martes, 16 de febrero de 2016

astrología

Dijo luego Dios: «Haya lumbreras en el firmamento de los cielos para separar el día de la noche, que sirvan de señales para las estaciones, los días y los años, y sean por lumbreras en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra». Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para que señoreara en el día, y la lumbrera menor para que señoreara en la noche; e hizo también las estrellas. Las puso Dios en el firmamento de los cielos para alumbrar sobre la tierra, señorear en el día y en la noche y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana del cuarto día. 

Reina Valera Revisada (1995). (1998). (Ge 1:14–19). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


La astrología es impotente

El cuarto día planteó para los oyentes y lectores antiguos una verdadera y novedosa polémica, ya que quitarle a los astros su poder divino, y por ende su capacidad amenazante, era realmente revolucionario. Como la mayorfa de las concepciones antiguas, la astronomía babilónica dictaba que el destino humano se relacionaba con la conducta de las estrellas. Génesis, en cambio, viene a plantear una alternativa teocéntrica y no astrocéntrica. Dicha alternativa tiene profundas consecuencias en nuestros días para el ser latinoamericano que vive esclavizado por la astrología El cuarto día desafía frontalmente al horóscopo, que tiene aprisionado a tantos que han depositado su confianza en él. El texto niega toda influencia astral sobre el destino del ser humano. El señorío que tienen los astros les ha sido dado por Dios para que arrojen luz, y no son poderes sobrenaturales que puedan determinar el curso de una vida El cuarto día es un llamado a la liberación de toda influencia astrológica, y una invitación a aceptar la alternativa teocéntrica como brújula para guiar nuestro caminar. 

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ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor IPUC
http://adonayrojasortiz.blogspot.com

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