes de esta manifestación y por tanto, el título "el Hijo de Dios" solo puede hacer referencia a esa persona cuyo ser está constituido por una naturaleza Teo-antrópica en que lo humano y lo divino convergen de manera extraordinaria en un individuo único e irrepetible: Jesucristo.

El Hijo de Dios hoy no tiene un cuerpo de carne; el cuerpo físico de esta manifestación divina fue transformado en un cuerpo de gloria (Fil.3:21). Él estará en el cielo "hasta el tiempo de la restauración de todas las cosas" (Hch.321). Luego volverá para cumplir con la última fase de su ministerio como el Hijo de Dios, cuyo acto final será la destrucción de la muerte (1 Co.15:25,26). Luego, el fin. Así como el Hijo de Dios tuvo un principio, tendrá también un final. Así como un día recibió toda potestad, llegará el momento en que la entregará al Dios y Padre y "entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos." (1Co.15:28).

Esto significa que la manifestación de Dios en carne, el Hijo de Dios; ese ser especial en que lo divino y lo humano concurrieron; Aquel que apareció "para deshacer las obras del diablo" (1 Jn.3:8); un día desaparecerá de la escena. Todo el propósito de su aparición se resume en esta frase de Juan: "deshacer las obras del diablo". Una vez cumplido ese propósito ya no es necesaria su permanencia. Una vez terminado el ministerio del Hijo de Dios, su constituyente humano se diluirá en la divinidad; el Hijo de Dios habrá desaparecido y entonces, nuevamente solo será Dios "todo en todos."

Como en el principio, todo lo que se verá de Dios será su Imagen; aquella misma que siendo Dios y estando en el principio con Dios en forma inmaterial, puso su tabernáculo en la Tierra y vino y habitó con nosotros hecha carne; aquella misma que en la carne fue glorificada y está ahora

en el cielo como nuestro mediador, abogado y sumo sacerdote; como nuestro único Dios y Señor, esperando hasta que todos sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.

Elio Gómez Chaverra

Pastor IPUC La Mesa de los Santos

Piedecuesta, Santander, Colombia

06/06/15

Bendiciones.

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